Al presidente López Obrador jamás le gustó la idea del aeropuerto de Texcoco. Desde que era jefe de Gobierno capitalino consideró a Texcoco como un proyecto de sus adversarios políticos. Todos esos años apoyó la creación de un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo, el cual ahora sabemos que tampoco era su primera elección. Desde 2018, cuando López Obrador ganó las elecciones presidenciales, tuvo claro su favoritismo hacia el aeropuerto de la Secretaría de la Defensa. Ni Texcoco ni Tizayuca. Su opción siempre fue la de Santa Lucía, el aeropuerto manejado por el Ejército.
NI ROMO NI JIMÉNEZ ESPRIÚ NI URZÚA
El viernes pasado, al inaugurar el tramo carretero del Aeropuerto Felipe Ángeles a Ecatepec, el Presidente reveló lo sucedido en 2018, donde ni siquiera Javier Jiménez Espriú estaba de acuerdo con cancelar Texcoco. “Teníamos ya que resolver y les pedí que valoraran todo y se decidiera si continuaríamos con el aeropuerto de Texcoco, o se construiría el Aeropuerto Felipe Ángeles, y me entregaron el dictamen, una tarde, y los tres (Alfonso Romo, Carlos Urzúa y Javier Jiménez Espriú) coincidían en continuar. No dormí esa noche porque no estaba yo convencido”. En 2018, López Obrador levantó una consulta, con escasa representatividad, que le permitió hablar a nombre del pueblo y avalar su rechazo al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en Texcoco.
SE CANCELÓ LA MEGAOBRA DE 13 MIL MDD
AMLO decidió cancelar una obra financieramente bien planeada, con 70% de la inversión de fuentes privadas y sólo 30% del presupuesto público. Se canceló una megaobra de 13,300 mdd, que iba a ser un hub aeroportuario de AL, un aeropuerto internacional con todas las conexiones. El Presidente no hizo caso a sus expertos ni a quien iba a ser su secretario de Hacienda, ni a su jefe de la Oficina de la Presidencia ni a su secretario de Comunicaciones. La decisión de López Obrador estaba tomada y era cancelar Texcoco. El costo económico, en confianza y de desarrollo para la aviación fue elevado.
PARTEAGUAS EN CONFIANZA EMPRESARIAL
Hasta la fecha se considera el parteaguas para la confianza de la inversión privada, la cual no se ha levantado desde entonces. La Inversión Fija Bruta sigue siendo menor a la de 2018, por más que los organismos empresariales traigan otra narrativa.
TUA PARA PAGAR CANCELACIÓN
El costo financiero también ha sido y seguirá siendo alto. La Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) se sigue usando para pagar, ya no el nuevo aeropuerto, sino el aeropuerto que no se hizo. Estamos en el peor de los mundos: esos recursos del TUA no pueden ser utilizados para el AICM, porque sirven para pagar los bonos por 4,200 mdd que quedaron del financiamiento de Texcoco. Y la cancelación de Texcoco también fue costosa en el desarrollo de la aviación: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un aeropuerto regional, sin conexiones, que no resuelve los problemas de un hub internacional.
SIN POLÍTICA DE AVIACIÓN
Por si fuera poco, la construcción del AIFA se da en momentos donde han quebrado dos aerolíneas, Interjet y Aeromar, pero permite ver lo que cree la 4T para desarrollar la aviación comercial, dársela a las Fuerzas Armadas. Ahora se planea levantar una aerolínea comercial también operada por la Secretaría de la Defensa Nacional, Mexicana de Aviación. La decisión de cancelar Texcoco nunca estuvo en duda para el presidente López Obrador, sólo que los costos de haberlo hecho son palpables en la confianza empresarial, en los costos financieros actuales y en el escaso desarrollo de la aviación.
LITIO MX
El Presidente sabe de la importancia del litio para la industria de autos eléctricos, donde el litio es clave para las baterías que impulsarán la nueva movilidad. Y consideró al litio como propiedad de la nación, recordando las últimas nacionalizaciones energéticas, como la petrolera o de electricidad. Sin embargo, han surgido dudas sobre el manejo único del Estado en la explotación del litio, y el propio gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, ha dicho que se permitirán alianzas con privados. No obstante, todo está en veremos, porque el decreto habla de asociarse con instituciones público-privadas. Así de incierto quedó el decreto, y, desde luego, la inversión privada no tiene seguridad de participar en la explotación del litio.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 20 de febrero de 2023. Agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.