El 19 de mayo de 2015 fue un día peculiar en el intercambio público mexicano. Varios medios dieron a conocer un material explosivo “subido a la web por un usuario anónimo”; así lo tituló Aristegui Noticias: “Audio revela espionaje al presidente del INE en pleno proceso electoral” y así lo hizo Proceso: “Audioescándalo en el INE: Lorenzo Córdova se mofa de indígenas”. Los dos medios subieron el audio en su respectivo portal. (La revista etcétera no lo hizo)
Dos años despues, esos medios que lucraron con un material grabado ilegalmente (difundirlo también es ilegal), le dan preeminencia al reportaje de The New Yor Times publicado el lunes de esta semana y afirman –a diferencia del trabajo mismo del diario estadounidense– que el gobierno federal lo llevó a cabo; lo hacen además sin un solo elemento de prueba y mediante la proclama de ser víctimas, en efecto, de un acto ilegal.
En la difusión que Aristegui Noticias y Proceso hicieron no medió alguna definición editorial para explicar a los lectores sus razonamientos (o justificaciones), lo hicieron y en particular la revista ofreció su lectura: Lorenzo Córdova se burló de los indígenas y ya, en una consideración que comparten franjas significativas de usuarios de las redes sociales, aunque el presidente del INE se estaba burlando de un farsante representante de los indígenas que habla más como Toro, el amigo inseparable del Llanero Solitario, que como alguno de los diferentes indígenas que hay en el país. Pero más allá de esas interpretaciones, es patente la doble moral de los medios de comunicación que denuncian espionaje cuando en más de una ocasión lo han alentado en sus partes informativos. También es patente la impunidad porque desde entonces a la fecha las autoridades no han encontrado a los responsables.