marzo 10, 2025

En el día tras día (23) (La tortuosa relación)

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El Presidente no va a cambiar sus estrategias por más que venga bien por principio al menos atender a quienes plantean hacer las cosas diferentes o con matices.

No se ve en particular que su relación con periodistas, analistas y académicos vaya a cambiar. Si no le parece lo que dicen sobre él y su Gobierno no va a dejar de responder, contraatacar, señalar y fustigar; está visto que no pasa por el radar del Presidente.

Quizá mucho de ello se deba a que mantiene una distancia con los medios producto de agravios e interpretaciones. Da la impresión que sigue pasando la cuenta de años en los que ciertamente en la mayoría de los medios, que no todos, fue fustigado y atacado a través de cuestionables trabajos periodísticos aparejado de complicidades entre dueños de los medios y el poder político.

Pareciera que le es difícil darle vuelta a la página y superar una etapa criticable y lamentable a lo que se suma quizá su poco interés por hacerlo suponemos que sus razones tendrá. Ayer le planteamos cómo los medios se habían convertido en lo que el Presidente considera la oposición.

Hipotéticamente lo que podría estar detrás de la actitud presidencial es que respondiendo sistemáticamente a los medios le permite pasar a la ofensiva, sin dejar espacios a lo que con cierta razón está viendo como oposición.

López Obrador no va a cambiar. Puede haber algo de empecinamiento, pero también tiene bases para ello, porque su Gobierno tiene la ventaja de haber establecido una relación diferente con los medios de comunicación.

Hizo algo clave, cerró la llave del dinero, lo cual era el punto de unión y complicidad entre el poder político y la industria de los medios, muchas veces bajo este esquema todo empezaba y terminaba.

Quizá por esto al Presidente no le importa tener una buena o mala relación con los medios, se sabe sin cola que le pisen y se puede mover a sus anchas y todo indica que no le debe nada a nadie.

Por ello responde, como lo hace, porque se sabe con la autoridad de hacerlo. Sumemos que para él muchos periodistas representan el pasado, no sólo el que lo atacó sino también las viejas formas de gobierno que ha venido sistemáticamente fustigando con cierta razón.

Bajo esta lógica, llama la atención la forma en que concentra su atención en los periodistas pasando por alto a los dueños de los medios. Algunos de ellos eran parte de lo que llamaba la mafia del poder, la cual parece ha dejado de existir.

Lo que subyace también es un debate de siempre: ¿Deben los profesionales de la información ejercer su trabajo en función de la crítica, la investigación, la libertad, la independencia, o debe plantearse el periodismo de causa?

Existen una infinidad de matices entre las opciones, pero por lo que estamos viviendo quizá estamos entrando en el cuestionado maniqueísmo. López Obrador para algunos se está convirtiendo en el eje de todos nuestros males, pero tenemos que reconocer, guste o no, que lleva apenas en el poder un año y medio. Muchas decisiones que ha tomado son cuestionables, pero también muchas otras requieren de tiempo en medio de enormes urgencias sociales.

Lo que es definitivo es que si el Presidente no escucha a quienes no piensan como él vamos a entrar, quizá sin darnos cuenta hasta que no las tengamos enfrente, a un callejón sin salida y de enfrentamientos que lleven a confrontaciones sociales y a escenarios inéditos.

La pandemia, por razones obvias, nos tiene monotemáticos. Sin embargo, va a pasar y cuando suceda de alguna u otra manera, todos vamos a ser pasados a cuentas, empezando por el Gobierno.

Por más obvio que sea, tenemos que establecer una relación respetuosa y dialéctica entre poder político y los medios, aunque no se ve cómo.

  RESQUICIOS.

El Gobierno ya tiene al menos cuatro horas diarias al aire. A la “mañanera” y la que informa sobre el avance de la pandemia, se suma la “económica” de las 6 de la tarde sobre la entrega de los créditos.


Este artículo fue publicado en La Razón el 24 de abril de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

Autor

  • Javier Solórzano

    Javier Solórzano es uno de los periodistas mexicanos más reconocidos del país, desde hace más de 25 años. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, cursó estudios en la Universidad Iberoamericana y, hasta la década de los años 80, fue profesor de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana.

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