“No me vengan con que la ley es la ley” es la frase con la que el presidente López Obrador corona su gran desprecio por la normatividad. AMLO ha violado sistemáticamente la Constitución, las leyes, las sentencias, etc. lasmando el estado de derecho que juró cumplir y hacer cumplir. ¿Por qué tanta impunidad ante tanto cinismo?
El presidente López Obrador muestra una preocupante actitud de desprecio hacia las leyes existentes y una disposición para manipularlas según su conveniencia. Desde que se convirtió en jefe de Gobierno de la Ciudad de México no respetó ni la ley, ni la división de poderes. A lo largo de sus casi cinco años de su mandato, ha dejado claro su continuo desdén por la Constitución y las leyes derivadas de ella, enfatizando que está por encima de cualquier marco jurídico, incluida la Carta Magna.
Esta tendencia autoritaria no es exclusiva de México. En el siglo XXI hemos sido testigos de una era de regímenes que llegan al poder por la vía democrática y que en un breve lapso de tiempo vulneran el estado de derecho como los casos de Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Vladimir Putin en Rusia y Recep Erdogan en Turquía, entre otros líderes que han manipulado las leyes para perpetuarse en el poder y han violado las instituciones democráticas. Sin embargo, la ambición de controlar no solo el poder ejecutivo, sino también el legislativo y el judicial, no siempre ha tenido éxito. El intento golpista de Pedro Castillo en Perú, defendido a capa y espada por el presidente mexicano a pesar del principio de no intervención en asuntos internacionales, es una prueba de ello.
Esta inclinación hacia el autoritarismo no se limita a países latinoamericanos o economías emergentes. Incluso en Estados Unidos, la principal economía global y líder del mundo libre y democrático, no ha escapado de la tentación de menospreciar la ley. Recordemos el llamado de Donald Trump en enero de 2021 a la insurrección en el Capitolio, que resultó en una debacle política y se sumó a un mandato en el que constantemente denigraba la ley y las instituciones. Ahora, el expresidente se enfrenta a la justicia y finalmente ha sido acusado de manera formal por su intento de revertir los resultados de la elección presidencial de 2020 lo que lo convierte en el primer ex presidente estadounidense en ser juzgado.
La tendencia autoritaria ha tomado diferentes direcciones en todo el mundo, desde consolidarse en el poder hasta fracasar; en el caso de México, el resultado aún está en duda. Es alarmante el desprecio que el presidente muestra hacia el estado de derecho. Sus declaraciones, como “no me vengan con que la ley es la ley”, “al diablo con las instituciones” y “la justicia está por encima de la ley”, son una clara afrenta a la democracia y a las instituciones. Sus ataques reiterados contra el Instituto Nacional Electoral, el INAI y otras instituciones creadas para garantizar la democracia solo evidencian el autoritarismo que prevalece en nuestro país.
A medida que el mandato de Andrés Manuel López se acerca a su fin, la ilegalidad se ha normalizado y queda la pregunta: ¿será la misma ley que hoy desprecia la que lo juzgará mañana?