Ni en medio de los días más complicados y difíciles de la pandemia desaparecen las confrontaciones, más bien se agudizan.
Pudiera ser que el Presidente esté empezando a percibir que crece una oposición hacia su Gobierno por más amorfa, confusa y desarticulada que pudiera ser. Se han conjuntado diversas variables que se dirigen hacia y en contra de él. Las encuestas, por más cuestionables que sean, están presentando estados de ánimo de la sociedad que llevan a una tendencia cada vez más crítica hacia el Presidente, su Gobierno y en el camino también a Morena.
Presuponemos que esto ya se lee e interpreta en Palacio Nacional. Los escenarios van cambiando con el Presidente en el centro por el natural ejercicio del poder, pero también por las inconformidades que han crecido por dos temas centrales: las mujeres y el coronavirus.
Con el Covid-19 estamos muy lejos del desenlace. Se ha ido ajustando una estrategia que está siendo probada en el día tras día. Conversando ayer con el destacado epidemiólogo Jaime Sepúlveda, nos planteó que algunos presidentes “escondieron la cabeza debajo de la tierra” cuando apareció el Covid-19, como fue el caso de Trump, Bolsonaro y López Obrador.
Otro elemento que nos planteó fue su negativa a que nuestro país contrate médicos cubanos, “no hay necesidad de ello, tenemos en México una gran cantidad de especialistas que pueden enfrentar el problema”.
La referencia a los tiempos para atender el virus se refiere a la oportunidad que se pudo tener para abordarlo con antelación. Por lo pronto, si bien se va atacando el problema en el día tras día la gran evaluación llegará en el día después, esperando que sea lo menos ruda para el país.
Nadie tiene en el mundo todos los instrumentos para enfrentar al Covid-19, pero, sin duda, el factor tiempo al final será una de las claves. Un ejemplo de esto lo vive EU, y lo padecen España, Italia y en algún sentido Brasil.
En medio de todo esto, las confrontaciones son lamentables. Da la impresión de que el Presidente se engancha con facilidad y no deja de señalar y acusar cuando estamos pasando por una pandemia de consecuencias incalculables, si algo tendría que hacerse como casi única prioridad es la atención al Covid-19.
La oposición al Presidente tiene muchas caras e intenciones, algunas de ellas cuestionables. Hay voces que en su descrédito quieren reposicionarse con la crítica hacia el Presidente, la cual les resulta profundamente rentable entre ciertos sectores de la población que se identifican por su crítica exacerbada y cargada de atavismos hacia López Obrador.
No ayudan tampoco en este momento las críticas sistemáticas de Felipe Calderón, lo único que hace es exacerbar más los ánimos y darle más elementos al Presidente para concentrar su hasta ahora efectivo discurso en contra de sus “adversarios”.
Ayer López Obrador arremetió contra personajes públicos que identificó como parte de una orquestación en su contra. En el caso de Tijuana ya quedó claro que el gobernador, su amigo por cierto, le dio la razón a Eugenio Derbez. La entrevista en que el Chicharito Hernández habló del Presidente nos quedamos con la idea de que le hicieron una pregunta obligada en función de que lleva tiempo en el extranjero, más que fuera un asunto sembrado o intencional.
En la mañanera de ayer, que fue de toma y daca, el Presidente propuso adelantar la consulta por la revocación de mandato. Ha de querer hacerlo para no perder la fuerza que hasta ahora ha tenido. No es el mejor momento para plantearlo ni política ni legalmente, además de que se está colocando en las boletas electorales de 2021.
Lo dicho, ni el coronavirus hace a un lado el cotidiano toma y daca.
RESQUICIOS.
Como se esperaba Barack Obama se subió a la campaña presidencial de quien fuera su vicepresidente, Joe Biden. Hace un año Trump iba a la reelección por la libre, pero hoy entre el coronavirus, la economía y su imagen el futuro es incierto.
Este artículo fue publicado en La Razón el 15 de abril de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.