En febrero, la aprobación del presidente era de 21% y la desaprobación de 69%, que implica una caída de cinco puntos en relación con la encuesta de noviembre pasado cuando llegó a 26%, según Consulta Mitofsky (El Economista 02.03.18)
La aprobación del presidente alcanza su nivel más bajo con 17% y el más alto rechazo con 77% en febrero del 2017. En ese mismo año, en la encuesta de mayo, sube a 19%, en la de agosto a 22% y en la de noviembre a 26 por ciento. En febrero del 2018 termina el periodo de recuperación.
Hay seis atributos personales que miden la misma encuesta que explican la caída en la valoración del presidente de un año a otro por parte de la ciudadanía.
El 10.4% de los encuestados decían, en febrero del 2017, que el presidente tenía buena relación con los partidos políticos de la oposición, pero en febrero del 2018 dice lo mismo 7.4 por ciento. Cae tres puntos. Se percibe que el presidente se parcializa.
En febrero del 2017, 8.4% de los encuestados decían que el presidente tenía liderazgo para dirigir el país, pero un año después piensa lo mismo sólo 6.0 por ciento. Cae 2.4 puntos. Se percibe que el presidente pierde liderazgo.
El 7.1% de los encuestados reconocía, en febrero del 2017, la honradez del presidente, pero en febrero del 2018 sólo 4.9 por ciento. Cae 2.2 puntos. Se percibe al presidente como menos honrado que en meses atrás.
En febrero del 2017, 8.0% de los encuestados decía que el presidente mantenía cercanía con la gente, pero un año después piensa lo mismo sólo 6.1 por ciento. Cae 1.9 puntos. Se percibe al presidente como más alejado de la gente.
El 6.9% de los encuestados reconocía, en febrero del 2017, que el presidente tenía capacidad para resolver problemas, pero en febrero del 2018 sólo 5.0 por ciento. Cae 1.9 puntos. Se percibe que el presidente pierde capacidad para resolver los problemas que tiene el país.
En febrero del 2017, 6.9% de los encuestados decía que el presidente estaba preocupado por los pobres, pero un año después piensa lo mismo sólo 5.7 por ciento. Cae 1.2 puntos. Se percibe al presidente como menos interesado en los pobres.
El bajo nivel de aceptación que tiene el presidente, que empieza a caer de manera sostenida, con algunas recuperaciones menores, a partir de agosto del 2014, expresa el juicio que la ciudadanía tiene de él y su mandato.
Habrá que ver los resultados de las encuestas del próximo mayo, agosto y noviembre. En las dos últimas ya habrá presidente electo. Por ahora no se ve nada que pueda modificar los actuales niveles de su aprobación.
La percepción ciudadana de la gestión del presidente Peña Nieto afecta, ahí están las encuestas, de manera clara al candidato de su partido en la contienda por la presidencia. Lo quiera o no es un dato que deben considerar él y su equipo de campaña.
Este artículo fue publicado en El Economista el 20 de marzo de 2018, agradecemos a Rubén Aguilar Valenzuela su autorización para publicarlo en nuestra página.