Por eso, quienes sí le saben (castristas, chavistas, orteguistas…), no dejan el poder. Saben que Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses y, años después, llevas a tus nietos a Disney, te agarran y no ves más el sol. Ven a García Luna, y más se aferran.
El caso García Luna es manejado por la propaganda interna del actual régimen mexicano como asunto exclusivo del gobierno de Calderón. En cambio, el votante estadounidense promedio de este momento, tiene una percepción diferente del caso García Luna.
La percepción en Estados Unidos, tras el caso García Luna es de México podrido, con el gobierno, las instituciones y la vida nacional penetradas por el crimen. Piensan eso del México de hoy. No recuerdan a Calderón, ni les importa. Les importa el de hoy.
Los políticos estadounidenses han leído la percepción y la están aprovechando en época electoral, para prometer que limpiarán el patio trasero de la droga que les llega desde, y mata 130 mil ciudadanos al año ¡Con lo que eso cuesta al contribuyente!
A García Luna lo investigaron y aprobaron durante años para compartirle secretos de Estado, le otorgaron residencia en el país, permisos para hacer negocios… hasta que les hizo falta su cabeza. Tienen intereses, no amigos.
Quien mejor sabía esto era Fidel Castro, la mamá de los pollitos de todos estos populistas de pacotilla, surgidos gracias a la frivolidad y la obsesión por la corrección política de la extendida clase media latinoamericana, que vota por ellos para parecer chic.
“Perdona que te llame a esta hora, viejo. Nos desplegamos en Panamá”: así explicó Bush a los líderes latinoamericanos la invasión para derrocar al general Noriega, por fomentar el narcotráfico en la región. Eran las 3.41 del 20 de diciembre de 1989.
Durante todo 1989, Bush se la pasó acusando a Cuba y a Panamá de hacer transacciones vinculadas al narcotráfico con los cárteles colombianos. Fidel Castro supo que Estados Unidos no estaba jugando y se adelantó: fusiló por narco a su general más condecorado. Ganador de dos guerras en África.
El 13 de julio de 1989, fue fusilado en La Habana Arnaldo Ochoa, acusado de operaciones de narcotráfico con el Cartel de Medellín, y usar el espacio aéreo, suelo y aguas cubanas para traficar cocaína. Era “Héroe de la República de Cuba”.
Hoy, el secuestro de cuatro estadounidenses en México activa presiones y propuestas de una acción militar de Washington en territorio mexicano, la Casa Blanca dice que hará justicia, y los legisladores más duros exigen “no seguir haciendo la vista gorda”.
Así que, la propaganda interna del Caso García Luna es para quienes no ven allá de sus narices.
El caso García Luna es a Juan para Pedro.