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La exoneración de Donald Trump —totalmente predecible, dado su dominio del Senado— hace del impeachment un mero activo electoral para los siguiente comicios: los demócratas insistirán en que Trump injustamente se libró de la destitución, mientras el republicano machacará que la estrategia fue inútil y se investirá de Julio César triunfante.

Y es precisamente ese carácter de líder político que hace lo ilegal, pero con respaldo popular, lo que puede convertir al fallido impeachment en el Rubicón personal del Agente Naranja: ¿someter a Trump a ese procedimiento, cuando era claro que no había los votos para sancionarlo, lo hizo políticamente indestructible? ¿Los demócratas se dieron un balazo en el pie con esa iniciativa?

Getty Images

Nancy Pelosi, Joe Biden e incluso Bernie Sanders podrán alegar que Trump era culpable, pero a los ojos de un electorado switcher, que sigue sin favorecer al partido progresista, parecerá otro intento fracasado de tumbar a un presidente que les ha ganado casi todas. Para el votante duro, el sentido del sufragio ya está decidido, pero la masa intermedia puede ver a los demócratas como una manga de incompetentes que no merecen gobernar.

A este escenario adverso no abona la radicalización de los “nuevos valores” del partido demócrata. Los switchers no tienen motivos para respaldar las visiones más socialistas en ese instituto, como la de Alexandria Ocasio-Cortez, quien mostró un pobre juicio al decidir no acudir al discurso del estado de la Unión: si los demócratas apostaban a la victoria simbólica, moral, en el impeachment, el discurso de Trump era el espacio idóneo para cuestionarlo y exhibirlo. En lugar de hacerlo, lo más notorio que hicieron los demócratas fue el desplante de Pelosi, al romper un ejemplar del texto presidencial.

Debe recalcarse algo: Trump es lo peor que le ha pasado a la democracia estadounidense desde que Richard Nixon ocupó el cargo… pero ha demostrado mucha más inteligencia y mejor estrategia que sus adversarios. A los demócratas les urge un táctico de campaña que efectivamente capitalice el desaseo republicano en el impeachment, de lo contrario, las conductas de Pelosi y sus partisanos habrán pavimentado el camino de Trump a un segundo periodo en la Casa Blanca.

Autor

  • Óscar Constantino Gutierrez

    Doctor en Derecho por la Universidad San Pablo CEU de Madrid y catedrático universitario. Consultor en políticas públicas, contratos, Derecho Constitucional, Derecho de la Información y Derecho Administrativo.

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