Estoy completamente a favor de que el deporte no sea sexista y que las atletas femeninas decidan, ellas, no sus federaciones, si quieren salir en bikini, shorts o monos completos a competir porque lo que ellas van a demostrar es su trabajo como deportistas, si una o muchas, además, quieren exhibir sus muslos firmes o sus nalgas redondas, es su asunto.
Por eso después de la nueva ola feminista y de los cientos de movimientos en favor de los derechos de las mujeres, contra los abusos o el sexismo, es inverosímil que la Federación Internacional de Balonmano de Noruega haya multado con 150 euros a las jugadoras que decidieron usar mallas cortas durante el partido por la medalla de bronce contra España en el Campeonato Europeo de Balonmano Playero en Varna, Bulgaria.
Defiendo el derecho de las mujeres a hacer con su cuerpo lo que quieran y por eso respaldo a las jugadoras que en mundiales o las Olimpiadas quieren cambiar estereotipos, por ejemplo las gimnastas que desde hace años decidieron ya no verse como muñequitas (también las que sí) y demostrar y mostrar toda la fuerza de sus músculos.