Es encomiable que el Gobierno dé a conocer detalles de lo sucedido en la tarde de perros en Culiacán; sin embargo, también es importante verlo como una obligación, aunque en innumerables ocasiones no se haya visto así.
No hay muchos antecedentes porque, por lo general, se escondían las cosas sin saber qué había pasado. Veíamos a los personajes detenidos, siendo presentados en el MP; o subiéndose a un avión para ser llevados a la Ciudad de México o ser deportados a EU.
El ejercicio de transparencia de ayer contrasta con lo que se ha presentado durante mucho tiempo. La sociedad se la ha pasado sin saber qué es realmente lo que sucedía en lances de este tipo, lo que llevaba a todo tipo de conjeturas; más si partimos de las complicidades históricas entre la delincuencia organizada y la autoridad.
También hemos pasado por momentos informativos tramposos, como sucedió en los casos de secuestros o presentación de personajes ligados al narcotráfico. Hay en estas historias entrevistas como la que le hicieron a La Barbie, que terminó por ser una fallida puesta en escena. También vimos entrevistas a personas liberadas por secuestro, que eran presentadas ante los medios como si todo fuera en vivo, siendo que los hechos se habían dado días antes.
Uno de los momentos más lamentables fue el caso Florence Cassez. Las consecuencias de la puesta en escena, de la mano de la complicidad y trampa de algunos medios, llevó a que la francesa saliera de la cárcel en medio del escándalo y por una serie de ilegalidades, las cuales llevaron a una confrontación entre los gobiernos de Francia y México.
El Gobierno está cumpliendo con su obligación. Faltan muchas cosas por ver y muchas preguntas por responder sobre la tarde de perros. La perspectiva legal de lo que pasó sigue siendo un enigma.
Ovidio Guzmán le pide a quienes forman parte de su banda delincuencial, según se aprecia en el video, que “ya le paren al desmadre, ya me entregué”. La cuestión es a quién se entregó, siendo que las autoridades aseguran que no fue “formalmente detenido”.
Todo indica que se metieron a la casa del hijo de El Chapo violando las leyes que deben defender. A Ovidio, quien estaba al menos bajo el presunto control de la autoridad, se le permitió hablar por teléfono para repartir órdenes.
Lo que vimos no es exactamente el minuto a minuto; hay muchas cosas que no conocemos. Una de ellas es saber cuáles fueron los términos para liberar al capo y qué fue lo que pasó a lo largo de la tarde de perros en que se tuvo “detenido” a Ovidio, además de conocer con quién se llevó a cabo el proceso de negociación. Suponemos que todo esto lo debe tener la autoridad visualmente registrado.
Entendemos que hay muchas preguntas que requieren de tiempo para ser respondidas. Sin embargo, lo que sigue estando a la vista son las inconsistencias informativas, que en algunos casos tienen que ver con el papel que jugó el Presidente; seguimos en la duda si sabía o no del operativo.
Cuesta trabajo suponer que no pudiera estar al tanto, él mismo ha insistido en que el Ejecutivo está informado de todo.
No somos de la idea de que los medios hayan “enseñado el cobre”. Mucho de lo informado esa tarde se debió a la falta de reportes oficiales que pudieran permitir a los medios informar cabalmente.
Al final, buena parte de lo que se registró se debió a lo que transitaba por las redes y a lo que se dijo en la confusa conferencia de prensa de la noche, encabezada por el titular de Seguridad.
Lo de ayer fue un genuino ejercicio de transparencia y también una obligación, aunque en el pasado no se haya hecho o se haya evadido.
Falta conocer la segunda parte de la tarde de perros y qué piensan en la Sedena del discurso del general Galván.
RESQUICIOS.
A Morena le viene bien la decisión del TEPJF de anular su proceso interno, quizá hasta un favor les hicieron porque lo que se venía, como están las cosas era un máscara contra cabellera anunciado; a ver si les sirve la pausa.
Este artículo fue publicado en La Razón el 31 de octubre de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.