Contra el pesimismo

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-Es difícil ser optimista en estos días, pero no es permisible ser pesimista. 

La situación nacional es cada día más complicada y mucho más difícil para la oposición. La inercia en la que esencialmente se mantiene el gobierno de Claudia Sheinbaum respecto del sexenio obradorista ha agravado muchos de los problemas que éste le heredó y pareciera que más temprano que tarde pueden hacer crisis. De hecho, ya empezó a suceder con el asunto de la inseguridad en varios estados de la república, particularmente en Sinaloa donde la cuerda se está rompiendo, ya que el hartazgo de la sociedad ante tanta violencia y la evidencia publica de la complicidad (simbiosis) del gobierno con los grupos criminales ha llegado al límite de la pasividad y la tolerancia de la gente que,  multitudinariamente, está exigiendo la salida del gobernador morenista Rocha Moya.

¿Qué decisión tomará el gobierno federal? Esto puede significar un punto de inflexión ante la fallida estrategia del obradorismo en la materia, porque muchos hechos apuntan en el sentido de que en las alianzas de Rocha con la delincuencia participó el expresidente de la república. ¿Se desharán del gobernador sinaloense  para salvar al máximo jefe político? Está por verse.

Lo cierto es que esta papa se ha sobrecalentado por las amenazas trumpistas de declarar a los cárteles de la droga en México como organizaciones terroristas, cuyas consecuencias prácticas son desconocidas.

Por otro lado, en la economía se avizora un estancamiento, un magro crecimiento del PIB para 2025 y 2026, que podría superarse o agravarse dependiendo del resultado de la elección de los integrantes del poder judicial. Hasta ahora prevalece la incertidumbre jurídica, que ahuyenta la inversión privada, aún cuando se haya anunciado un ambicioso “Plan México” para el desarrollo económico con la participación del sector empresarial.

Paralelamente, no puede negarse que está agotado el presupuesto público para solventar la pesada carga del costo de los programas sociales, muchos de ellos con un gran contenido de control electoral. Ante tal escenario, han recortado programas esenciales en salud (los de estimulación temprana, entre ellos), lo que sigue provocando desabasto de medicamentos y de muchos materiales de curación y para intervenciones quirúrgicas. Igualmente sucede en educación pública, donde además  hay una gran confusión en el magisterio sobre los planes a seguir. La lista de sectores y aspectos desatendidos es larga (en el campo, combate a la corrupción, etc.).

Quizá todavía sea temprano para saber qué podrá pasar en todos los rubros, pero no dudemos de que en la lógica de la actuación gubernamental, cualesquiera decisión que asuma el gobierno, se  mantendrán como prioridad, en el centro, los programas sociales de corte clientelar, los cuales no acaban de sacar a la gente de la pobreza y algunos de los cuales son costosos e  improductivos. Aunado a ello, muy probablemente  estén dispuestos a avanzar hacia la imposición de reformas electorales que eliminen o minimicen la capacidad de acción de las oposiciones, como sería la supresión de las figuras de representación proporcional y del financiamiento público para los partidos políticos (¿avalarán su suicidio el Partido Verde y el PT, aliados de Morena?).

Por todo ello, ante este océano de dificultades, es de reconocerse el mérito y valor político de quienes han hecho pública su determinación de ir a la conformación de nuevos partidos políticos, así como de aquellos que han manifestado su decisión de actuar desde diversas trincheras críticas y opositoras (ciertamente no todos son realmente opositores, sino que también hay desdoblamientos del régimen). En todo caso, es deseable que puedan hacerse compromisos para sumar fuerzas, ya sea en una sola agrupación o mediante algún tipo de fórmulas para la actuación conjunta.

La diversidad y pluralidad de la sociedad mexicana es tan grande que difícilmente podrá caber en una sola organización. Sin embargo, también es un gran riesgo la balcanización y pulverización de quienes ostentan banderas similares, propósitos comunes y que aspiran a representar a segmentos sociales que tienen aspiraciones esencialmente iguales. Se dispondrá de los próximos once meses de este 2025 para explorar posibles  caminos de confluencia.

Lo importante a subrayar es que no debemos dar cabida al pesimismo porque éste es el escalón que precede al inmovilismo. Y eso en política es equivalente al suicidio.

La estrategia del grupo gobernante, con sus arrolladoras decisiones autoritarias tiene, entre otro de sus objetivos, el que se instale un estado de ánimo que paralice a los opositores, que éstos asuman que ya no hay nada que hacer para enfrentar al oficialismo, que todo está perdido de antemano y que no vale la pena luchar. No permitamos que esto suceda.

Hagamos nuestro el precepto de que ni las victorias son eternas ni las derrotas son para siempre. Además, es muy probable que las contradicciones en el interior de quienes gobiernan se empiecen a manifestar y hay que estar preparados para aprovecharlas.

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