Ciclones, terremotos, pandemias, inundaciones, huracanes, incendios, erupciones volcánicas, caída de meteoritos, tsunamis; he aquí unas cuantas de las más frecuentes desgracias que han azotado a la Tierra desde que el mundo es mundo, o sea, desde hace unos cinco mil millones de años. Estas catástrofes son y han sido inevitables y a lo más que hemos llegado es a crear (sobre todo del siglo XX para acá) laboratorios de observación de nuestro planeta, servicios sismológicos, centros de atención oceánica y, en nuestro país, hasta la creación de un centro de Prevención de Desastres con un fondo económico dispuesto para estas emergencias. Fondo que, por cierto, desapareció gracias a la 4T. Hasta hace unos cuantos meses estábamos más o menos preparados para intentar sobreponernos a la furiosa naturaleza. Sin embargo, las catástrofes que estamos enfrentando en estos últimos meses hubieran sido evitables, al menos controlables y resultan muy lamentables. Son las catástrofes promovidas por la mal llamada cuarta transformación.
Veamos:
1.- MÁS DE 60 MIL MUERTES POR EL COVID
La cifra es aterradora y es la oficial, la extraoficial parece ser que hay que multiplicarla por tres. Se nos había dicho hace algunos meses que, de llegar a este número de decesos por la pandemia, la situación sería literalmente catastrófica y el problema estaría desbordado. Y así mero es, sin duda alguna. El número de contagios continúa siendo muy alto y el número de muertes diarias también, aunque todos los días nos digan que vamos bien. El presidente sigue sin cubrebocas, predica con el mal ejemplo al igual que su supuesto epidemiólogo López Gatell, cortesano que recibe por su incapacidad para controlar la pandemia y su verborrea mentirosa 13 organismos más para controlar desde su supersubsecretaría, entre ellos COFEPRIS, lo que garantiza la compra a modo, no de los mejores medicamentos, sino de los que les convengan más. Ni se hacen más pruebas, ni se siguen las recomendaciones de la OMS, ni hay medicamentos en los hospitales; y el gran argumento que dan para justificar sus mortales errores es que aún hay camas y respiradores disponibles. Claro que hay, muchos mexicanos han muerto y siguen muriendo en sus casas al no ser recibidos a tiempo por las instituciones de salud pública. Se estima que al final de este año la cifra oficial de fallecimientos rondará los 180 mil (¡otra vez, por 3!). El gigantesco desastre por el mal manejo de la pandemia de los populistas Trump, Bolsonaro y AMLO, lo estamos sufriendo en carne propia y ha costado y costará muchas vidas. Cuanta impotencia.
2.- NEXOS Y LA CENSURA
La tribuna presidencial es usada diariamente, desde hace dos años, para atacar y generar un ánimo de linchamiento social contra los que no piensan como el Sr. López Obrador. En esta misma semana se publicó en el Diario Oficial de la Federación la inhabilitación de la revista Nexos que no podrá ser contratada durante dos años por el Gobierno Federal ni por los gobiernos estatales, dice. Se estigmatiza públicamente a esta revista por, al parecer, un error en un documento presentado para cobrar la inserción de un anuncio del IMSS por 74 mil pesos, la multa derivada de esto es por 900 mil. Vale la pena recordar que hace ya dos años que esta publicación no ha contado con anuncios del gobierno federal. Esto es, definitivamente, lo importante para la 4T no era evitar las contrataciones en este medio, más bien se trataba de una seria advertencia, con un tufo indiscutible de censura, para los que se atreven a desafiar el pensamiento único que se promueve en la actual administración. Que el pensamiento “conservador”, lleno análisis, de cifras y datos duros que contradice la versión oficial, no prospere, advierte la actual administración.
Se me termina el espacio, pero ofrezco que la semana entrante dedicaré mi artículo a tratar de comprender cómo sabe el presidente que las declaraciones filtradas de Lozoya son las oficiales (¿será que alguien le comunica esto desde la independiente FGR?) y de como si Chucho el Roto o Leona Vicario robaron pues… es nomás tantito y está totalmente justificado. Contra viento y marea le seguimos.