El presidente no condenó ayer el golpe de Estado que intentó Trump, porque piensa hacer igual aquí para no entregar el poder. Como tampoco condena en la OEA el uso del Ejército por parte de Maduro contra los diputados de la oposición.
Es lo que provocaría pensar que haya sido casi el único del mundo que, antes, no reconoció la derrota electoral de Trump, y ayer no condenó la violencia en el Capitolio instigada por Trump contra la legalidad electoral y la democracia.
Y que tampoco condene en la ONU y la OEA al dictador de Venezuela por usar al Ejército para impedir el ingreso de los opositores al Congreso, y capturado el Consejo Nacional Electoral para robarse las elecciones y reelegirse.
En temas internacionales, el presidente saca esa bola de naftalina que es la doctrina Estrada, para dizque no intervenir en asuntos de otros países. Pero no es cierto, porque el presidente sí interviene en asuntos de otros países.
Según la doctrina Estrada, intervino en los asuntos de Estados Unidos al ser (junto al de Polonia) el único presidente del mundo en visitar a Trump en el proceso electoral: hizo campaña con Trump y apareció en spots electorales de Trump.
Según la doctrina Estrada, interviene en los asuntos de Gran Bretaña y Estados Unidos al ofrecer asilo político Julian Assange, quien enfrenta 17 cargos por espionaje en Estados Unidos y en juicio de extradición en Gran Bretaña.
Ofrecer asilo a un presunto delincuente internacional es una intromisión, porque el acusado se encuentra en un proceso judicial, además de tener otras cuentas jurídicas pendientes.
También, según la doctrina Estrada, intervino en los asuntos internos Bolivia en octubre de 2019 al ser el primer presidente del mundo en felicitar a Evo Morales como ganador, aunque la elección estaba aún en entredicho.
En la elección se había caído el sistema de cómputo de conteo de votos, al momento en que ni Morales ni su rival obtenían los 10 puntos de ventaja necesarios para que no hubiese segunda vuelta. Pero al reanudarse el sistema, Morales se declaró ganador.
OEA, Unión Europea, Naciones Unidas, nuestros dos socios en el T-MEC (Estados Unidos y Canadá) pidieron una segunda vuelta y una auditoría del escrutinio para devolver la credibilidad al proceso electoral, pero el presidente de México felicitó a Morales.
Cuando Morales fue expulsado de su país en medio de un conato de guerra civil, el presidente lo trajo en un avión militar, le dio asilo político, y no reconoció a la presidenta interina que condujo luego con éxito la realización de otra elección presidencial sin Morales.
Y, ayer, no dijo ni una palabra del intento de golpe de Estado de Trump.
Mal presagio, eh.