Porfirio Muñoz Ledo, in memoriam.
Hace unos cuantos dias fue asesinado Luis Martín Sánchez Íñiguez, corresponsal de La Jornada en Tepic, Nayarit. Un compañero más torturado y privado de la vida en medio de este baño de sangre que sufre México. Su esposa habia interpuesto una denuncia por su desaparición ante la Fiscalia Especializada en Personas Desaparecidas. Un dia despues de su ausencia, su hija recibió un amenazante mensaje donde le anunciaban que tenían (quien sabe quien) algo importante que comunicarle sobre su padre. No volveron a llamar ni a saberse nada más de él. Faltaban su computadora y su celular, declaró su familia. Un par de días después se encontró su cadáver.
Lo peor de todo es que tragedias como esta nos han endurecido, nos hemos acostumbrado poco a poco a ellas. Lo peor de todo, repito, es que los martes cada quince días, en el espectáculo de la mañanera, existe una sección que se atreve a llamarse Cero Impunidad, todo un espacio presidencial lleno de cinismo y mentiras.
En este año ha habido cuatro periodistas asesinados. En el 2022, 15 comentaristas y/o reporteros de distintos estados de la república también perdieron la vida al parecer a manos del crimen organizado; lo mismo en Tamaulipas que en Guanajuato, en Sonora, Guerrero, Veracruz, Sinaloa, Zacatecas, Michoacán y Baja California. Ahora también en Nayarit.
En este año, nuestro país ocupa el lugar 128 de 180 (el país número 1 es el que tiene menos asesinatos de periodistas) según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, elaborado por Reporteros sin Fronteras (RsF). Esta organización considera que nuestra nación es uno de los paises en el mundo más mortiferos y peligrosos para los periodistas. Es más, RsF registra que México lleva un acumulado de 28 periodistas asesinados en 20 años, uno de los más altos indices en un país que no está en guerra. ¿Cero impunidad?
Este reporte señala que la violencia extrema y brutalidad de los cárteles de la droga, así como su complicidad con autoridades locales, destruyen diariamente el periodismo de nuestro país. Si lo sabremos.
Los ataques diarios de AMLO a medios de comunicación a los que señala y descalifica y sus mensajes de odio a comunicadores, académicos e intelectuales que tienen (o tenemos, más bien) la “osadía” de no estar de acuerdo con su majestad ha ido generando no solo la deplorable polarización que padecemos todos los mexicanos, sino un ambiente de odio y violencia en contra de muchos comunicadores. El resultado son estas matanzas de informadores a los que me refiero hoy, así como amenazas y ataques a comunicadores destacados como Ciro Gomez Leya que han padecido y padecen diariamente este ambiente de encono que promueve irresponsablemente la mal llamada cuarta transformación.
Los que amamos este maravilloso trabajo estamos y seguiremos cumpliendo con nuestra responsabilidad de levantar la voz, analizar, señalar y discrepar de los poderosos. No nos vamos a dar por vencidos y no nos van a callar, aunque este sea el oficio más peligroso de México.¡Aquí nadie se rinde! Honro así la memoria de mi padre que luchó siempre, aquí y allá, por nuestro bien más preciado, la libertad.