La creación del Canal del Congreso de alguna manera le cambió la cara y dinámica a la Cámara de Diputados y Senadores.
No sólo ha sido eso. El Canal se convirtió en un referente hasta convertirse en una de las opciones estratégicas para informarse, conocer y entender la política.
Se ha desarrollado de manera profesional, intelectual y política, lo cual vive bajo el reto de la fuerza de la cotidianidad. La exigencia es diaria, porque como se ha visto todos estos años el Legislativo vive bajo una suerte de montaña rusa.
No se ha estado exento de una buena cantidad de vicisitudes. Algunas de ellas por inconformidades por la forma en que se lleva a cabo el trabajo en el Canal por parte de los propios legisladores. La pluralidad es una forma de vida y se ha convertido también en parte de las exigencias democráticas. El Canal está obligado a los equilibrios entre las fuerzas políticas que componen el Legislativo y en esto no puede haber medias tintas.
Por el Canal ha pasado un gran número de trabajadores. Muchas de ellas y ellos se han ido especializando en áreas que igual pasan por elementos técnicos que por los instrumentos para el desarrollo de los contenidos.
Informar, conducir o preguntar tienen que ver con la política, el conocimiento del aparato legislativo y con la importancia de entender la función del Canal como un medio plural, libre, democrático, respetuoso que mantiene sus principios bajo el equilibrio de poderes y el equilibrio de las cámaras.
Cuando hace más de 25 años se hablaba de la posibilidad de crear una instancia informativa y comunicativa para que la sociedad mexicana conociera directamente el trabajo legislativo todo se veía contracorriente.
Muchas mujeres y hombres en medio de esta adversidad nunca bajaron la guardia por la convicción que tenía para el país la necesaria creación de un instrumento que fortaleciera la vida legislativa en medio de los tiempos convulsos en que íbamos construyendo nuestra democracia.
Se trataba de sumar bajo la convicción de la importancia que tiene que las cámaras tuvieran un medio de difusión propio gobernado por el mismo Congreso.
Todo esto tenía una importante razón de ser en tiempos en que en el país tuvieron una especie de segundo aire los medios públicos. Quienes crearon las primeras ideas sobre el Canal del Congreso fueron personajes con experiencia en los medios públicos, junto con legisladores con convicción plena de que el Estado tenía que moverse con sus propios medios y que tuviera sus propios recursos.
Durante mucho tiempo se creó la idea, diríamos el lugar común, de que las transmisiones del Canal del Congreso llevaban al sueño. Al paso del tiempo esta imagen se ha ido revirtiendo. Muchas veces el canal ha transmitido extraordinarios debates como también extraordinarios escándalos. Hemos visto entrar caballos al pleno, también hemos visto a un presidente quedarse en el lobby de San Lázaro sin que pudiera entrar a la sesión y hemos visto auténticos agarrones entre los legisladores e incluso a un presidente tomar posesión entrando por la puerta de atrás del pleno.
El Canal del Congreso a sus 25 años ya tiene una historia digna de ser contada. Ha sido el instrumento del debate del país. Ha crecido y seguirá creciendo en la medida en que nuestra democracia se ensanche. Lo distingue la pluralidad y un profesionalismo de hombres y mujeres que en diferentes momentos de la historia del canal han jugado un papel estratégico.
El Canal ha sido y es instrumento y un testigo de la política del país. Lo va a seguir siendo porque es una de las formas de fortalecer la democracia y el equilibrio político en una sociedad que es por definición plural.
RESQUICIOS
Todo parece indicar que al Presidente no le gustan los acuerdos o anda haciendo tiempo con la designación de los consejeros del Inai, el cual se sabe que simple y sencillamente no le gusta.
*Extractos de las palabras pronunciadas en el aniversario del Canal del Congreso.
Este artículo fue publicado en La Razón el 17 de marzo de 2023. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.