El jugador de lo que empieza a aparecer como renovadas Chivas, Jesús Molina, dijo que le parece que “en México no le hemos dado la importancia necesaria” al coronavirus.
La opinión del capitán del Guadalajara es compartida por mucha gente. No está claro cuál es el justo medio que debe considerarse, siendo que a nivel mundial se están tomando medidas cada vez más drásticas.
Si bien México no es un foco infeccioso, no quita las acciones que, se supone, ya se deben tomar, y más por la experiencia colectiva de la influenza de hace algunos años.
A un fenómeno con tintes de lo inédito le acompaña la inevitable especulación y, por encima de todo, los justificados miedos ciudadanos. Éstos se incrementan al ver cómo están reaccionando en el mundo mientras que en el país se mantiene una política alejada de lo que se está haciendo muy cerca de nosotros, como es Centroamérica, EU y Canadá.
El miércoles planteaba el subsecretario de Salud que México podía ser un puente para los viajeros de Europa, debido a que EU va a cerrar sus fronteras a los vuelos del viejo continente. La propuesta pareció fuera de lugar debido a que en Europa se están tomando cada vez medidas más drásticas porque va creciendo el temor de que mucha gente pueda estar contagiada sin saberlo.
A esto se suma que los controles en los aeropuertos todavía no son lo suficientemente severos para poder conocer si las personas que entran al país pudieran, eventualmente, estar contagiadas.
La gran cuestión está en el qué hacer en lo inmediato. Algunas reacciones están siendo de claroscuros. Ha sido sensato postergar el tianguis turístico por las personas que se presume vendrían de otros países. No le fue fácil al gobierno yucateco, pero queda la impresión de que existe internamente un proceso organizativo que permitirá retomar el evento en septiembre.
Los de pantalón largo del futbol también tomaron medidas bajo una singular lógica. Los jugadores no se deberán saludar en la presentación de los equipos pero después, como es sabido, juegan en medio de un contacto sistemático que incluye roces constantes en medio del sudor que produce su actividad.
Lo que ya está pasando es que algunos gobiernos e instituciones están pasando por alto las indicaciones del Gobierno. En Jalisco ya se están tomando medidas preventivas y en la UNAM se ha decidido suspender una serie de actividades, como conferencias, viajes académicos y encuentros deportivos, en función de la información que ha venido fluyendo sobre el coronavirus.
Suponemos que en los centros turísticos que por lo general en esta época del año albergan a muchos extranjeros, Cabo San Lucas, Cancún y, en general, la Riviera Maya, se estén tomando medidas drásticas por lo que puede significar la inevitable propagación del virus.
Es entendible que el Gobierno esté aguantando hasta donde es posible tomar medidas drásticas por lo que puede significar, particularmente para la economía. Sin embargo, da la impresión que hemos entrado en una etapa delicada que quizá ya está obligando a otro tipo de estrategias.
No hay duda que se tienen que tomar medidas en función de decisiones basadas en diagnósticos de las autoridades de salud y no en términos políticos. Lo que está pasando es que pareciera que las decisiones se están tomando por estas últimas razones.
Viene un fin de semana cargado de actividades públicas. El fútbol concentra la atención y, en particular, el Cruz Azul-América del domingo en la noche. Mañana abre Corona Capital, uno de los festivales de rock más importantes de todo el continente, el cual aglutina a un número verdaderamente importante de jóvenes del país.
Llegó el momento inevitable de las medidas drásticas, nos gusten o no.
RESQUICIOS.
Una de las decisiones más difíciles de tomar será el posponer o no los Juegos Olímpicos de Tokio. Trump, que se mete en todo, sugiere que se pospongan, mientras que en Japón está echada a andar la maquinaria; el futuro de los juegos es un galimatías.
Este artículo fue publicado en La Razón el 13 de marzo de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.
Autor
Javier Solórzano es uno de los periodistas mexicanos más reconocidos del país, desde hace más de 25 años. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, cursó estudios en la Universidad Iberoamericana y, hasta la década de los años 80, fue profesor de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana.
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