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viernes 08 noviembre 2024

El obradorista Kumamoto

por José Ramón López Rubí Calderón

Claudia Sheinbaum visitó Guadalajara. Pedro Kumamoto hizo campaña con ella, para ella y para sí mismo. El regidor de Zapopan quiere ser alcalde. Por eso se entregó al obradorismo. Cree que su nueva contradicción le permitirá conservar el registro de su partido y que le ayudaría a gobernar. “Kuma” es para mucha gente una de las peores decepciones de estos años. Se ha transformado en una contradicción total.

Ya se puede concluir con seguridad que la trayectoria política de Kumamoto está sellada por la incongruencia: de ciudadano sin partido a político con partido y éste de partido potencialmente diferente a partido similar a otros y luego a partido aliado de Morena y el “Verde”. Esta última jugada lo consagra como incongruente –y ojalá sea su última jugada.

En otras palabras, Kuma pasó del idealismo al cinismo. Ése es el problema.

Más que criticarlo por haber dejado las candidaturas y la política apartidistas, lo critico por haber caído en el cinismo. Haber dejado el idealismo no es precisamente el problema, es que lo dejó y llegó al cinismo. Cinismo es unirse al obradorismo. Unirse a Morena. Al partido de alguien como AMLO y sólo por poder. Cinismo es afirmar que si Sheinbaum es presidenta va a pasar lo que no puede pasar. ¿Debió “Kuma” unirse a otro partido? No dije eso. Digo que el suyo debió ser un partido diferente, un partido independiente. Si no era necesariamente malo que dejara de ser político independiente o sin partido, sí lo es que su partido no haya sido un partido independiente (ya no lo es) para ser uno más.

Son las dos grandes contradicciones de su carrera y, como veremos, una es peor.

Kumamoto no pudo o no buscó realmente hacer una política que no fuera ni cínica ni totalmente idealista, una política de partido y realista pero también ética, verdaderamente diferente: con principios pero también pragmatismo, o pragmática pero con límites éticos, límites reales y serios, con principios no negociables pero con disposición a negociar alrededor de ellos. No es lo común o tradicional, no es “pan comido”, pero es una posibilidad que es debido perseguir si se es diferente o para ser diferente y eficaz.

Parece que Futuro (el partido de Kumamoto) pasó de un idealismo a otro, primero un idealismo sin partido y después uno con partido, también que pasó del segundo idealismo mayormente discursivo a un pragmatismo común hasta llegar a uno de mera supervivencia. ¡En menos de tres años! No supo hacer una política de partido alternativa, no ineficaz ni suicida. Su falta de eficacia autónoma frente al reto electoral lo llevó a suicidarse o empezar su suicidio agarrándose a Morena, partido que reúne lo peor del PRI clásico y del “PRIAN”. Si sobrevive, ¿se suicidó? Claro: si sobrevive, y sobre todo si gobierna con Morena y el partido “Verde”, Futuro habría puesto broche de lodo al proceso para dejar de ser todo lo que había sido, para hacer completamente imposible que sea lo que dijo que sería.

¿Era, es diferente? No. Por ejemplo, según esta nota, “Kuma” dona el salario que cobra en Futuro. Pero se lo dona al partido, partido que él lidera, en el que su esposa y cuñada son parte de la nómina, así que por cualquier vía esa donación –si de veras es donación- se anula o hasta lo beneficia. ¿Dónde está la gran diferencia? Muy diferente sería que su esposa no cobrara en el partido y el líder sí aunque no donara, o que ambos cobraran y Pedro donara lo suyo a un proyecto social auditable, o que su esposa sí cobrara pero él no y ese dinero de los contribuyentes no entrara nunca al partido. No es así.

Lo que nunca pasó fue otra cosa: Kumamoto nunca convirtió su contradicción original en algo mejor, en la corrección de algo previo, se le critica entonces la contradicción primera y las contradicciones y fracasos siguientes. La posibilidad que se abría o entreveía en 2021 era que Kumamoto fuera un político de partido independiente, ya que dejaba de ser un político sin partido. Que no quedara todo en otra contradicción y en una traición, como terminó siendo.

Ese punto es acaso el más relevante: la posibilidad era pasar de político independiente de partidos –el individuo político con independencia respecto a todo partido- a un político líder de un partido independiente –el individuo como parte de un partido que tiene independencia frente a los demás partidos-, y eso es exactamente lo que no pasó, lo que no se concretó. El experimento posible que  fracasó rápidamente por sus recursos humanos o que ni siquiera se intentó. Esto es lo que le critico más, más que el abandono de las candidaturas independientes en las que nunca vi La Solución –abandono que de todos modos critico hoy por la contradicción misma visto retrospectivamente todo el caso Kumamoto.

Si se concreta su candidatura obradorista y gana la elección de Zapopan, no ganará gran cosa. Si gana, ganará con Morena, en gran medida por Morena, y Morena lo limitará. El problema es que Morena es Morena… Un joven político desesperado no podrá imponerse al partido presidencial, aunque sea su aliado. La reacción tan adversa que ha tenido el anuncio de su alianza apunta a que Morena le aportaría más a Kumamoto que él a Morena, y eso en votos, no en prestigio ni en margen de maniobra. Casi todos los que defienden hoy a “Kuma” son los que ya estaban con el obradorismo. Y éste, entonces, podría cobrarle aún más caro a Kumamoto en caso de ganar. ¿Cómo? Con posiciones políticas y restricciones temáticas. Si gana con Morena él sobrevive en la política partidista pero en todo lo demás se debilita. Se debilita más. Conservar el registro de Futuro sería una victoria pírrica.

Extra: la trágica Argentina pasa de un gobierno del populismo de izquierda relativamente iliberal a uno del populismo de derecha pseudoliberal (si Claudio X. González cree que con Milei ha ganado la libertad de todos sería porque no entiende a Milei). La tragedia es que el desastre económico argentino es continuo, con izquierdas y derechas, la situación sólo va de mala a poco menos mala de momento o de mala a peor. Es imposible ver que Milei vaya a resolver alguno de los muchos problemas estructurales argentinos; se trata de un hombre bastante ignorante, aun más exaltado que psicologías exaltadas y totalmente improvisado en el gobierno, un trumpista al que poco importa la democracia si no es como medio hacia el poder. Y en cuanto al poder suficiente para arreglar de fondo algo, no lo tiene, además de no tener la perspectiva necesaria para arreglarlo. La interrogante es si al final será tan malo como los otros o peor.

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