Churubusco
Alcaldía de Coyoacán, Ciudad de México
Toponimia
El asentamiento indígena se llamaba Huitzilopocho del náhuatl huitzitzi (colibrí) y opochtli (zurdo). Se traduce como: “Colibrí zurdo”. Se castellanizó como Churubusco.
Historia
Es una fundación de la Orden de Frailes Menores (OFM) de la Provincia del Santo Evangelio. En 1538 inicia la evangelización de los franciscanos en este lugar. Se construye una estructura sencilla sobre un basamento dedicado al dios Huitzilopochtli.
Ponce dice que fue la primera obra construida por frailes. En su totalidad se levanta en ladrillo. La obra se atribuye a fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México. De ser así la construcción se sitúa entre 1528 y 1548.
El conjunto conventual después pasó al clero secular y en 1587, los franciscanos lo cedieron a los frailes dieguinos (G. Kubler). En otra versión es que en 1580. Ellos aquí pusieron su noviciado y una casa de formación para los misioneros que iban a Filipinas, China y Japón.
En el siglo XVII se amplía el convento y en 1677 se construye la actual iglesia, que se dedica a San Diego. En el siglo XVIII vuelve a ser ampliado. En 1801 se construye la capilla de San Antonio. El conjunto adquiere su actual forma.
A los dieguinos en 1847 les piden dejen el lugar. El convento se convierte en un fuerte para resistir la invasión de Estados Unidos. En 1935 al conjunto conventual se le declara Monumento histórico. A partir de 1939 queda a cargo del INAH.
En 1940 obras hidráulicas del Departamento del Distrito Federal provocaron grandes daños en el edifico. De 1949 a 1959 se trabajó en su reparación. En ese año la iglesia se entregó a los franciscanos de Coyoacán.
El Museo del Transporte se estableció en el convento. En 1970 se cierra. En 1980 se trabaja en la restauración del edificio y en 1981 se inaugura el Museo Nacional de las Intervenciones.
Descripción
– Atrio
Al atrio se entra por esta puerta, que es un arco de medio punto que remata en un frontón triangular. La puerta es de madera. La barda es de cuatro metros de altura y tiene arcos invertidos.
En las paredes interiores un Vía Crucis de talavera poblana. El espacio es ahora un jardín. Al centro un pasillo que va de la entrada a la puerta de la iglesia.
– Iglesia
Exterior
La portada tiene tres cuerpos y un remate. En el primero un arco de medio punto entre dos pilastras con fustes estriados. En el segundo al centro una imagen de la Virgen de los Ángeles. A sus lados dos escudos de los bienhechores del convento: Elena de la Cruz y Diego del Castillo. En el tercer la ventana del coro. El remate es un frontón abierto con pináculo.
La torre tiene dos cuerpos y remata en una cúpula. El primero forma parte de la fachada. El segundo en sus cuatro costados tiene arcos de medio punto alargados. Se enmarcan en pilastras lisas.
La capilla de San Antonio ocupa el espacio de la portería. Los azulejos fueron elaborados en la Academia de San Carlos. Fue el bautisterio. A la derecha se conservan dos arcos de la portería. Son de medio punto.
Interior
La planta es de cruz latina. El techo son bóvedas de arista. En el crucero una bóveda de lunetos. Hay ocho retablos. En la nave cuatro. Eran del Santuario de la Piedad y en 1920 se trajeron a esta iglesia. Todos barrocos del siglo XVIII. Están dedicados a: San Antonio de Padua; Cristo crucificado; Virgen del Carmen y San José.
El altar mayor es barroco de los siglos XVII-XVIII. Las pinturas se atribuyen a Baltasar de Echave Rioja. Y el ensamblaje del altar a Juan Montero. Tiene cuatro cuerpos y tres calles. En el primero hay dos puertas que dan a la sacristía. Sobre ellas unos medallones. Al centro el altar.
La calle central tiene a la Virgen de los Ángeles, más arriba un nicho con un crucifijo y después una imagen. El remate es un cuadro. En las otras calles tres cuadros en cada una de ellas. Todos enmarcados en pilastras.
Los retablos laterales son barrocos del siglo XVII. Están dedicados a: San Francisco de Asís; Virgen de Guadalupe y Purísima Concepción.
– Convento
La estructura del convento es la del siglo XVI. Con transformaciones en los siglos XVII y XVIII. En el siglo XIX, vivió nuevos añadidos cuando fue Hospital Militar.
Tiene claustro bajo y alto. En ambos en sus cuatro costados tres arcos de medio punto asentados en columnas toscanas. Todo es de mampostería. El claustro alto tiene un barandal. Al centro del patio una fuente.
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– Murales
Hay murales en muchos sitios del convento. Están en las paredes y en los techos. Hay cenefas en la parte alta y baja de los muros. Los hay en los arcos, pero también en grandes espacios de las paredes. Todo son figuras geométricas o flores. En el antecomedor hay figuras humanas. Deben ser del siglo XVIII y XIX. En el claustro alto hay un Vía Crucis como la estación que aquí se ve.
– La huerta
– Patio
Comentario
El conjunto conventual está dentro de un parque. Es un oasis en medio del ajetreo y ruido de la ciudad. En ese entorno los edificios se aprecian muy bien.
Los ocho altares barrocos del siglo XVIII son muy buenos. Hay pinturas de enorme calidad. Me gustaría estudiarlas. Estoy ahora leyendo La pintura Colonial en México, de Manuel Toussaint (UNAM, 1982).
El convento es de dimensiones pequeñas si se le compara con otros conventos del siglo XVI. Éste solo tiene tres arcos por lado, mientras, por ejemplo, el de Xochimilco cuenta con seis.
Llama la atención la gran cantidad de murales al interior del convento. Son de calidad desigual. Pienso que ya no hay nada del siglo XVI y XVII y más bien todas son del siglo XVIII y XIX. No estoy seguro.
Al interior la estructura del convento es muy compleja. Es un laberinto. Son añadidos y añadidos. En algunas salas hay diversos elementos que se conservan como lavamanos, algunos nichos.
Las loggias que dan a la huerta son lugares de meditación y también descanso. Es notable como el convento y la iglesia ha podido resistir tal embate modernizador de la ciudad. Después de siglos ahí sigue.
El sitio es un lugar histórico por la resistencia de las tropas mexicanas, al mando del general Anaya, en la invasión de Estados Unidos en 1847. El Museo Nacional de las Intervenciones es muy interesante y didáctico. Está muy bien conservado. Vale la pena visitarlo.
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– Visitas
La primera vez que tomé notas fue en 1984. La última visita la hice en 2022 (marzo).
– Fuentes consultadas
Notas de las visitas.
Kubler, George, Arquitectura mexicana del siglo XVI, FCE, México, 1983.
Guzmán Monroy Virginia y Rubén Rocha Martínez, El Exconvento de Churubusco, INAH, México, 1991.