Escribí estos apuntes sobre la demanda que por daño moral interpuso uno de los dueños de MVS, Joaquín Vargas, contra la comunicadora Carmen Aristegui:
1) Desde mediados de marzo del 2015, cuando MVS notificó a los medios de comunicación del despido de la periodista, ambas partes emplearon los recursos que la ley comprende para procesar sus diferencias y en ese contexto, hace varias semanas, el concesionario de MVS, Joaquín Vargas, demanda a Aristegui por daño moral. Es decir, la decisión que toma el empresario se encuentra dentro del marco legal y tiene el objetivo expreso de que la periodista demuestre sus aseveraciones o las retire, lo cual implicaría, ciertamente, que el prólogo del libro “La Casa blanca de Peña Nieto” que ella escribió, saliera de la obra que circula desde el 22 de octubre del año pasado.
2) MVS considera que ese escrito de Carmen Aristegui, el prólogo, es difamante, y por ello inicia el proceso judicial antedicho. Está en su derecho desde luego aunque, en particular en esta caso, yo no coincido. Acudir a ese recurso legal 10 meses después de que el libro salió a la venta implica impulsar más su difusión, pero independientemente de esta óptica pragmática (la mía), es imposible suprimir –y qué bueno que así sea– la exposición de puntos de vista aunque disintamos de estos. La plataforma digital comprende diversas herramientas para que el prólogo del libro tenga una cobertura mayor a la que hasta ahora había tenido, y eso le vendrá bien a la editorial y a la periodista y también a los lectores (ya que es muy probable que accedan a ese material en Internet); y es que ese libro y todos los que sean, son parte de un menú que no puede regatearse.
3) Este es uno de los comentarios que hoy hizo Aristegui sobre la demanda de MVS:
“En cualquier otro país, con un verdadero Estado derecho se hubiera realizado una investigación independiente, un impeachment o un juicio político y muy probablemente el mandatario se hubiera visto obligado a renunciar. En México no”.
Disiento de la periodista en al menos tres aspectos: 1) como millones de mexicanos creo que en el país está deteriorado el Estado de Derecho pero una cosa es eso y otra proclamar que no hay Estado de derecho; 2) siempre he diferido del talante de juez que muestran algunos profesionales de la comunicación y por ello no me parece que del punto de vista de Aristegui se desprenda que en un país con verdadero Estado de derecho Enrique Peña Nieto tuviera que renunciar. 3) Digamos lo obvio: donde no existe el Estado de derecho la ley no se respeta, por ejemplo, la ley de transparencia, pero en el (frágil) Estado de Derecho que hay en México, la ley de transparencia sí se respeta, al menos como para que Carmen Aristegui pudiera decir esto el 9 de diciembre de 2014 en MVS, sí, reparen ustedes en la fecha y en el espacio donde la periodista expuso lo siguiente: “Para los periodistas que hoy analizan cómo se hizo esta investigación, esta investigación se hizo haciendo valer las leyes de transparencia y de acceso a la información. Y muchos otras cosas se podrían hacer si otros periodistas también usaran esas herramientas que existen hoy en México”.
(El video está en YouTube con el título: “Investigación sobre la “casa blanca” se hizo gracias a las leyes de transparencia)
4) Veamos estas otras aseveraciones de la comunicadora, expuestas el día de hoy:
“El prólogo que se pretende censurar denuncia cuán dócil y cuán sumisa puede ser una empresa de comunicación frente a presiones políticas, mandatos de aniquilación y censura. Y una vez más vemos como los hilos del poder se extienden hacía un empresario de los medios de comunicación que ha sido partícipe de la maquinación para expulsar a todo un equipo de periodistas del aire y desatar toda una andanada judicial en su contra. En México, el Presidente pide perdón por La casa blanca y a los periodistas que la investigaron se nos acosa judicialmente, se nos amenaza con causarnos un daño patrimonial y se pretende imponer una mordaza para expresar nuestras ideas; de qué perdón estamos hablando presidente Peña Nieto, cuál es el verdadero alcance de sus palabras; pide perdón por La casa blanca pero se sigue persiguiendo a los periodistas que la investigaron, pide perdón por La casa blanca pero no cesan los ánimos de venganza. Señor presidente, deje de mover esa cuna”.
De ese párrafo difiero en tres aspectos; el primero me parece elemental: Enrique Peña Nieto pidió perdón a los mexicanos, no al equipo de trabajo de Aristegui que hizo la investigación; el segundo punto también lo creo básico: si la periodista afirma que Joaquín Vargas ha sido partícipe de una maquinación para expulsar a un equipo de periodistas del aire, creo que uno puede pensar que eso no le gusta al señor vargas –al menos como hipótesis– y que por ello es que, por la vía legal, le ha pedido a la editorialista que ofrezca pruebas; estoy seguro de que difícilmente alguien puede creer que el señor Vargas deba permanecer callado mientras alguien con el talante de juez hasta del Estado de derecho le dicta sus cargos; ahora hasta le llama nene al que le mecen la cuna, ya solo falta que le diga “y además no chille” (otro tema es que yo no coincida con la vía judicial elegida por el señor Vargas). La tercer variable con la que disiento de Aristegui es que ella y parte de su equipo no fueron despedidos por aquel trabajo, y el dato es incontrovertible: después de la difusión de ese reportaje MVS le renovó el contrato –un documento legal donde ambas partes coincidieron en diversas cláusulas con un salario promedio mensual para la señora Aristegui de un millón 200 mil pesos junto con el regalo de la empresa de una camioneta de lujo y último modelo, por casi un millón de pesos–. Entonces, esto no fue una expulsión sino un diferendo legal que aún está en tribunales y que ocurrió porque Aristegui a juicio de la radiodifusora abusó de su confianza y empleó indebidamente la marca comercial y el sello de la empresa para incorporarse a Méxicoleaks (que desde entonces a la fecha no ha ofrecido algún contenido periodístico relevante).
5) Desde mediados de marzo del año pasado cuando se detonó el conflicto, hasta la fecha, el discurso de la periodista tiene una proclama con la que no coincido: trata de persuadir de que su problema laboral, y si se quiere incluso político, es un problema de todo el país, nuestro. En su alocución de hoy advierte que el recurso legal de MVS “tiene el propósito de colocar a México en el tiempo de la inquisición” como si ella, Aristegui, y el equipo que encabeza claro, fueran el país o al menos los únicos profesionales, no exagero, así lo advirtió: “México tiene el derecho a tener periodistas fuertes, libres, independientes y críticos”. Como si en la nación sólo existieran ellos y no el mosaico amplio, diverso y plural de medios de comunicación y periodistas que hay en todo el territorio nacional. Pero no, ella insistió una y otra vez en que:
“Esta batalla es por la libertad y el derecho de los ciudadanos a estar informados, a tener espacios libres e independientes, a no ver con contemplaciones al poder y de eso se trata esta historia y de ella queremos ser parte”. Es decir, su lucha es por ellos y por nosotros: no coincido.
6) Un último comentario. La exconductora del noticiero matutino de MVS dijo que la demanda de MVS implica un “resarcimiento económico indeterminado, que se antoja millonario”, pero la empresa aclaró que no es así, que sólo persigue que la periodista demuestre sus dichos o los retire. No hay intento de asfixiar económicamente a nadie y eso es relevante, entre otras razones porque vale mucho la pena para la diversidad de nuestro intercambio público que la periodista Carmen Aristegui no tarde más en ofrecer noticias y sus puntos de vista en la radio digital.