El 9 de octubre de 1874, con la firma del Tratado de Berna fue creada la Unión Postal General, que cuatro años después se convertiría en la Unión Postal Universal (UPU). Este organismo internacional nació con tres objetivos fundamentales, a saber: 1) uniformar el costo de enviar una carta a cualquier lugar en el mundo; 2) lograr que las autoridades postales de cada país dieran el mismo tratamiento al correo de origen internacional que al doméstico; y 3) que cada país conservara todo el dinero recolectado como resultado de las tarifas postales asignadas a este servicio. Así, con estas reglas y estándares, la UPU se propuso lograr la eficiencia en el manejo del correo a nivel mundial. Y sí, México es miembro de la UPU a pesar de las penosas deficiencias de Correos de México, actualmente en paro, dado que muchos de sus empleados señalan que no han recibido el pago por sus servicios de parte de las autoridades. Ante ello, vale la pena preguntar al titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y al Presidente de la República: señores, ¿dónde está su espíritu navideño?
Mientras que el desarrollo de las nuevas tecnologías y en particular del correo electrónico y los sistemas de mensajería instantánea disponibles en cualquier teléfono portátil, han provocado la disminución de la correspondencia física, hay alguien que sigue recibiendo más y más cartas conforme pasa el tiempo: se trata de Santa Claus, sí, el regordete individuo vestido con ese atuendo rojo, cortesía de la Coca-Cola, de barba blanca y que lleva regalos a todos los niños y niñas que se portan bien.
Una primera pregunta en torno a la titánica tarea que desarrolla el señor Claus es ¿cómo sabe qué regalar a los niños y las niñas? Bueno, la tradición señala que los infantes le escriben una carta en la que expresan lo que desean. Claro que hay diferencias en la manera en que los niños y las niñas solicitan sus regalos. Los niños, en general -porque hay excepciones- pueden ser más rudos –por ejemplo, “Oye panzón, si no me traes la consola Xbox One S con disco duro de 2 TB y soporte para contenido 4K, me aseguraré de encontrarte y romperte las piernas”-, en tanto las niñas suelen ser más corteses -no siempre es así- a la hora de hacer sus solicitudes –“De mi mayor estima: seguramente entiendes lo importante que es para una niña como yo, socializar y estar a tono con los avances tecnológicos, por lo cual me ayudaría mucho a ser popular y apreciada por mis amigas, que me trajeras un iPhone 11 Pro Max Apple 512 GB Midnight Green desbloqueado. Yo sé que una persona tan sabia como tú, entiende la importancia de que sea éste y no otro tipo de regalo, lo que reciba. Sí, entiendo que estarás tentado a darme un simple teléfono celular de 1 999 pesos marca Lenovo, pero eso me causaría problemas, tú sabes, de comunicación, de estilo, y hasta psicológicos. Debo añadir que este año me esforcé mucho en la escuela, aun cuando ello no se reflejara en mis notas, y que aprendí que a las personas no se les juzga a partir del carro que traen sus padres, sino del celular que portan sus hijos. Por todo ello, sé que tomarás la mejor decisión, que es, claro, cumplir con esta solicitud que te hago. En espera de mi regalo, aprovecho para decirte que sería bueno que bajaras de peso, porque tu colesterol malo y tus triglicéridos deben andar por los cielos, y tampoco me extrañaría que te diagnosticaran diabetes, sobre todo por toda esa Coca-Cola que consumes, aparte de que apuesto lo que sea a que tienes hígado graso. Pienso que debes comer frutas y verduras.”
En fin. Volviendo con el tema de las cartas, efectivamente Santa Claus marca una contra-tendencia, dado que la forma de ponerse en contacto con él, el correo común y corriente, ha sobrevivido a la era digital. Así, según la UPU, en esta época del año cientos de miles de cartas llegan a destinos como Alaska, Estados Unidos; Canadá; y la Laponia finlandesa, entre una veintena de países. Un hecho a destacar es que en esas y otras naciones hay cientos de “duendes”, “hadas” y/o “elfos” que son o empleados de sus servicios postales, o miembros de diversas fundaciones y asociaciones filantrópicas, a cargo de responder las misivas, claro, siempre que el (la) niño (a) que la envió, ponga un remitente.
Cada año, Santa Claus recibe unos siete millones de cartas. Por lo tanto, el esfuerzo que hacen los “duendes”, “hadas” y/o “elfos” para dar un poco de alegría a otros tantos millones de infantes, es encomiable. Por ejemplo, la UPU señala que la una oficina postal finlandesa localizada en los linderos del Polo Norte, en la aldea de Santa Claus de Rovaniemi –destino turístico, por cierto, muy visitado, en 2018 fueron respondidas 600 mil cartas físicas procedentes de 198 países. Cierto, también hay mensajes enviados electrónicamente con atención al Señor Claus, pero las cartas tradicionales son la vía preferida. Cada año, la Oficina de Correos de Santa Claus -o Papá Noel como le llaman en Europa- de Rovaniemi recibe medio millón de cartas de niños y niñas de todo el planeta. En esta página, se puede solicitar una carta física a Santa Claus: https://my.posti.fi/en/santa-claus-main-post-office
También el año pasado, en Canadá, los “duendes”, las “hadas” y los “elfos” respondieron 1. 1 millones de cartas y 39 500 correos electrónicos y mensajes en más de 30 idiomas, incluyendo el sistema Braille, para niños y niñas de todo el planeta. En Canadá, Santa Claus tiene el siguiente domicilio: Santa Claus, Polo Norte, Canadá, código postal H0 H0 H0 -de hecho, en Canadá todos los códigos postales son de seis letras y números, pero en este caso la feliz coincidencia es la “risa” del Señor Claus, el tradicional “jo, jo, jo”.
En Brasil, las autoridades postales han cerrado filas con escuelas públicas e instituciones sociales para alentar a los niños y niñas a que escriban cartas al Señor Claus. Cada año, Correos administra dos millones de misivas respondidas a otros tantos infantes, además de que se logra recolectar algunos cientos de miles de regalos para niños y niñas de escasos recursos.
En Alemania, la oficina postal a donde llegan las cartas al Señor Claus se localiza en la ciudad de Himmelpfort en el estado de Brandenburgo y entre “duendes”, “hadas” y “elfos” se da respuesta a poco menos del medio millón de cartas en 17 idiomas.
Estados Unidos, según la UPU, cuenta con el sistema más antiguo de atención al correo dirigido al Señor Claus: desde 1940 existe, en el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) –que es uno de los mejores del mundo-, la llamada Operación Santa. La oficina postal que recibe las cartas tiene la siguiente dirección: Santa Claus, North Polo Holiday Postmark, Postmaster, 4141 Postmark Drive, Anchorage, AK 99530-9998.
Este tipo de iniciativas tienen impactos muy importantes en los niños, dado que, de esta forma, aprenden a escribir cartas, en lo que viene siendo su primera experiencia con la correspondencia física. Esto, a su vez, estimula la alfabetización, dado que, para poder hacer una carta, hay que saber escribir, y para entender qué dice la respuesta, hay que saber leer. Asimismo, gracias a esta experiencia, los niños conocen cómo se emplea un domicilio y un código postal. Para decirlo pronto: los niños del mundo escriben cartas y aun cuando muchos de ellos se encuentran inmersos en la internet, y pueden inclusive enviar misivas al Señor Claus por correo electrónico, Messenger o hasta por Whatsapp desde algunas oficinas postales, reciben, casi en todos los casos, una respuesta física por escrito. Lo que es más: en Estados Unidos se puede llamar por teléfono al Señor Claus al número 951-262-3062. Se trata de la línea de emergencia de Santa Claus, en la que la persona que llame, escuchará un saludo del célebre personaje y también podrá grabar su lista de regalos deseados.
Correos de México año con año recibe unos cuantos miles cartas dirigidas al Señor Claus y a los Reyes Magos. En el Palacio de Correos, ubicado en el Centro Histórico, frente a Bellas Artes, este año se habilitó, desde el pasado 20 de diciembre, el “Palacio de los deseos” con un buzón especial para las cartas a este personaje o también dirigidas a los Reyes Magos y por siete pesos, un (a) pequeño (a) podrá comprar una estampilla para su cartita y recibir una respuesta de parte del destinatario. Con la huelga de los empleados postales, tal vez esta iniciativa se vea frustrada, pero sería importante mantener la tradición postal hasta por razones educativas. En España, por ejemplo, su servicio de correos solía hacer algo parecido y a los pequeños que depositaban cartas dirigidas al Señor Claus les respondía el “Cartero real” -porque España es una monarquía. Empero, en la actualidad los gobernantes decidieron que era muy costoso mantener esta práctica y ahora la madre patria pasó a formar parte de la “comunidad Grinch”, destruyendo las cartas que recibe para ese destinatario. En España, claramente, no hay espíritu navideño, no al menos de parte de su servicio postal.
En contraste el caso de México revela un buen esfuerzo, aunque siempre queda la sensación de que el correo mexicano puede mejorar muchísimo. Hasta no hace mucho, el buzón para recibir las cartitas era colocado desde el primer día de diciembre. Este año lo hicieron a cuatro días de la Navidad. Pero más vale tarde que nunca. Y es que parece poco probable que algún (a) niño (a) pida a Santa Claus un servicio postal más eficiente en México, frente a atractivos obsequios como un Xbox o un iPhone. Pero, dicen que la navidad es la época en la que se producen milagros inesperados. ¿Será? Mientras tanto, sirva la ocasión para desear a todos los lectores una feliz navidad y un próspero 2020.