Bodas gay: no habrá ninguna revolución

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Al calor de la polémica por la iniciativa presidencial para aprobar las bodas gay en todo el país, es imposible regatear a la Iglesia su apego a derecho: recordemos que desde 2009 se aprobó en la capital y, aunque no lanzó fuegos artificiales por ello, el clero aceptó la decisión de la ALDF.


Incluso desde 2006 estaba vigente en la capital por la Ley de Sociedades de Convivencia, aunque sin otorgar el derecho de filiación y seguridad social para las parejas, que permanecían en calidad de “solteras” o “solteros”.


Sí, la Iglesia y el Colegio de Abogados Católicos cabildearon para que el gobierno federal panista y el PAN como partido llevaran el caso a la Corte, que avaló el matrimonio gay (y su derecho a adoptar) ocho votos contra dos el 5 de agosto de 2010, no sólo en la capital, sino en todo el país.


De manera que, en cuanto a la iniciativa presidencial para legalizar los matrimonios gay y la adopción en todos los estados (y eliminar la obligación actual de las parejas a ampararse cuando es fuera de la CDMX), el problema no es la Iglesia, sino… el partido del propio Presidente.


Veamos:


1.- La bancada del PRI en la Cámara de Diputados sostiene que la iniciativa sigue vigente y “no vamos a dejar que se quede en la congeladora”. Su jefe, César Camacho, dice que “en el PRI no hay asuntos vedados y éste lo vamos a discutir”.


2.- En el Senado, priistas rechazan tratarla en el actual periodo ordinario porque no es prioridad. Manuel Cavazos hasta dice que ni él ni sus compañeros harán nada que divida a México: “Este tema se volvió un punto de división y nosotros lo que queremos es la unidad nacional”.


Su comentario es una joya porque considera que una iniciativa de su máximo jefe “divide a México”. Vamos: este senador argumenta que “todo lo que nos una tiene nuestra aprobación, y todo lo que nos divida tratamos de batearlo”.


Parece mucho más cuerdo uno de los personajes que más cuestionan la iniciativa: el padre Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, admite que los matrimonios gay ya son una realidad en la CDMX y que la Iglesia “no ha llamado a hacer ninguna revolución”.


La curia sólo defiende sus preceptos de dos mil años y se planta diciendo que eso de casarse dos personas del mismo sexo y que adopten, más que un derecho humano (como garantiza la Corte), es “estar jugando al futuro”.


Sin embargo, no nos hagamos bolas: el PRD, que la avala, no tiene los votos suficientes; el PAN la reprueba y el PRI ya no la quiere. Entonces es fácil:


No se va a aprobar.



Este artículo fue publicado en La Razón el 14 de septiembre de 2016, agradecemos Rubén Cortés a su autorización para publicarlo en nuestra página.

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