Glenn Close es, para mi gusto, una de las mejores actrices estadunidenses -de hecho tiene el registro de ser la actriz viva más nominada en la historia de los premios Oscar, sin haber podido alzarse todavía con la codiciada estatuilla-y no quiero dejar pasar la oportunidad de comentar mis impresiones en torno a uno de sus trabajos más recientes, del que pudimos disfrutar en México en los circuitos de cine de arte, hace algunas semanas y que ahora se reestrena. Se trata de la película The Wife, a la que rebautizaron en nuestro idioma como La buena esposa (2017). Dirigida por el realizador sueco Björn Runge, cuenta con las participaciones, además de Close, de Jonathan Pryce y Christian Slater.
La buena esposa cuenta la historia del escritor Joseph Castleman (Pryce en su adultez, Harry Lloyd en su juventud), a quien una noche se le notifica que ha ganado el Premio Nobel de Literatura. A partir de ese momento, la narrativa va al pasado y regresa al presente, para mostrar a Joseph como un mediocre maestro de literatura, aspirante a escritor, quien seduce a la joven y talentosa estudiante Joan Archer (Annie Starke en su juventud, Glenn Close en su adultez). Joan es una escritora en ciernes que finalmente se convierte en esposa de Joseph. Este, sin embargo, frustrado por la mediocridad de sus escritos pide ayuda a Joan y esta acepta escribir y corregir la obra de Joseph, quien poco a poco es reconocido por sus capacidades narrativas, aunque la realidad es que es Joan la autora. Ella es una mujer abnegada y soporta no sólo que su marido no le de crédito alguno como escritora, sino también que le ponga el cuerno con cuanta mujer se cruza por su camino.
Pero el Premio Nobel de Literatura cambiará las cosas. Una vez en Estocolmo, donde Joseph será premiado, Joan, quien ha cargado por décadas con la frustración de no poder decir al mundo que es ella quien ha hecho la obra por la que su marido es galardonado, toma distancia para repensar su vida. Un periodista que sospecha la verdad (Slater), asedia a Joan para corroborar que Joseph es un farsante. Las cosas empeoran cuando el hijo de ambos, David (Max Irons) que aspira a ser escritor, se da cuenta de que la autora de la obra premiada es Joan, no su padre. Así, la noche en que Joseph recibe el premio, él y Joan son invitados a una cena de gala encabezada por el Rey de Suecia y la buena esposa no puede más y se retira del lugar. Joseph la alcanza en el hotel, discuten y el asunto termina muy mal.
Esta película se suma a una serie de producciones en las que a las protagonistas sus maridos o parejas las explotan, las usan y/o ganan fama y fortuna a costa de ellas. Recuerdo Ojos grandes (Big Eyes, 2014), de Tim Burton, a propósito de la pintora estadunidense Margaret Keane (Amy Adams), famosa por hacer retratos con ojos grandes, cuyo esposo (Christoph Waltz) la esclaviza para que ella haga las pinturas mientras que el marido se pavonea con esa obra de la que dice ser autor. Asimismo, Colette (2018) de Wash Westmoreland, cuenta la historia de la escritora Gabrielle Colette (Keira Knightley), cuyo esposo Willy (Dominic West), conocedor de las virtudes de Colette como escritora, la alienta a escribir y la convence de publicar su obra con el nombre de él. Vaya, yo hasta incluiría en esta lista Los adioses (2018), película mexicana de Natalia Bersitáin inspirada en la vida de Rosario Castellanos. En este caso, si bien su esposo, Ricardo Guerra (Daniel Giménez Cacho) no se atribuye la autoría de la obra de Rosario (Karina Gidi), sí le reprocha que tenga una vida profesional, que sea una exitosa escritora y le exige que sea ama de casa y que cuide del hijo de ambos -se entiende, renunciando a su trabajo, vocación y pasión.
Me llama poderosamente la atención que tengamos estas temáticas de manera reiterada en la oferta cinematográfica nacional e internacional de los últimos años y lo celebro. Pero regresando a La buena esposa, Glenn Close se luce -a sus 71 años- como la esposa frustrada, engañada, sojuzgada y discriminada por su marido. Jonathan Pryce hace una correcta caracterización de Joseph, al igual que Slater como el cínico periodista que busca revelar la verdad sobre el laureado escritor. Termino señalando que sería justo que Close ganara por fin el máximo galardón que otorga Hollywood (se entregará el próximo 24 de febrero) por su caracterización. Para ganar, deberá imponerse a actrices que nos han obsequiado excelsas actuaciones como Olivia Colman y Melissa McCarthy, amén del trabajo de la cantante Lady Gaga en la versión contemporánea de Nace una estrella y, por supuesto, del de la compatriota, Yalitza Aparicio, por su caracterización como Cleo en la laureada Roma de Alfonso Cuarón. Ya sabremos en qué termina esta historia. Mientras tanto, si tienen oportunidad, vean La buena esposa. Da mucho en qué pensar.