El mensaje del gobierno mexicano al INE es clarísimo: acaba de apoyar en la OEA a la dictadura de Nicolás Maduro en su captura total del Consejo Nacional Electoral, en el cual el sátrapa designó a puros esbirros suyos como consejeros.
México se negó a condenar a la dictadura por la “la ilegal designación por parte del gobierno de Maduro de los miembros del Consejo Nacional Electoral y de las directivas de los partidos políticos Primero Justicia y Acción Democrática”.
La autollamada 4T encabezó el apoyo de siete naciones a Maduro junto con Argentina y países pequeños a los que éste les regala 400 mil barriles de crudo diarios: Guyana, Suriman, Trinidad y Tobago, Belice y Granada.
El apoyo del actual gobierno mexicano al dictador venezolano es constante: el 10 de enero pasado, también votó a su favor en la resolución que lo condenaba por el uso de la fuerza militar contra de la Asamblea Nacional para impedir el ingreso de los opositores.
Este acompañamiento de la administración mexicana, a la captura del órgano electoral en Venezuela, se produce en momentos en que, aquí, el presidente anunció que él será el guardián de las elecciones de 2021 entre su partido y la oposición.
Es un aviso contundente del gobierno mexicano (nada más y nada menos que en la máxima organización diplomática de la región) de que considera correcto que sean los gobiernos (y no la sociedad civil) los que designen a los miembros del órgano electoral.
El apoyo a Maduro en su lucha contra la autoridad electoral coincide, además, con la cruzada del presidente de México
para reducir las prerrogativas de los partidos políticos y del presupuesto del INE, previo a las elecciones de 2021.
Así que en cuestiones de legalidad electoral, la autollamada 4T se pone en contra de la claridad democrática de la Unión Europea, Estados Unidos, el Grupo de Contacto Internacional y el Grupo de Lima; y a favor del totalitarismo de la dictadura venezolana.
Eso es lo que apoya el gobierno de México en su aliado Maduro: el arrebato de las funciones del Parlamento y la designación de testaferros en la autoridad electoral para convocar elecciones fraudulentas. Es muy grave y es muy impertinente, eh.
Lo que está advirtiendo, claramente, es que el día de mañana México no estará de acuerdo en que se le cuestione en instancias internacionales si arrebata las funciones del Congreso y designa testaferros en el INE para convocar a elecciones controladas.
Y no deja de ser indecente no condenar la decisión de Maduro de rechazar la labor de organismos independientes que garanticen elecciones justas, libres y transparentes.
Porque es poner el parche antes de que salga el grano.