Jesús Murillo Karam nunca dejó de estar en el radar por el caso Ayotzinapa. Fue el responsable de la investigación a través de Tomás Zerón de Lucio, fue la cara de la justicia del 26 de septiembre de 2014.
Las investigaciones que hizo la entonces PGR en algunas de sus vertientes se han mantenido. El informe de Alejandro Encinas coloca nuevas variables como el papel del Ejército, pero en algunas de sus conclusiones es similar a la de la PGR.
Desde los primeros momentos se consideró la posibilidad de que los 43 estudiantes estuvieran muertos y que habían sido incinerados, y también porque al paso del tiempo no se daba con el paradero de ellos.
Jesús Murillo estuvo marcado por dos declaraciones desafortunadas. Hacia el final de la larga conferencia de prensa en que informó sobre las investigaciones de la PGR expresó “ya me cansé”, lo cual tenía razón de ser porque venía de una enfermedad, como sea, bien pudo haber dicho traigan una silla y listo. La otra fue la de “la verdad histórica” que, si bien tiene una explicación desde la perspectiva de derecho, pareció que estaba cerrando el caso.
En la medida en que iba pasando el tiempo el caso se politizó de manera desmedida. Por un lado, estaba la exigencia de justicia por parte de los estudiantes de la normal y de los familiares, y, por otro lado, aparecieron muchas voces que más que tratar de que se supiera la verdad de lo sucedido en la llamada “noche más triste” utilizaron el caso y lo siguen utilizando.
La desaparición de los estudiantes ha transcurrido en medio de la confusión, lo que ha llevado a que la investigación sea vista con desconfianza y dudas. El informe de la semana pasada no cambia mucho las cosas, a pesar de la voluntad de querer aclararlas a través de un personaje creíble y comprometido como Alejandro Encinas.
La PGR trató de resolver en su momento lo más pronto posible el caso, no sólo eso, buscó a como dé lugar convencer con su versión sin reparar en la forma en que lo estaba haciendo, buscó colocar su investigación como definitiva. Insistió una y otra vez en algo que sin duda es cierto, pero fue adquiriendo diferentes interpretaciones: los estudiantes fueron secuestrados y entregados a un cártel, el cual los asesinó e incineró.
A partir de esto se llevó a cabo una investigación, la cual ha llevado a la detención de un gran número de detenidos. Para corroborar la versión se torturó, se violaron los derechos humanos y se les obligó a dar una versión que tuviera que ver con la oficial.
Por lo que se ha podido ver y saber, buena parte de lo sucedido tiene que ver con esta investigación; sin embargo, en el camino se violó la ley y se dejó a un lado el papel que podrían haber jugado las Fuerzas Armadas.
En función de esto último no había manera de que no tuvieran conocimiento de quién era el responsable en rango jerárquico de la investigación. A la PGR no pareció importarle el mecanismo legal para llegar a las conclusiones que le urgían y les urgían. Trató de responder lo más pronto posible, lo cual tenía lógica; sin embargo, el problema es que lo hizo pasando por alto el marco legal, si se hubiera ceñido a él la investigación tendría otro destino alcanzando la confianza y certidumbre.
Las acusaciones contra Murillo Karam van a ser difíciles de comprobar; sin embargo, es una manera de intentar conocer elementos de la investigación, también es una forma de mandar un mensaje de destino múltiple, el cual pasa por los padres de familia de los estudiantes desaparecidos, a la sociedad para que vea cómo un alto funcionario del pasado es detenido, y quizá también el mensaje llegue a Madrid.
RESQUICIOS
Entra uno y sale otra, Rosario Robles está en libertad como debió haber estado para llevar a cabo su proceso. Desde hace tiempo en sus artículos, declaraciones y entrevistas pareciera que Rosario está regresando a sus orígenes políticos, parece ser de nuevo la mujer que generó tanta expectativa, a ver si hay tiempo para ello.
Este artículo fue publicado en La Razón el 22 de agosto de 2022. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.