Barranquilla.— La elección del 88 sigue teniendo su dosis de enigma. ¿Qué fue lo que pasó, quién presumiblemente manipuló la elección y por qué una elección tan cerrada terminó con una votación tan amplia a favor de Carlos Salinas?
Se ha señalado en infinidad de ocasiones a Manuel Bartlett como responsable de la manipulación del proceso. Lo cierto es que es difícil que una elección de esa naturaleza tenga en un solo hombre la capacidad para poder manipularla. Lo que pasó en esa ocasión y en los días posteriores fue una responsabilidad colectiva; no queremos decir que Bartlett esté ajeno a todo esto, sino que el aparato de gobierno fue el que “trabajó” la elección.
En varias ocasiones, conversando con el ingeniero Cárdenas, le pregunté si había perdido la elección, contundentemente me dijo que no.
Quien por primera vez habló de que se cayó el sistema fue Diego Fernández de Cevallos. Lo hizo para señalar que las computadoras habían tenido un problema, que se habían callado, no caído.
Se dicen muchas cosas sobre el proceso y Bartlett aparece como una constante. Es lógico porque era el secretario de Gobernación, era muy difícil que él no supiera lo que estaba pasando. Conversando ayer con el poblano nos volvió a decir su teoría de que todo se decidió en el colegio electoral, al cual él no tenía acceso y que el “movimiento” pudo venir de Manuel Camacho Solís, QEPD, José María Córdova Montoya y Carlos Salinas de Gortari ante la mirada pasiva de quien era el Presidente de México, Miguel de la Madrid.
La experiencia del 88 se suma a las muchas situaciones que vivió el país que hoy lo tienen bajo una democracia, que por más imperfecta que sea, nos ha permitido elegir a nuestros gobernantes.
El 88 va a terminar por ser el año en que México logró construir por fin una izquierda fuerte y organizada. La no victoria del ingeniero Cárdenas puede ser vista como el inicio de procesos nacionales que nos tienen en lo que hoy somos. Morena y López Obrador no pueden ser entendidos sin ese importante momento histórico.
Los cuestionamientos a Bartlett estos días tienen que ver con lo que él hizo o no hizo en el 88. Ayer, que conversamos con él, una y otra vez nos reiteró su hipótesis y, sobre todo, el abierto rompimiento que tuvo con Salinas de Gortari. Algunos aseguran que por más que haya habido otros precandidatos a la Presidencia en el 88, el asunto era de dos: Bartlett o Salinas.
El exgobernador de Puebla una y otra vez nos insistió en que él efectivamente rompió con Salinas de Gortari y que aceptó, siendo ya Presidente Salinas, la Secretaría de Educación Pública porque para él “era una oportunidad en mi vida de desarrollar un proyecto educativo de primer orden”. Al final, nos dice Bartlett, “Salinas me acabó corriendo… me ofreció la embajada de México en Francia, a lo cual evidentemente me negué”.
Hay muchas leyendas sobre el 88, pero lo cierto es que no tenemos la historia completa de no ser los dichos de uno y otro lado. Los entretelones de la política mexicana impiden tener claridad de lo sucedido. Es una historia de la cual Bartlett difícilmente se va a zafar, él bien lo sabe. El senador se ha dedicado estos días a contestar las muchas críticas que le han hecho, es evidente su vehemencia para hacerlo, lo que no niega es que la elección del 88 haya sido manipulada.
Bartlett está tratando de escribir su nueva historia. No es un asunto sencillo dirigir la Comisión Federal de Electricidad, es una empresa cargada de deudas y problemas y con una gran cantidad de trabajadores, que en muchos casos hacen un trabajo, sin exagerar, heroico.
Poco falta para que el controvertido poblano salte a la cancha.
RESQUICIOS.
En una de las zonas más pobres del mundo como es Centroamérica y el Caribe, asistir a unos juegos como los de Barranquilla es altamente meritorio. Imaginemos lo que es para los atletas de Honduras, El Salvador, Haití y sobre todo, por el momento político y económico que viven, Nicaragua y Venezuela.
Estar aquí los enaltece. Son ellos y ellas, sus entrenadores y, muy en especial, sus familias.
Este artículo fue publicado en La Razón el 2 de agosto de 2018, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.