Andrés Manuel López Obrador rindió un discurso el pasado sábado 1 de julio, según él, como parte del festejo por el quinto aniversario de su triunfo en las elecciones presidenciales de 2018. El evento se llevó a cabo en el Zócalo capitalino, el cual estuvo lleno desde al menos dos horas antes de que comenzara el discurso presidencial. Claro, como ya es costumbre, gracias a los acarreados desde distintos estados del país y trabajadores del gobierno de la CDMX entre otros.
Con este informe no oficial, ya hasta perdí la cuenta de cuantos lleva durante su administración. Recordemos que no es la primera ocasión en que López Obrador realiza eventos públicos en el Zócalo capitalino. El evento anterior más reciente ocurrió en marzo, que usó como pretexto el aniversario número 85 de la Expropiación Petrolera. Que se llevó a cabo justo después de que ciudadanos marcháramos contra aquella reforma electoral que tenía la intención de modificar al INE.
Sin duda, y hay que decirlo, también mucha gente se dio cita por convicción propia y porque conservan esa luz de esperanza de un México mejor, a cinco años de un gobierno fallido y lleno de mentiras.
No dejó de repetir lo mismo que dice una, y otra, y otra, y otra vez, durante sus mañaneras. Que si la oposición no acepta que el pueblo se ha empoderado, que si sus adversarios cada vez enseñan más el cobre, etc. Y por supuesto las interminables mentiras a las que tiene acostumbrado a ese pueblo “bueno y sabio” que se las compra. Por ejemplo, que según él los delitos del fuero federal se han reducido en 22%; el homicidio en 17%; el robo, en 25%; el feminicidio en 38%; el robo de vehículos en 43%; y el secuestro en 79%. Claro que no indicó en qué periodo o cómo fue la comparativa para obtener estas cifras, pero de nuevo el pueblo “bueno y sabio” le compró sus “otros datos”. Entre aplausos, muñecos de peluche, botargas y gritos de apoyo, López Obrador aseguró que se ha avanzado hacia la erradicación de la violencia en el país y afirmó que hay justicia y tranquilidad.
¿En qué país vivirá o de qué país hablará? Porque en este, hay más de 160 mil muertos por la violencia lo cual ya es un record, la economía está en picada a pesar del “súper peso”, hay 5 millones más de pobres, sigue sin haber medicamentos, los niños sin vacunas preventivas. Nunca llegó a Dinamarca, hubo al menos, 800 mil muertes por Covid, un año después, Dos Bocas refina solo deseos, el AIFA opera con deudas, nunca pacificó al país, de hecho el crimen organizado lo controla, el 81% del territorio lo operan bandas criminales. Es oficialmente y documentado, el sexenio más violento de la historia, el de mayor desaparición de personas, el de mayor número de personas desplazadas por la violencia. Inundó el país con migrantes, abandonados a su suerte., Es un presidente misógino y machista, que no atiende las demandas de los colectivos feministas. México, es el segundo país del mundo donde más periodistas, defensores y ambientalistas asesinan.
Militarizó al país y sin ellos su gobierno no se sostiene ¡Está peor que nunca! le quitaron todo a la población y ¡se lo dieron al ejercito! Llevamos cinco años sin Jefe de Estado.
Las miles de familias que han perdido un miembro por culpa de la ineptitud criminal y la mezquindad humana y política del macuspano y sus lacayos, no tienen nada que celebrar. Para ellos este régimen ha sido de muerte.
¿Saben que estaría genial? Checar cuantos miles de millones de pesos se han gastado para que Andrés Manuel “llene” el zócalo tantas veces. Estoy seguro que con ese recurso, tendríamos ahora si un sistema de salud como en Dinamarca, tendríamos escuelas de tiempo completo, tendríamos medicinas. Por su culpa han muerto miles de personas. Le valió un carajo la salud, la seguridad y la vida del ciudadano. Ha puesto siempre por encima de los mexicanos su falsa figura mesiánica y su campaña electorera.
¿Qué celebró? ¿Agredir desde el púlpito a quien se le antoja, sin derecho de réplica? ¿Mentir todos los días sin dar oportunidad a que se aclaren sus “otros datos”? ¿El pésimo manejo de la pandemia? ¿Las obras que nada más no se terminan o no funcionan como deberían y han costado tres o cuatro veces lo presupuestado? ¿Le sigo? Digo, porque podemos hablar de la familia real, también.
Lo único que debo reconocerle es que es un embaucador y vendedor de espejos para quienes con lo que les dan, tienen suficiente para no importarle el país en pedazos que está dejando a los que si trabajamos. Es el triunfo del narciso a costilla de los ingenuos. Como en Venezuela, Brasil o Cuba, entre más fiestas, más jodidos, y más fiesta. La ignorancia y el cinismo nos gobiernan.
Lo único auténtico es el acarreo y la compra de votos para satisfacer el ego de López Obrador, a quien la realidad de sus malos resultados de gobierno le pega un puñetazo en la nariz a diario.
Más allá del falso discurso, la corrupción, la inseguridad, la impunidad, la salud, la educación y la pobreza siguen igual o peor. Ya no hablo de su intento de trastocar la ley y su ataque constante a las instituciones democráticas que le permitieron llegar a él y a los suyos al poder.
No estoy afiliado a ningún partido y no comulgo con ninguno de ellos; De hecho me parece que también los partidos de oposición son una porquería, pero ese es tema de otra columna. Soy solo un mexicano que ya estoy hasta la madre que nos gobiernen corruptos, pero hoy además, que haya ciudadanos que festejen la ineptitud y el cinismo de criminales como Andrés Manuel López Obrador.