Ciudadano expresidente¹:
Tengo el grave defecto de hacer de todo cuanto escribo algo personal y por tanto me presento. Se preguntará quién soy yo para atreverme a escribirle, la respuesta es simple, sólo una maestra universitaria interesada en conocer los efectos del poder. Podrá imaginarse que, dada mi profesión, las mieles de ese afrodisiaco las he probado en dosis muy bajas, quizás la porción de la que abrevo es tan baja que por eso no la comprendo. De verdad y después de lo vivido me atrevo a preguntar ¿El poder enloquece?
Maquiavelo inaugura la teoría sobre el poder con aquella consigna inolvidable de que “El fin justifica los medios”, hoy que nuestro país se encuentra enfermo de coronavirus, que padece tanto la enfermedad como la muerte, y los efectos económicos se recrudecen ¿Sigue siendo válida la máxima del autor de El Príncipe?
El Profesor Dacher Keltner es uno de los mayores expertos en maquiavelismo aplicado, fue en los noventas que comenzó a estudiar los preceptos del italiano y los mecanismos del poder en el cerebro humano, se percató de dos cosas: casi todo mundo piensa que Maquiavelo tenía razón, pero nadie ha hecho pruebas serias para probarlo. Según Keltner las personas que llegan al poder son generalmente las más empáticas y sociable, sin embargo, el poder los cambia ¿A usted lo cambió?
Creo que es difícil autorregularse y ser autocrítico cuando el grupo cercano es incapaz de contradecir al poderoso, muy por el contrario en nuestro país se recrudece ese servilismo que se supone incluso parte del perfil de puesto: “No contradecir al jefe” es un mandamiento tácito que flota en el ambiente.
No quiero acusarle de nada, ese no es mi asunto, busco entender los efectos que el mandato causa, admitiendo en principio lo que nos iguala que es la sensibilidad al contexto y al grupo. La responsabilidad de los actos y el esfuerzo que supone manejar el evidente trance que todo el poder supone, admito, debe ser una tarea extenuante. Para el profesor Keltner todos mostramos más o menos los mismos síntomas cuando escalamos a las alturas jerárquicas. Literalmente, nos dice, los hombres en el poder actúan como alguien con daño cerebral. Se vuelven más impulsivos, egocéntricos, imprudentes, arrogantes y groseros, son más propensos a engañar a sus cónyuges, y pierden empatía. También son más descarados, no se sonrojan, el poder funciona como un anestésico de la vergüenza.
Conste que de antemano hay que señalar que la empatía² es un arma de doble filo puesto que tiende, por sobrevivencia, a experimentarse con mayor rigor hacia los similares y el círculo cercano, mitigando sus efectos para los que habitan grupos más diversos y más lejanos. Comprendo que al visibilizar el alud de injusticias es imposible sentir compasión por todos, es difícil no objetivar sujetos y transformarlos en cifras, el propio ejercicio obliga a los recuentos sin rostro. Pero ¿Se puede ser insensible ante la muerte? ¿Hasta dónde se pueden esconder cifras sin que estas comiencen a sangrar bajo el tapete?
En un estudio de 2014, tres neurólogos estadounidenses utilizaron una “máquina de estimulación magnética transcraneal³” para probar el funcionamiento cognitivo de personas poderosas y menos poderosas. Descubrieron que una sensación de poder interrumpe lo que se conoce como “mirroring”, un proceso mental que juega un papel fundamental en la empatía. Por lo general, nuestras neuronas espejo replican todo el tiempo la conducta del otro, ese con el que mantenemos un diálogo, con quienes convivimos. Resulta que los individuos poderosos disminuyen esta capacidad, experimentando una desconexión de sus semejantes. Como si se hubieran desenchufado. ¿Experimentó algo de esto? ¿Cuál fue la estrategia para mantener los pies en el piso? ¿Tuvo algún recurso como Memento mori para recordar que había que salir de Palacio?
Existen muchos mitos en torno a la empatía, entre ellos la creencia de que las mujeres somos más empáticas que los hombres. Parece ser que biológicamente no hay diferencia, sin embargo, hemos sido históricamente subordinadas y eso nos ha tornado observadoras, pacientes, consientes de la injusticia, desde luego toda generalización es un absurdo. Existe una deuda social y política para promover la igualdad, abolir la injusticia debida al género, preferencias sexuales y procurar la democracia ¿Usted qué hizo por las mujeres y las minorías? ¿Se dio tiempo para escucharlas? ¿Fue sordo ante los derechos de los niños? ¿Sintió dolor por los enfermos o el poder cegó al sufrimiento?
Hemos podido constatar que en momentos críticos, frente a la catástrofe sale lo mejor de nuestra humanidad, al sentirnos vulnerados pareciera como que el cuerpo colectivo se sintiera con más fuerza, recobramos nuestro lugar en ese monstruo de mil cabezas como lo llamara Hobbes, restando crédito a la bondad humana. Hoy eso no se siente así, el país está dividido, dolido, confuso ¿Aún le importa? ¿Qué está haciendo desde su nuevo sitio para buscar la concordia? ¿Deja de importar el país y deja de doler su gente una vez que concluye el mandato? ¿Hasta dónde o desde cuándo se es responsable y se deja de serlo?
Sé que soy una ingenua, una simple maestra y que probablemente se esté riendo de este texto, pero sabe, cada mañana me enfrento a muchos jóvenes en busca de futuro, hoy lo hago a partir de una pantalla y los miro ahí, encerrados, confundidos por lo que les ha tocado vivir. Llevo dos días de clases, tan sólo dos en la que un correo me llega temprano para excusar a un alumno que no podrá conectarse porque su padre (día uno) o su madre (día dos) murieron por coronavirus. Nos perdemos entre cifras y mapas, semáforos sin sentido, quien hoy nos gobierna no responde, se ha perdido. Contésteme usted si me escucha ¿Hacia dónde vamos? ¿El poder justifica a los muertos?
1 No pongo su nombre porque sería muy ilusa en esperar que me responda y, además, no tiene un solo destinatario, la misiva es justo para cualquier expresidente.
2 Bloom, Paul. Against Empathy. Penguin Random House. 2016.
3 Power Changes How the Brain Responds to Others. June 2013Journal of Experimental Psychology General 143(2) PubMed https://www.researchgate.net/publication/244479763_Power_Changes_How_the_Brain_Responds_to_Others