La historia pendular significa que los pendencieros sólo cambian de color
Orencio Puig
Aclaración pertinente: me parece que el Frente Nacional AntiAMLO (Frenaaa) tiene el legítimo derecho a protestar contra Andrés Manuel López Obrador e incluso pedir su renuncia; también opino que sus planes no son los más convenientes para la estabilidad política del país.
Para decirlo en breve, no soy fan de Frenaaa ni de sus modos, pero López se “acalderonó” con ellos… y abusó de su poder.
Giambattista Vico, el italiano nacido en el siglo XVII, sostenía que la historia era cíclica, con avances y retrocesos. En sus ideas se basa la explicación pendular de las ideologías en el poder: las sociedades eligen gobernantes de una orientación y los alternan con otros del extremo contrario. Así fue durante todo el priismo dominante y así sucede en Estados Unidos: la corrección política de la época de Barack Obama tuvo como respuesta a su contraste, el energúmeno naranja que actualmente ocupa la Casa Blanca.
Lo mismo puede decirse de Brasil, que pasó de contar con gobiernos de izquierda a tener su Trump región 4: Jair Bolsonaro, un sujeto que es, por derecho propio, el antiLula.
¿Y en México?
Al igual que sus mentores —los nazis—, en Morena asumen que tendrán un Reich de mil años —es verdad, Gerardo Fernández Noroña ya dijo que esperan quedarse en el poder varios sexenios—. Pero una cosa son los deseos y otra la realidad: en su candidez, los esbirros presidenciales creen que la receta de atole con el dedo alcanza para 2024 y para poner a Marcelo Ebrard en Palacio Nacional. Al paso que va el deterioro económico del país, los 30 millones de electores lopistas de 2018 serán rebasados en 2024 por 40 millones de nuevos pobres y desempleados.
Y ahí es donde el movimiento pendular de la política hace preguntar dos cosas: dado que ya llegó López Obrador, ¿le sucederá un Bolsonaro? ¿Y quién será il Duce del altiplano?
Algunos consideran que Gilberto Lozano, líder de Frenaaa, puede ser ese Bolsonaro mexican curious. A mucha gente le gusta su estilo directo y gritón, pero no estoy seguro de que un gran volumen de voz sea siempre compatible con un gran cerebro. En su caso, aunque Lozano defiende la libre empresa y otros valores liberales, sus mayores muestras de indignación tienen que ver con temas morales y eso le acerca a los movimientos más recalcitrantes del país.
En pocas palabras, la izquierda de López es insoportable, pero una derecha ultramontana no es la alternativa.
Sin embargo, mucho me temo que Gilberto Lozano ha hecho mucho más que el resto de la oposición para enfrentar al autoritarismo pejista. Incluso el plantón de Frenaaa es una versión right side del que en 2006 hizo López Obrador en Paseo de la Reforma. Pero no nos equivoquemos: si bien López y Lozano son opuestos, ambos se sienten Zurván, pero son como Ahrimán, entes de oscuridad y conflicto.
Por el bien de México, espero que otros liderazgos fuertes, liberales y demócratas surjan a la brevedad. Pero la tibieza y desarticulación opositora le están abriendo camino a un Bolsonaro azteca, uno que no tiene empacho en usar las herramientas de López Obrador y gritar más fuerte que él: si tenemos nuestro propio Trump, será culpa de la indolencia social. Sobre aviso no hay engaño…