Madrid.- Mucho de lo que vivimos en México lo vive el mundo. Los matices tienen que ver con formas de vida y de desarrollar e instrumentar su democracia, pero al final las similitudes son más de las que imaginamos.
El hartazgo hacia los políticos y los gobernantes es una constante. En más de algún caso los ciudadanos los ven como un mal necesario.
El caso mexicano es visto con interés. Se interpreta como si hubiéramos resuelto un gran problema con el triunfo de López Obrador, lo cual tiene un gran factor a su favor, la legitimidad.
Lo que estamos viviendo ahora es otra cosa. Es visto como parte del desgaste de la gobernabilidad, de los errores propios de un nuevo gobierno, de la misma forma de ser del Presidente y de enojos y críticas derivados de que esta tocando intereses en el país.
López Obrador ha tenido más focos de atención en España por su famosa carta por los 500 años, que por su triunfo. Sin embargo, no alcanzamos a apreciar que con todo, sea un tema para el ciudadano común, como se lo planteábamos el viernes.
Desde hace tiempo España tiene a la política como una especie de dolor de cabeza. No logra entrar en un círculo virtuoso de la política; lleva varios años en medio de confrontaciones que le han impedido una gobernabilidad plena. El país se la pasó cerca de un año sin Presidente, y como nos dice un buena amiga: “no nos pasó nada”.
España está de nuevo en una encrucijada político-electoral. El último domingo de abril tendrá de nuevo elecciones y lo más probable es que los problemas de gobernabilidad no se vayan a resolver del todo.
Están en un “todos contra todos” que va a llevar a que, gane quien gane, todo va a terminar con una mayoría relativa. Como van las encuestas estaría ganando el PSOE, seguido del PP. La cuestión está en que los socialistas a duras penas alcanzan 26%, lo que los va a llevar a hacer de nuevo malabares para poder gobernar; como lo han tenido que hacer en el actual periodo.
Lo que resulta interesante es que la política está por todas partes. Hay hartazgo reconocido, pero la gente, bajo cualquier pretexto, habla de política; en la mayoría de los casos para quejarse, a lo que se suma una gran producción literaria, como nos sucedió hace poco tiempo a nosotros. En la muy afamada librería FNAC existe un stand dedicado a todo lo que tiene que ver con política y las actuales elecciones. Un buen número de candidatos, nomás faltaba, ya es escritor e hizo su libro.
Son muchos los temas que preocupan a los políticos españoles; uno de ellos es el de la abstención. Están en el proceso de precampañas, que como en México parece como si fueran campañas, las cuales empiezan este viernes.
No hay nada definido. En una elección tan cerrada cualquier pequeño detalle puede hacer la diferencia. Da la impresión de que si no comete errores, Pedro Sánchez va a ganar.
Dos temas concentran la atención, los cuales son tema del mundo y que en pocos países han logrado resolver: el desempleo y las pensiones. No se ve como puedan resolverlos cualquiera de los candidatos, en lo que están es en vender la mejor esperanza.
Estos días ha aparecido un tema bravo y delicado: la eutanasia. La razón está en un emblemático caso público, en el que un marido ayuda a su esposa a “bien morir”. Lo que pasó llevó a que Ángel Hernández, el esposo, fuera detenido una noche pero el asunto sigue ante los tribunales.
No hubo político que en estos días no se haya subido al tema. Lo bueno de esto es que en el país se ha generado una interesante discusión sobre el “bien morir”, la cual ha obligado a los políticos a tomar partido, con su respectiva promesa; ya se verá.
Parece que ganará el PSOE, pero sin la menor duda, va a pasar aceite, tanto en las elecciones como en el gobierno.
RESQUICIOS.
Madrid, con frío y lluvia; el norte con nieve intensa ya en primavera. Se esperaba algo así, porque aquí, como en muchos lugares, han entendido por dónde va el cambio climático, aunque algunos lo duden.
Este artículo fue publicado en La Razón el 8 de abril de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.