El aprendizaje ante la pandemia ha sido desigual. En más de un caso cada quien ha tomado el camino que le parece, sin soslayar que buena parte de la sociedad ha sido cuidadosa, lo que no quita el hartazgo y el cansancio.
Estamos desde hace varias semanas en tiempos particularmente difíciles. Junto con las manifestaciones del virus es probable que se hayan tomado medidas apresuradas bajo el supuesto de que se estaba superando la pandemia o por las urgencias económicas.
Va quedando claro que vamos a vivir con el virus durante mucho, mucho tiempo y vamos a ver también cómo evoluciona y se transforma, de hecho, en eso andamos desde hace meses en medio de la confusión, preocupación e incertidumbre.
La desigual política del Gobierno ante la pandemia es también parte de lo que los ciudadanos hemos visto, entendido y aprendido. El Gobierno es quien ha dictado las formas y los ciudadanos las hemos seguido con todo y los devaneos que han llevado a una infinidad de interpretaciones.
El aprendizaje también está siendo desigual, porque los ciudadanos hemos dejado de cuidarnos. Es entendible el hartazgo, el cansancio y la necesidad de salir, pero se nos ha pasado la mano.
Algún día sabremos qué tanto la decisión del Presidente de no usar cubrebocas terminó por ser importante e influyente entre muchos ciudadanos. Pareciera que el tabasqueño se empecinó con el tema y lamentablemente perdió de vista la importancia no sólo del uso del cubrebocas, un integrante de su gabinete le dijo “bozal”, sino la enorme relevancia que para millones de personas tiene lo que hace o dice.
Especialistas de todo el mundo han concluido que el uso del cubrebocas es un elemento estratégico para evitar el contagio. No es casual que ante la intensificación de cientos de miles de contagios en EU el gobierno haya decidido de nuevo pedirle a la población que use el cubrebocas con todo y su efectiva estrategia de vacunación en todo el país. En EU están en la etapa en que quien no está vacunado materialmente se debe a que no quiere que lo vacunen.
En medio de estos días complicados y azarosos, el gran tema sigue siendo el proceso de vacunación. No se ha resuelto, a diario nos informan que llegan cientos de miles de vacunas, pero el proceso de depuración y efectividad sigue siendo lento para aplicarlas.
López Obrador refiere de manera regular a la madurez de los ciudadanos para apelar y fortalecer en un buen número de casos las decisiones que toma. El gran problema está en qué tanta información tenemos los ciudadanos respecto a los temas que están en la agenda pública, en los actos de gobierno no podemos vivir de la fe hacia los gobernantes.
En el caso la pandemia, el Gobierno en diversas ocasiones ha terminado por confundir a la población, lo que ha tenido inevitables consecuencias y secuelas. El tema del semáforo ha entrado en terrenos de confusión, porque fue el mismo vocero quien dijo que era un asunto “intrascendente” y porque no hay día en que no nos diga que el semáforo se va a establecer bajo los criterios o algo parecido.
Llegará el momento de los balances de lo que todos hemos hecho cuando haya cierta tranquilidad. El Gobierno será, sin duda, el eje de todo esto, pero más allá de ese inevitable momento, lo relevante está de nuevo en el hoy para enfrentar la tercera ola.
La relajación efectivamente se debe en buena parte a los ciudadanos, pero insistimos en que hay una interpretación de las políticas oficiales derivada del desigual proceso informativo.
En esta tercera ola es fundamental, a decir de especialistas, que en muchos casos no han sido escuchados, proteger a los ciudadanos.
Como están las cosas andamos de nuevo contra las cuerdas.
RESQUICIOS
No hay duda de la importancia y necesidad que tiene el regreso a clases presenciales. El país es muchos países a la vez, habrá que ver en qué estados y ciudades se puede hacer y en cuáles habrá que seguir esperando, no se trata del “llueve truene o relampaguee”.
Este artículo fue publicado en La Razón el 27 de julio de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.