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“Aunque se burlen, voy a seguir diciendo abrazos, no balazos”. Esto, aunque parezca increíble es la respuesta del presidente de México ante el recrudecimiento de la violencia en varios estados del país: Michoacán Tamaulipas, Zacatecas, Guanajuato, Colima, Morelos, por mencionar los más conspicuos. El gobierno ha renunciado a cumplir con la primera obligación de cualquier Estado, que es salvaguardar y defender la seguridad de todos sus ciudadanos.

López Obrador dice explícitamente no estar de acuerdo con la vía violenta para reprimir a los delincuentes. Y proclama desde su mañanera que no se va a tomar el camino de la confrontación, que hay que hacer a un lado el odio y el rencor y amar al prójimo. Las declaraciones del habitante de Palacio Nacional, al menos a mí, no me provocan hacer mofa de ellas. Todo lo contrario, me producen una gran desazón y una enorme preocupación. ¿En manos de quién estamos?

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, 07MAYO2021.- Un mujer fue encontrada sin vida en el bulevar 2000 a la altura de la colonia Altiplano. FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Cuando AMLO se ufana de haber dado instrucciones a la Guardia Nacional para que no responda a las agresiones del crimen organizado resulta evidente que estamos solos y en graves problemas. El monopolio de la violencia no la tiene actualmente el Estado sino el crimen organizado. Terrible.

El presidente dice no ser partidario de masacres ni de torturas, nadie lo es. Pero habrá que informarle que los que sí son fanáticos de estos violentos procedimientos son los delincuentes que se despachan con la cuchara grande ante la nula respuesta de la autoridad.

¿De cuales masacres en 2021 quisiera el líder de Morena, o sea el primer mandatario, que le contáramos? ¿Los 31 muertos de Zacatecas, entre ellos varios crucificados? ¿Las de Valparaíso que dejó a 18 personas muertas? ¿Las personas colgadas en un puente, también en Zacatecas? ¿Los 47 muertos de Tamaulipas? ¿De los asesinados, 15 inocentes civiles y cuatro presuntos delincuentes, en Reynosa? ¿De los nueve cadáveres encontrados en un tramo de la carretera de Los Guerra en el Municipio Miguel Alemán? ¿De los 19 cuerpos calcinados dentro de una camioneta en Santa Anita en el Municipio de Camargo? ¿O de los 16 muertos en Guanajuato? Para qué digo más, ya no sigo. Como me recordaba una amiga hace unos días: donde no hay Estado, el crimen florece y eso precisamente es lo que estamos viviendo. ¿Quién podría tomar a broma esta situación?

Desde luego este tema no es cosa de risitas y juegos para el párroco de Aguililla. Gilberto Vergara, que ha pedido insistentemente al presidente que visite este pequeño poblado para que conozca de primera mano la terrible situación de inseguridad y confinamiento que viven sus habitantes. Como dice el Padre: “el pueblo está dispuesto a dar abrazos, el problema es que los criminales solo responden con balazos” ¿Cuánto tiempo más puede permanecer así esta situación? El presidente desde luego no ha acudido a su llamado.

Parecería que para el actual gobernante la vida no vale nada, como diría José Alfredo Jiménez. No importan los muertos civiles, no importan los delincuentes asesinados entre un cartel contra otro, no importan los desaparecidos, los feminicidios, los cientos de miles mexicanos muertos por la mala gestión del COVID. Todo va requetebién, dice.

En medio de este peligroso y triste panorama AMLO ni se ocupa ni se preocupa por todo ello. A lo que se dedica es a hacer giras proselitistas para ver como va el famoso e inútil Tren Maya, a hacer consultas absurdas para preguntar si se cumple o no la ley, o a tratar de destruir cada miércoles en ¿Quién es quién en las mentiras? a los que pensamos distinto a él.

Un Estado fallido, dicen los expertos, es uno que ha perdido control o el monopolio del uso legítimo de la fuerza y/o no es capaz de suministrar servicios básicos (como los medicamentos, por ejemplo). La definición hace todo muy claro.

Estamos enfrentando un fracaso político, económico y social del actual régimen que no sabemos a donde nos llevará.

Nada lamento más que esto. Ojalá la actual administración recapacite, cambie sus estrategias y la perturbadora situación actual cese. Nada me daría más gusto a mí y estoy segura que a millones de mexicanos.

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