El trabajo de Carlos Loret de Mola es contundente. En su programa de YouTube informa que el patrimonio inmobiliario de la familia Sandoval-Ackerman es de 60 millones de pesos, en valor real de mercado, y esa cantidad es cinco veces más de lo que el matrimonio informa en su declaración patrimonial. La ahora titular de la Función Pública y el investigador de la UNAM adquirieron cinco casas en nueve años y pagaron al contado.
De dónde obtuvieron tales recursos la señora Irma Eréndira Sandoval y John Ackerman es una pregunta legítima que, incluso, en aras de la transparencia ellos mismos debieran decir de cara a la sociedad, sin dejar duda no sólo porque ellos mismos están entre los personajes más destacados del gobierno sino porque las propias funciones de la señora Sandoval van orientadas a combatir la corrupción. Ella misma, hay que recordarlo, se encargó de investigar las propiedades del titular de la CFE, Manuel Bartlett Díaz.
Además de esclarecer la compra de esas casas y explicar por qué no están en su declaración patrimonial, Irma Eréndira Sandoval y John Ackerman deben aclarar cómo y por qué les fue cedido un terreno de 253 metros cuadrados en 2007 por gobierno del Distrito Federal de ese año.
La lucha contra la corrupción y en favor de la honestidad ha sido una bandera del presidente y una de las ofertas políticas más seductoras para la sociedad (a la que él llama “pueblo”), y por eso es de la mayor importancia que se esclarezcan estas presuntas irregularidades. El jefe del Ejecutivo y los aludidos, tienen la palabra.