Desde el jueves, cuando los empresarios regresaron a Palacio Nacional para reunirse con el presidente López Obrador, sabían que tenían la pelea perdida: no habría apoyos fiscales. La principal demanda empresarial de diferir el pago de impuestos, naufragaba. Una y otra vez, Carlos Salazar (CCE), Antonio Del Valle (CMN), Francisco Cervantes (Concamin) y Luis Niño (ABM) se toparon con pared: habría que pagar impuestos, fuere como fuere, en plena emergencia económica y sanitaria y sin actividad. Sin embargo, había una esperanza en créditos de Nafin, inversiones energéticas y posibles transferencias.
CANACINTRA, NOS CAEMOS
Desde ayer domingo, los empresarios estaban escépticos. Fue el caso de Canacintra. Normal: representa a las más afectadas, las mipymes, a las cuales les urgía diferir pago de impuestos. Y de plano Enoch Castellanos, líder de Canacintra, horas antes que el presidente López Obrador diera su plan de reactivación, lanzó la advertencia: “Las miypmes representan el 52% del PIB y el 72% del empleo formal, si caen, cae México. Por esta razón reiteramos nuestro llamado al Presidente para reconsiderar su postura: ésta es la última oportunidad para frenar la terrible recesión económica que se avecina”.
IMPUESTOS PARA MANTENER EL PROYECTO DE LA 4T
Pero el Presidente había tomado su decisión: mantener el cobro de impuestos, pese a la caída económica. Sus razones: las fuentes de ingresos se han desmoronado con el volátil mercado petrolero, y sus proyectos de Dos Bocas, Tren Maya y Santa Lucía corrían riesgo.
Ante la falta de ingresos públicos, el Presidente tomó tres decisiones.
Una, terminar con los fideicomisos públicos, que fueron creados con base a Decretos. Esto le daría 250 mil millones de pesos de respiro. El problema: desaparecer fideicomisos sin el riguroso análisis de cada uno.
La segunda medida fue pragmática, decir adiós al superávit primario e irse por un déficit manejable y necesario.
La tercera medida, que trae descontento empresarial: cobrar impuestos mientras la economía mexicana se encamina a la recesión.
El presidente López Obrador tomó la decisión de seguir cobrando impuestos y echa mano de una funcionaria que siempre le ha dado resultados, Raquel Buenrostro. Sin embargo, no hay que ser adivino para saber que la menor actividad económica generará menores pagos impositivos.
CRÉDITOS NAFIN, NO DIFERIR IMPUESTOS
El presidente López Obrador, asesorado por Arturo Herrera (de quién hay mil rumores), tomó una buena decisión: revivir Nafin para otorgar créditos, pero las pymes muy difícilmente los tomarán en momentos críticos.
Hasta el momento de cerrar esta columna, entendimos que AMLO dará transferencia monetaria a trabajadores independientes que pierdan su trabajo. Es por 1,500 pesos. Aquí los empresarios le habían propuesto un salario de subsistencia (financiado por IP y gobierno).
Como vemos, las mipymes, las mayores generadoras de empleo, no tuvieron el respiro fiscal. Y a pesar de los créditos Nafin y las transferencias, no ven lo que esperaban. El Presidente ha tomado la decisión de mejor mantener su proyecto (Pemex, Dos Bocas, Tren Maya, Santa Lucía) y, con base a él, acomodar su plan de reactivación.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 6 de abril de 2020, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.