El expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León insistió en que la transformación de la que se habla actualmente es de convertir la democracia en tiranía, la cual no se debe permitir, y acusó que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido una conducta autoritaria.
En entrevista a Ciro Gómez Leyva para Radio Fórmula, Zedillo reafirmó lo que dijo sobre la reforma judicial en una conferencia que dio a la Asociación Internacional de Abogados el pasado fin de semana. Así, comentó que la transformación planteada es el tránsito a una tiranía.
“Nadie está satisfecho con la condición de México, pero no debiéramos permitir que nuestra república se siga debilitando; no podemos permitir una transformación de la democracia a la tiranía, porque esa es la transformación de la que están hablando”, afirmó, tajante, el exmandatario.
Reivindicó la independencia del Poder Judicial, al que, dijo, “se le deja actuar; no se le intimida, no se le insulta, no se le amenaza”. Justamente ese actuar fue la que molestó al actual mandatario, quien decidió tomar revancha.
En ese sentido, Zedillo añadió sobre el régimen que se está construyendo en México: “Con una fachada de democracia, el Ejecutivo y el Legislativo van a controlar quiénes aplican la justicia en nuestro país. Eso, simplemente, cuando usted tiene un partido oficial (en lo que se ha convertido este partido) y que puede, además, manejar el Poder Judicial, se llama, en términos simples, tiranía. Y si usted tiene tiranía, entonces no tiene democracia”.
Consideró que con la reciente reforma “se han sentado bases para que México se convierta en una tiranía. Es un riesgo, pero es el riesgo que existe hoy en día con altísima probabilidad, y no podemos depender como nación, como ciudadanos, de la buena fe: de que nos digan ‘no, no se preocupen’”.
Preguntó qué es lo que propone la reforma en temas como la capacidad del Estado para investigar delitos, para mejorar el funcionamiento del Ministerio Público, para combatir la impunidad de los criminales o para derrotar al crimen organizado. A ello Gómez Leyva comentó que su colaborador y también de Claudia Sheinbaum, Arturo Zaldívar, acababa de anunciar que se presentarán iniciativas de reformas profundas a las fiscalías y a las defensorías.
Entonces Zedillo respondió: “Ese señor no me merece ningún respeto. Ese señor le faltó al respeto a la Corte y se comportó de la manera más indigna cuando era presidente y ministro de la Corte. Así que qué bueno que esté pensando en eso, porque seguramente es uno de los instigadores de este ataque al Poder Judicial”.
Ante ese panorama, Zedillo destacó dos espacios de resistencia: primero, “una ciudadanía que en su absoluta mayoría quiere vivir en una democracia, en una democracia donde prevalezca el Estado de derecho”. Segundo, los comunicadores: “Tenemos gente como usted, como muchos intelectuales, como muchos periodistas libres, que no se han quedado callados”.
El presidente de 1994 a 2000 se refirió a la respuesta que López Obrador ha dado a los críticos y al uso de su conferencia de prensa: “Han tenido calumnias, han tenido insultos, han tenido amenazas. El señor ha utilizado esa tribuna, facilitada por ciertos medios de comunicación masiva y su coro de personas que acuden allí a hacerle preguntas de conveniencia. ¿Para qué la utiliza? Para intimidar, para amenazar, para insultar, y ha hecho algo que no se ve en ningún país: que tenga una pantalla y que proyecte su foto o la de otras personas, las señale como enemigos públicos. ¿Qué conducta es esa en una democracia? Es una garantía individual fundamental. A mí puede no gustarme lo que diga el señor Ciro Gómez Leyva, pero como presidente y como parte del poder público y como ciudadano tengo que respetar lo que diga el señor Ciro Gómez Leyva”.
A ese proceder del tabasqueño, Zedillo lo calificó de “conducta autoritaria”, y agregó que la democracia tiene regla y formas, entre estas que el servidor público debe dar ejemplo a la ciudadanía. Así, “cuando el funcionario o el dirigente empieza a referirse con insultos a la gente que no está de acuerdo con él, y los clasifica como enemigos de la patria, eso no es una conducta digna de un presidente como el de nuestro país”.
Cuestionado sobre su intervención reciente en la vida pública, Zedillo contestó: “Antes de tomar la Presidencia tomé una decisión de no intervenir en la política de mi país. La manera más digna y respetuosa hacia la república era abstenerme, bajo cualquier circunstancia, de alzar la voz, de opinar sobre asuntos políticos de México o sobre políticas públicas (…) Pero cuando veo que la república está en riesgo, no puedo quedarme callado: no puedo ser cobarde”.
