A pesar de las voces comentócratas y opinadoras malintencionadas y odiadoras que consideran que la presidenta Claudia Sheinbaum no es una verdadera científica por el pequeño y despreciable detalle de que plagió en sus tesis de licenciatura y de maestría, hechos recientes demuestran que su capacidad es notable, sobre todo en el ámbito energético, aunque también brilla en la industria automotriz y alimenticia.
Ya saben ustedes que algunas publicaciones internacionales han dicho que Sheinbaum tiene un gran prestigio como especialista en políticas ambientales. Otras, han señalado que es la “presidenta más poderosa del mundo”, más o menos como la Miss Universo de las presidentas con A. ¡Imagínense!
No crean ustedes que son publicaciones pagadas, como no fue una publicación pagada la portada aquella en la revista de El País, donde, toda vestidita de blanco, Sheinbaum miraba soñadoramente por la ventana de su oficina, allá en 2021, cuando arrancó con todo su campaña adelantada, ilegal e inmoral, pagada con los millones que le escamoteó al Metro de la CDMX… según dicen los mentirosos que no quieren la transformación.
No, es la realidad, aunque les arda la coliflor, como dicen muy aguerridos y politizados los autodenominados “chairos” cuando salen en defensa de la “doctora” y antes, del “cabecita de algodón”. Ya ven que el pueblo es mucha pieza, está muy consciente, muy despierto y así. Ya no se deja acarrear a mítines ni amenazar con la pérdida de programas sociales para dar su voto de cosas que ni siquiera entienden. ¡Pues no!
Pero volviendo al punto de la grandeza científica y tecnológica (y de repente artística y filosófica) de la doctora, creemos con sinceridad que el mayor genio desde Leonardo Da Vinci y Tomás Alva Edison juntos bien merece un puntual recuento.
Es un genio universal que lo mismo apuesta al desarrollo de autos eléctricos de última generación que nos invita a reconectar con la era Neolítica al impulsar el seguir cocinando con leña. Todo, mientras nos presume su experiencia en la defensa del medio ambiente y en sus ratos libres, atiende multitudinarias clases de box y se organiza festivales de la canción para “construir la paz”. Sin duda, grandiosa.
1.Bajar el precio de la luz. Ya ustedes conocen la frase que se hizo famosa, pronunciada por Sheinbaum desde Mexicali. “Nuestro objetivo es bajar el precio de la electricidad, ¿cómo lo vamos a hacer? Si se consume menos, se va a pagar menos” y luego dijo que para eso, pues hay que usar energía solar y para eso van a instalar en 5 mil casas paneles solares para que una parte del consumo “venga del sol”. Luego de eso, a la doctora me la criticaron mucho, pues dijeron que decía tonterías y obviedades. Que en realidad no hay acciones para reducir el costo de producción y que, como siempre, es pura demagogia.
Claro está que los verdaderos patriotras, indignados, la defendieron al decir que su frase se sacó de contexto. Los más criticones, esos que “andan buscando las podridas” dijeron que eso no es bajar el precio de la electricidad, sino es sencillamente, dar a unas pocas casas (sólo 5 mil) el beneficio de tomar parte de su consumo de una celda solar sin que en los hechos la electricidad que produce la CFE cueste menos. O sea, que todos aquellos que no tengan una celda solar van a seguir pagando lo mismo. Pero ya ven como son los fifís: además de racistas, nada les parece.
2.La estufa de leña, tecnología de vanguardia. Volvamos la mirada a 1742. Benjamín Franklin (un chico listo, pero un total enano al lado de Claudia), inventa la estufa de leña, un paso adelante con respecto a cocinar sobre el fogón o en la chimenea. Vanguardia absoluta de su tiempo y lujo de unos pocos.
Ya en 2025, ni cómo negarlo, millones de personas siguen cocinando con leña, pero a diferencia de hace tres siglos, quienes recurren a eso son los más pobres del planeta. Y aquí viene lo bueno, lo humanista: como en la 4T son “primero los pobres”, ¿qué mejor manera de demostrarlo que perpetuar entre las capas más desfavorecidas de nuestro pueblo un invento que si bien permite hacer ricos guisados, implica expoliar los bosques y las selvas? Y no sólo eso: lanza su buena cantidad de humo a la atmósfera, lo que por otro lado, podría muy bien aprovecharse como medio de comunicación, tomando en cuenta que el Internet del Bienestar no termina de llegar a todos los rincones del país.
En este tema, la doctora, que lanzó la gran noticia desde Michoacán, no solo demuestra una dimensión tecnológica, sino incluso moralizante, pues ya saben ustedes que un consejo fundamental de AMLO era alejarse todo lo posible del lujo y la riqueza. Por otro lado, recuerden que Claudia hizo (es un decir) su tesis con este tema. ¿Apoco no merece, en homenaje, que de las arcas públicas se paguen 1 millón de estufas y que “nuestras mujeres” (así dijo) se luzcan echando tortillas al comal en estufas como la que la doctora “analizó” (es un decir)? ¡Qué bonito, qué campirano! ¡Qué tan maravillosamente anclado en el pasado!
Aquí, los malintencionados se preguntarían ¿por qué si la doctora puede repartir celdas solares en Mexicali no hace lo mismo en Michoacán, para así poner estufas eléctricas que trabajen con la energía obtenida del sol y nos vamos poniendo al día en el combate al cambio climático? ¡Ja! A esos malintencionados les decimos: tengan para que aprendan.
3.Chocolate “Abuelito”. Vimos con agrado que en las redes sociales muchos usuarios entendieron perfectamente lo que implica el lanzamiento del Chocolate del Bienestar, cariñosamente llamado por muchos el Chocolate “Abuelito”, en alusión a Ya Saben Quién, el prócer de alborotada cabecita de algodón. La doctora, siempre preocupada por su pueblo, mostró una faceta deslumbrante: la de experta en nutrición y distribución de alimentos.
Además de anunciarnos que este rico alimento se podrá adquirir en las Tiendas del Bienestar (un concepto súpernovedoso, pues apenas tiene 60 años), nos habló de las cualidades nutricias y calóricas del producto.
Nos explicó que el Chocolate del Bienestar, sí, tiene los famosos “tres sellos”, que indican que no es alimento saludable, pero que no hagamos caso. Es la norma, el protocolo, nada más. Claro que eso ya lo sabíamos. Nos referimos a no hacerle caso a lo que diga la ley, pues es el preclaro ejemplo que la doctora nos da todos los días.
Nos dijo también que tiene mucho más cacao que marcas que venden en los supermercados y por eso nos dimos a la tarea de constatar que, efectivamente, el Chocolate del Bienestar tiene 50% de cacao, lo que claramente es mucho más que marcas que dicen tener el 75, 80 o 95%. O dicho en otras palabras: cuando hay austeridad, el 50% resulta mayor al 95%. Me canso ganso. Ah, y no me vengan con que ley es la ley.
4. No a la comida chatarra en las escuelas. Este punto nos dio muchísimo gusto. Que desde la mañanera la mismísima presidenta destinara su valioso tiempo a decir que los refrescos y las papitas no son buen alimento. Nosotros reconocemos su esfuerzo, no como esos rencorosos que le piden que mejor se dedique a gobernar y no a cumplir funciones que le corresponden a la maestra del salón, o al doctor en la consulta. Y vamos más allá: qué bueno que la doctora dejó bien en claro que fue su idea, su iniciativa, porque ahí andan en los medios vendidos y pasquines del conservadurismo diciendo que no es nada nuevo, que la chatarra se prohibió desde la época de Felipe Calderón y no sé qué. ¿Y qué con eso? México ya cambió, viva la Transformación, porque hay un bloque opositor, un bloque conservador.
5. Carrito 100% mexicano. ¿Qué más quieren? La doctora, en su faceta de impulsora de la industria automotriz, la movilidad, la transición energética y el mercado interno nos comentaba el otro día que su gobierno va a fabricar el autito “Olinia”, un carrito eléctrico 100% mexicano para que todos andemos bien felices a 30 kilómetros por hora. Mucho me enojó cuando vi que había gente diciendo que la idea no es nueva, que ya se hacen autos así en Bolivia y en China y quién sabe cuánta cosa, diría la doctora.
Más me enojé cuando leí que algunos insinuaban que esos carritos no son seguros, que son muy proclives a los accidentes. Es que son muy negativos. Yo tengo otros datos. Por ejemplo, ya están ustedes quejándose de la seguridad y el rendimiento cuando ni saben si el auto algún día existirá. Como el caso de la Vacuna Patria: muchos criticaron que no serviría de nada, pero se les apestaron sus malos deseos, pues ahí tienen que no se fabricó ni una sola dosis. Volviendo a “Olinia: ¿qué tal que uno o varios amigos de “Andy” se roban el presupuesto y ni pasa nada y ustedes quejándose? ¡Uf! Se ve que les paga el PRIAN.
Ya por falta de espacio no ponemos a detalle otras grandes proezas de la doctora, como su sueño de llenar de coros todas las escuelas del país sin tener presupuesto para pagar profesores de música (aunque yo digo que no hace falta, pues con ponerlos a cantar junto con Beatriz Gutiérrez es suficiente).
Lo que no queremos dejar de lado son algunas sugerencias para exitosos programas de progreso social. Esperamos que la doctora tome en cuenta nuestras humildes opiniones y ponga en marcha la iniciativa Letrinas del Bienestar, que dará a cada beneficiario una pala, una tabla y una cortinita. O las Licuadoras Artesanales de Nuestros Pueblos Originarios, vulgo “molcajete” que permite reducir a CERO el gasto de electricidad al usar una licuadora.
O bien, una gran estrategia nacional para reducir al mínimo el gasto de las familias en salud. Se llamaría “No te enfermes”. Ah, y relacionada con la anterior, pero en el ámbito de la salud mental, en particular, la depresión, se podría implementar el programa “Échale ganas, no estés triste”. Para paliar el fuerte gasto en materia de canasta básica, proponemos una campaña educativa para acostumbrar a la gente a no comer. Se llamaría “En boca cerrada no entra la inflación”. Otra propuesta, que aprovecharía la noble tradición mexicana de apiñarse cinco familias en una casa, con toda certeza impulsaría al mismo tiempo la unidad familiar y las opciones de vivienda, bien podría llevar el nombre de “Familia Muégano del Bienestar”. Las opciones son infinitas.