El Acuerdo Comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA) deja varios ganadores, unos presentes y otros futuros. Los acuerdos comerciales multilaterales adquirieron un aprendizaje práctico: la formalidad de los convenios no blinda ningún tratado contra un capricho político unilateral.
El TLCAN dará paso al USMCA por voluntad de Donald Trump; a él no le gustaba, a él le redituó electoralmente decir que Estados Unidos daría por terminado cualquier arreglo que, a su juicio, perjudicara a sus obreros, campesinos, industrias o empresas. Así fue.
Trece meses renegociando, más de un año de incertidumbre y freno a inversiones diversas por la ausencia de un horizonte cierto, calendarios políticos en los tres países que enredaron más lo ya de por sí complicado.
Una hora antes de que venciera el plazo para lograr que el USMCA fuese de tres, llegó el anuncio y de inmediato, las reacciones verbales y fácticas. La cotización peso-dólar, a la baja; los índices bursátiles, al alza; espejo del ánimo entre inversionistas y sectores económicos.
En lo político, los tres mandatarios expresan beneplácito, cada uno en su tiempo y circunstancia. Canadá, con elecciones en la poderosa provincia de Quebec en curso; Estados Unidos, que renovará su Congreso el 6 de noviembre; y México, en plena transición de poderes de proyecto político, no tanto económico.
Marcelo Ebrard, próximo canciller con López Obrador, aseguró que la modernización del comercial trilateral ayuda al proyecto de AMLO. Jesús Seade, observador activo del equipo de transición en las negociaciones, ve proteccionismo regional y oportunidades nacionales.
Luego entonces, la cuarta transformación no pasa por darle vuelta a un modelo de libre comercio, complementariedad regional en insumos y productos con valor agregado; el TLC del cual alguna vez AMLO fue crítico, a la vuelta de los años termina por pavimentarle la ruta para un país más justo y equitativo.
El Presidente electo y su equipo reconocen la calidad del equipo negociador, encabezado por Idelfonso Guajardo; inédito asunto en una transición, que si bien tersa, no ha estado exenta de críticas puntuales, como en el combate a la corrupción o la impartición de justicia.
El Presidente electo se ha quitado un peso de encima; no tenía interés en lidiar con una compleja negociación y el volátil temperamento de Donald Trump, que por la noche destruía lo que durante el día avanzaba el equipo de Robert Lighthizer.
Para el próximo Presidente es un alivio que el Acuerdo Comercial Estados Unidos, México y Canadá quede firmado antes de asumir y pase a la aprobación de un Senado que controla, que no bloqueará lo acordado entre los tres países. Los detalles del USMCA están ya en la página de la Cámara alta.
Buena noticia para todas las partes, fuera y dentro del país. Para los que se van es misión cumplida, y para los que llegan, un obstáculo menos que saltar.
Este artículo fue publicado en La Razón el 2 de octubre de 2018, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.