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jueves 19 diciembre 2024

Hollywood va a Washington

por María Cristina Rosas

En Homero Simpson va a Washington. La política estadunidense a través de la cultura popular (Lexington, The University Press of Kentucky, 2008) coordinado por Joseph J. Foy, los autores analizan la conexión existente entre la meca del cine -y de las series, comedias, streaming y demás productos de la cultura de masas – y la alta política estadunidense. En un capítulo escrito por Margaret Hankenson en que se analizan algunas de las producciones del siempre sarcástico Alexander Payne, la autora señala que “la vida política en una democracia es muy decepcionante. Somos parte de un electorado que es muy desigual, por momentos apático, y en otros que se moviliza por pasiones nocivas que tienen pocos fundamentos en la razón. Nos enfrentamos a tomadores de decisiones y otros líderes políticos que parece que se preocupan poco por el bien común pero que poseen un enorme interés en el poder y en el culto a la personalidad. Las campañas para cargos de elección popular son continuas y carecen de sustancia. Es una escena decepcionante. Sin embargo, como lo señala [Samuel] Huntington, vivimos la democracia estadunidense en términos decepcionantes precisamente por la promesa que se encuentra en el corazón de los principios fundacionales de la democracia. Uno podría considerar que la Declaración de Independencia es el documento que diseña esa promesa, y hemos estado en los pasados dos siglos y medio tratando de que esa promesa tenga sentido, con distintos grados de éxito. Por momento esa promesa casi se realiza. En otros, queda a deber. Y ahí radica nuestra capacidad para experimentar la profunda decepción, pero también la esperanza” (p. 248).

La realidad es que Hollywood no sólo produce imágenes y narrativas sobre la política, la democracia y los procesos electorales, sino que también conecta a los histriones con Washington y las instituciones de gobierno, tanto a nivel estatal como federal. Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger han sido gobernadores de California y el primero salió de ahí catapultado hasta la Casa Blanca. Donald Trump, hombre de medios y del espectáculo obtuvo su segunda victoria en su tercer intento y será investido como presidente de EEUU una vez más el próximo 20 de enero de 2025.

Es harto conocido que el poder seduce, pero también la fama. Actores y actrices han transitado desde el entretenimiento y los “reality shows” al ejercicio del poder, entre ellos Clint Eastwood como alcalde de Carmel, California; Sonny Bono como alcalde de Palm Springs, California; Jesse Ventura como gobernador de Minnesota; Fred Thompson, como senador por Tennessee; Shirley Temple como embajadora en Ghana y Checoslovaquia, para citar algunos nombres de famosos.

Lo que también abunda son actores y actrices que han caracterizado a presidentes -y presidentas- de Estados Unidos. Empero, la presencia de afrodescendientes y mujeres es algo más reciente y está en consonancia con los tiempos. La primera ocasión en que un afrodescendiente caracterizó al mandatario de EEUU fue en 1933 en una película de, apenas, 21 minutos de duración, con Sammy Davis Jr. en el papel de Rufus Jones en la cinta “Rufus Jones para presidente.” Sin embargo, tuvieron que transcurrir al menos seis décadas, antes de que se hiciera más frecuente. Así, en 1997, Tommy Lester Jr. actor y luchador es el presidente Lindbergh en la costosa aventura futurista de Luc Besson “El quinto elemento.” En esa década, Morgan Freeman -quien también caracterizó a Nelson Mandela, el recordado líder y presidente sudafricano- fue el responsable de tomar decisiones para enfrentar el desafío de un cometa en ruta de colisión contra la Tierra en “Impacto profundo” (1998). Dennys Haysbert es el presidente de Estados Unidos David Palmer con quien el agente Jack Bauer (Kiefer Sutherland) interactúa para salvar al país de múltiples conspiraciones terroristas en la aclamada serie “24.” En la misma serie, David Palmer es sucedido por Wayne Palmer, caracterizado por el actor D. B. Woodside (por cierto, Kiefer Sustherland será presidente del vecino país del norte en la serie “Superviviente designado” donde encarna a un académico que ocupa la titularidad del Departamento de Vivienda y Asuntos Urbanos, cuando un atentado terrorista mata a todos los funcionarios que le anteceden en la línea de sucesión).

Jamie Foxx es el presidente James Sawyer en la producción de 2013 “Asalto al poder” donde es rescatado tras un atentado terrorista y golpe de Estado por un marine retirado blanco -tenía que ser- encarnado por Channing Tatum. En 2014 tocó el turno de Samuel J. Jackson de ser el superviviente de un ataque terrorista cuando el avión presidencial fue derribado en un bosque finlandés en “Caza mayor.” Las tramas son predecibles: si el presidente es afrodescendiente casi siempre lo salva un blanco. Si el presidente es blanco, su defensor es otro blanco. Lo que no es usual es un presidente afrodescendiente salvado por otro afrodescendiente, o meno aún, por alguna mujer. Shelly Tan en The Washington Post señalaba en un interesante análisis de 2020 que, en el mundo de la ficción -igual que en el mundo real-, la primera magistratura de Estados Unidos, sigue estando reservada mayoritariamente para hombres blancos -y la llegada de Barack Obama no cambió las cosas, sino que, incluso, exacerbó el racismo y el supremacismo blanco.

Ahora, a propósito de las mujeres, se puede comenzar con la ficción de la literatura de Joe Rothstein quien en una trilogía dedicada a una presidenta y la conspiración para destruirla cuenta la historia de una súper millonaria estadunidense de origen latino, Aragon Tennyson (el nombre no parece tan latino, pero así es esto), conocida como “Tenny” quien devino en mandataria, a quien se acusa de haber recurrido a favores sexuales para avanzar en su carrera política, pero también enfrenta intentos de asesinato, de impeachment y pese a todo ello se reelige, no sin seguir siendo blanco de todo tipo de conspiraciones.

En el cine y las series de TV y streaming, se recuerda a Geena Davis quien estelarizó la serie de TV “Comandante en jefe” entre septiembre de 2005 y junio de 2006. Con sólo una temporada y 17 episodios, Mackensie Allen (Davis) es la primera mujer presidenta de Estados Unidos habiendo ascendido desde la vicepresidencia cuando el titular del cargo muere a causa de un aneurisma cerebral. La serie se posicionó bien en el gusto del público en sus inicios, pero pronto cayeron sus audiencias y fue cancelada, pese a que Davis se alzó con un Globo de oro por su caracterización.

En 2012, Sigourney Weaver estelarizó “Animales políticos” una mini serie de seis episodios donde da vida a una ex primera dama, divorciada de su marido infiel y que funge como Secretaria de Estado, tras perder la nominación presidencial de su partido y ayuda a evitar una crisis política cuando el presidente muere en un accidente aéreo en Francia. Si bien Weaver afirma que su personaje no estuvo inspirado en Hillary Clinton, la realidad es que hay demasiadas coincidencias entre su personaje y el de la famosa demócrata. La serie tuvo críticas diversas, desde quienes la aclamaron hasta quienes la consideraron una mala mezcla entre “El ala oeste” y “Dallas.”

En la divertida película “No mires arriba” de Adam McKey de 2020, Meryl Streep es la presidenta Janie Orlean, a quien dos científicos representados por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence informan a las autoridades de EEUU que en seis meses un cometa impactará contra la Tierra provocando la extinción de la vida en el planeta. Orlean es la versión femenina de Trump -como lo reconoció la propia Streep en diversas oportunidades- y es escéptica, por lo que toma decisiones absurdas, siempre pensando en su popularidad antes que en el bien de la nación y del mundo.

En “Los Simpson”, Lisa se convierte en la primera mujer presidenta de Estados Unidos tras la presidencia desastrosa de Donald Trump. ¿Será que la profecía simpsoniana se cumplirá en 2028? Ya se verá dado que las dos mujeres que representaron a los demócratas en las contiendas presidenciales de 2017 y 2024 perdieron frente a Trump -terrible ¿verdad?

Es más frecuente, como se sugería, tener actores en roles presidenciales pasando por Martin Sheen, Kevin Kline, Anthony Hopkins, Harrison Ford, Gary Oldman, Bill Murray, Daniel Day-Lewis, Josh Brolin, Gary Sinise, Robin Williams, Woody Harrelson, Kevin Spacey, Paul Giamatti, Jim Carrey, y Alec Baldwin para citar solo a algunos de los famosos que han dado vida a historias biográficas o dramas de época, pero también a películas y series satíricas sobre el inquilino más importante de la Casa Blanca.

Martin Sheen entre 1999 y 2006 fue el presidente Josiah Bartlet en “El ala oeste” que es el lugar en que se asienta la Sala Oval de la Casa Blanca y donde se ambienta buena parte de la trama. Considerada como una de las mejores series de televisión de todos los tiempos, revela el interés no sólo de los estadunidenses sino de audiencias fuera de ese país en torno al sistema político del vecino país del norte, Se sabe, por ejemplo, que hay países que han usado la serie para analizar a la democracia estadunidense, ello sin dejar de lado que los actores, productores y guionistas se han reunido en varias ocasiones, sea con motivo del aniversario de la serie o para apoyar las candidaturas de diversas figuras políticas. En este sentido, es un referente sobre la manera en que es retratado el quehacer político en Washington, en especial, desde la Casa Blanca.

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En un tono más de comedia romántica, Kevin Kline en una de las mejores películas de Ivan Reitman es Dave Kovic en “Presidente por un día” donde comparte créditos con Sigourney Weaver quien hace las veces de primera dama. Dave es contratado por el Servicio Secreto para reemplazar al presidente Bill Mitchell -que es el mismo Kevin Kline- en actos públicos, debido a que es idéntico a él. Mitchell es un patán y debido a sus infidelidades requiere un “doble” que lo reemplace en actos públicos. Sin embargo, en una noche de infidelidad, Mitchell sufre una embolia y queda inhabilitado para ejercer el cargo, por lo que sus asesores, en vez de llamar al vicepresidente optan por mantener a Dave como el supuesto Mitchell en el cargo, esperando que él nombre a uno de ellos como sucesor.

Rob Reiner dirigió a Michael Douglas en la película de 1995 “El presidente de Estados Unidos”, en que el popular mandatario Andrew Shepherd (Douglas) busca la reelección. Shepherd es viudo y en una de las reuniones para convencer a los congresistas de que apoyen una legislación anti-crimen conoce a la lobista Ellen Wade (Anette Bening) de quien se enamora e inicia un romance en plena Casa Blanca. Wade tiene una agenda ambiental contra los combustibles fósiles. El presidente es atacado por los sectores conservadores quienes consideran una ofensa que Wade pase las noches con el mandatario, pero además buscan que retroceda en su agenda anti-crimen y ambiental. La acusan de acostarse con Shepherd para que su postura ambiental permee en la alta política. Al final Shepherd se enfrenta a sus detractores.

Una interesante producción estelarizada por el llorado Robin Williams en 2006 y dirigida por Barry Levinson, “El hombre del año”, cuenta la historia de un comediante que entre broma y broma dice que buscará la presidencia. Sus posibilidades de ganar son remotas. Sin embargo, el sistema de conteo de votos es automatizado por una nueva empresa y tiene un algoritmo que erróneamente registra los votos de los adversarios de Tom Dobbs (Williams) a favor de éste en los estados en que es candidato. Por ello obtiene los votos suficientes para ser declarado presidente, si bien una empleada de la empresa sabe del algoritmo y le dice a Dobbs la verdad, por lo que este declina públicamente en el programa “Saturday Nght Live” y explica lo que sucedió.

Otros actores han caracterizado en un tono más solemne a presidentes como Nixon -es el caso de Anthony Hopkins y también de Kevin Spacey-; Lindon B. Johnson -a quien dio vida Woody Harrelson-; Abraham Lincoln -con el excelso Daniel Day-Lewis-; John Addams -de la mano de Paul Giamatti-; Harry Truman -con la breve aunque significativa caracterización de Gary Oldman en “Oppenheimer”-; y George W. Bush -en la polémica película de Oliver Stone donde el personaje es encarnado por Josh Brolin.

Harrison Ford no podía faltar en la lista de actores que han fungido como presidentes de EEUU en algún momento crítico, lo que da pie a una trama de acción. En este sentido, “Air Force One” o “Avión presidencial” es la película de 1997 en que Ford es el presidente de EEUU quien viaja a Rusia con su familia y parte de su gabinete luego de que ambos países desarrollaran un operativo para evitar que un grupo terrorista se apoderara de las armas nucleares rusas. Sin embargo, cuando el presidente debe salir de Rusia de regreso a EEUU, un terrorista (Gary Oldman), secuestra al avión con la familia del mandatario, si bien este logra escapar y salir avante. El tema de los presidentes héroes también aflora en “Día de la independencia”, película de 1996 cuando el mandatario Thomas Whitemore (Bill Pullman) encabeza los ataques dirigidos contra los extraterrestres que atacan la Tierra y amenazan con extinguir a los humanos.

La sátira no escapa al principal inquilino de la Casa Blanca y en “Marcianos al ataque”, película de Tim Burton de 1996 -mismo año en que apareció “Día de la independencia”-, los marcianos llegan a la Tierra y matan por diversión a todos los gobernantes y personas que se crucen por su camino. La fórmula para enfrentarlos la encuentra un joven quien se da cuenta de que cuando los marcianos escuchan la canción “Indian Love Call” de Slim Whitman, mueren al explotarles la cabeza. Entre las víctimas de los traviesos marcianos figura el presidente James Dale (Jack Nicholson) y la primera dama, Marsha Dale (Glenn Close).

En fin, que sobre los presidentes de Estados Unidos hay tantas tramas y narrativas como Hollywood y los tiempos políticos lo decidan. Algunos son presentados como súper héroes, otros como mártires, otros como enfermos de poder y otros más como estúpidos. La realidad es que hay público para todos ellos y más, pero aun ahora sigue pareciendo lejano el día en que desde la ficción figuren de manera prominente las mujeres presidentas, o una mujer latina o integrantes de la comunidad LGBTQ+ en ese cargo. En lo que hace a mujeres presidentas, tal vez el tema incluso desaparezca por un tiempo, luego de los fracasos de Hillary Clinton y Kamala Harris. Claro que otros países pueden contar historias distintas, aunque sin el atractivo y poder mediático de Hollywood, no se sabe qué tanto podrían trascender.

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