No se alcanza a apreciar cómo será el futuro en tiempos en que se han agudizado los contagios por el coronavirus.
Antes de la tercera ola aparecían elementos que nos iban dando cierta idea de lo que pudiera venir, pero ahora estamos de nuevo en la incertidumbre. Ya hay indicios de lo que ahora se viene. Algunas medidas que se están tomando en algunos países las vamos a tener que tomar tarde que temprano.
El Gobierno mexicano insiste en seguirse manejando por la libre y evitar solicitar pruebas a las personas que visitan nuestro país, lo cual ya se vio que no es una buena estrategia.
El problema en los centros turísticos, particularmente del sureste, ha evidenciado que el no pedir pruebas ha venido a provocar un incremento de contagios y sus respectivas secuelas. Al mismo tiempo, no tomar medidas drásticas se ha traducido en un relajamiento en muchas playas, no sólo se trata de tomar la temperatura y poner gel en las manos.
Sin saber cómo terminarán desarrollándose las cosas, en el aquí y ahora no queda nada claro. Lo que hay que asumir es que si nuestros hábitos han cambiado muy probablemente serán todavía más diferentes a futuro las formas de vida que ya tenemos.
Tarde que temprano se va a tener que asumir que vamos a requerir para muchos trámites internos nuestro certificado de vacunación. Está claro que no resuelve todos los problemas, pero sí es un elemento de enorme relevancia en nuestras relaciones sociales. Está claro que la vacuna no evita los contagios, pero atempera las secuelas y más con la variante Delta.
El Gobierno mexicano sigue tratando de alargar al máximo la permisibilidad y el movimiento para evitar meter a la economía en más problemas, lo cual es entendible, pero no por ello se tiene que desatender el gran riesgo que estamos corriendo con ello.
La gran cantidad de contagios está en línea directa con la estrategia que se está siguiendo, no se están tomando medidas que pudieran atemperar las cosas y, como lo alertamos ayer, estamos en medio de contradicciones oficiales que ya están teniendo un costo alto y sobre todo consecuencias.
Una de las estrategias para enfrentar el futuro está en que en lo inmediato se tomen medidas más drásticas. Como están las cosas en el país el Gobierno tendría que dirigir todas sus baterías a evitar los contagios y ofrecerles alternativas reales a los ciudadanos.
Muchos de los programas de gobierno podrían ser reducidos en lo económico para dirigirlos hacia un plan nacional que pudiera atemperar la pandemia. De nuevo estamos ante escenarios en que los sectores de la población con mayores adversidades económicas son quienes están siendo afectados.
No es para tranquilizar a nadie que se insista en que factores externos en la salud de la sociedad están siendo un elemento clave en el incremento de contagios. La responsabilidad de atender la pandemia y buscar salir de ella, en la medida de las posibilidades y reconociendo las innumerables dificultades que hay para enfrentarla, están en las estrategias del Gobierno. Seguir señalando críticamente el pasado del sistema de salud no exime de responsabilidad del actual Gobierno, porque como fuere la pandemia le tocó enfrentarla al actual Gobierno; a querer o no está en el ámbito de su responsabilidad con lo que tiene y presumimos ha ido construyendo.
Según reconocidos especialistas la pandemia va para largo. Quizá a final de año se haya atemperado, pero no desaparecido. El futuro está en lo que el Gobierno empiece a decidir, se tiene que ayudar a los ciudadanos, porque el empleo no se está recuperando como lo muestran los datos del Inegi y del Coneval, por más que se insista en que se tienen “otros datos”.
Hay que tomar medidas por más impopulares que sean, no hacerlo le está pegando brutal y ferozmente a la salud de la sociedad.
RESQUICIOS
La amenaza del CJNG a un conjunto de medios y a Azucena Uresti es para tomar muy en serio; solidaridad y apoyo.
Este artículo fue publicado en La Razón el 10 de agosto de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.