A quienes molesta circular por la CDMX a 50 kilómetros por hora debe servir de lección el accidente que provocó, en avenida Reforma, un conductor ebrio, de 33 años de edad, que conducía a exceso de velocidad y mató a las cuatro personas que lo acompañaban, pero él salió ileso.
Pero el nuevo Reglamento de Tránsito de la capital (impulsado por Miguel Mancera) molesta a muchos que consideran que conducir a 50 kilómetros es una lata, y propicia la imposición de un mayor número de multas. Incluso, Morena juntó firmas para quitarlo.
El partido de AMLO está en desacuerdo con que las multas por manejar a más de 50 kilómetros asciendan hasta los mil 433 pesos, y que si un agente se siente ofendido por un conductor, sea de hasta dos mil 150 pesos. O circular sin póliza de seguro cueste dos mil 867 pesos.
El nuevo reglamento es un acierto en una ciudad donde circulan 4.8 millones de automóviles, camiones de transporte público y de carga, motocicletas y un creciente número de bicicletas que ruedan en sentido contrario, sobre banquetas y sin respetar altos.
La tragedia del BMW no fue mayor, justo porque se produjo alrededor de las tres de la madrugada, una hora de escasa circulación de autos y de peatones. Y para que fuese peor, bastaba con que el conductor ebrio manejara a más de 50 por hora a mediodía.
Lo destacable del nuevo reglamento del Jefe de Gobierno es precisamente que se centra en proteger a los peatones y elevar la seguridad de todos, en una ciudad donde los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte entre los 15 y los 29 años de edad.
Según el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, las lesiones no intencionales producidas por incidentes viales se ubican entre las 10 primeras causas de muerte en México y además son la tercera parte de la carga de la enfermedad.
Pero muchas de las bondades del nuevo reglamento son, en realidad, papel mojado, pues los agentes de tránsito de la SSP de la CDMX no son ejemplo de ahínco a la hora de imponer multas. De hecho, es raro observar a alguno haciéndolo, pues dejan esa labor a las cámaras de fotomultas.
A algunos ya no resulta negocio, porque en la capital hay cámaras de seguridad por doquier (públicas y privadas), lo cual dificulta que puedan extorsionar o dejarse extorsionar. Y no sólo eso: la mayoría de los peatones tiene el celular a mano para grabarlos y subirlos a las redes.
Es por eso que, aun siendo terribles, las imágenes del accidente del BMW en Reforma deberían ser divulgadas para que, así, concienticen a todos.
¡Que sirvan de lección!
Este artículo fue publicado en La Razón el 03 de marzo de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.