El futbol y la cultura de la legalidad

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Por ahí cerca del minuto 40 del primer tiempo, Javier El Chicharito Hernández recibe el balón de lado izquierdo de la portería de EU aunque, en vez de intentar esquivar al defensa y disparar a gol, afloja el cuerpo y cae como una marioneta que se ha quedado sin hilos porque quiere engañar al árbitro…



La multitud en el Estadio Azteca grita que eso es penalti mientras otros le mientan la madre al árbitro o le dicen "…eeero" y a los pinches gringos hijos de su pinche madre; en las redes sociales un usuario comenta que el Chícharo se tiró adrede y decenas lo insultan y le dicen malinchista, entre los más decentes comentan que esa es la picardía del mexicano y que de eso trata este dep…. "¡Puuuto!", le gritan decenas de miles al portero estadounidense que va a despejar luego de que el árbitro regañara a Javier Hernández por pretender burlarlo.



Y así transcurre más o menos la noche en que las selecciones de México y EU empataron un gol.



Este lunes, seguramente, muchos de esos aficionados dirán que en el país existen políticos corruptos que violan o pretenden violar la ley y puede ser que hasta más de uno le llame tramposos. Incluso puede ser que hasta esos aficionados al futbol critiquen a los partidos políticos por querer engañar al árbitro electoral o cuestionen al árbitro porque no sanciona algo que, aunque no fuera falta, debía hacerlo porque sino es un vendido.



Ah, y es que la cultura de la ilegalidad solo ocurre en las urnas y con los políticos porque los ciudadanos para nada que incurren en esas trapacerías, ¿o sí?

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