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Quienes son o sienten ser de izquierda y creen que no pueden votar contra Morena en las ciudades y distritos poblanos están muy confundidos. Yo no soy partidista, no quiero ni necesito decirle a la gente lo que quiere oír y le digo lo que no ha pensado. Muchos se están engañando o los están engañando. Razones:

1) López Obrador no es de izquierda. Cuando dicen que sí lo es porque “da pensión a los viejitos” se olvida que el programa federal de pensión para adultos mayores existía antes del gobierno de López Obrador, es decir, existía desde “el periodo neoliberal” que ataca el mismo AMLO (esto significa que Hernán Gómez Bruera y otros no entienden que ése y más programas pueden hacerse sin que el presidente sea de izquierda). Se olvida también que fue el gobierno obradorista el que subió el monto de la pensión pero aumentando la edad del beneficiario de 65 a 68 años. Sólo hasta 2021 volvió a bajar la edad –a la de la época neoliberal-, principalmente por motivos electorales. No piensan que frente al inicio de su gobierno López Obrador tuvo dos opciones, cancelar el aeropuerto o hacer una reforma fiscal progresista; una era un mensaje de poder político entre personal y presidencialista, la otra era una política de justicia redistributiva, y ya sabemos qué escogió (esto significa que es falso que AMLO conserve elementos neoliberales sólo para conservar la estabilidad política, pues la cancelación era y fue crear conflicto). He escrito mucho sobre la falsa izquierda de López Obrador, no me extenderé más. Resumo: es autoritario de tipo priista, clientelista, populista y religioso.

2) Morena tampoco es en sí un partido de izquierda. Eso es un rótulo y una leyenda. El partido incluye varios tipos de izquierdistas pero también a muchos priistas, panistas y ex panistas, conservadores de todas clases y a un sinnúmero de simples oportunistas y corruptos. El capítulo de Morena en Puebla no es excepción.

Seguidores de AMLO
Fotografía: Getty Images

3) La única representante progresista de la actual Legislatura poblana es la diputada Rocío García Olmedo, que no es de Morena sino del PRI (lo que no quiere decir que el PRI sea progresista). Ningún diputado, ninguna diputada de Morena-Puebla es verdaderamente progresista.

4) El líder de Morena en esta Legislatura fue, la mayor parte del tiempo, Gabriel Biestro, y este diputado hizo todo lo que pudo para que no se aprobara la legalización del aborto. Aun más: hizo todo lo que pudo para que ni siquiera se votara sobre el tema. En los hechos, Biestro fue uno de los opositores a dicha legalización. Porque quería ser alcalde de la ciudad de Puebla y “pensaba” –muy abigarradamente- en quedar bien con ese bloque de la imaginación morenista que son “los conservadores”. Pero traicionó al progresismo con tal facilidad que la mejor conclusión es que Biestro no es un político progresista, es un político cualquiera, al que no le importan las medidas progresistas sino escalar el poder –tuvo poder para legislar progresistamente y no lo hizo.

Si un Congreso local controlado por Morena fue lo mismo para la agenda pro-derechos y libertades que uno controlado por el PAN, entonces, ¿por qué premiar al obradorismo en vez de repartir más el poder y fortalecer los contrapesos al gobernador? Es lo mismo que hay que hacer sobre el presidente.

5) Claudia Rivera, la candidata de Morena a la alcaldía de la capital poblana, no ha destacado por su progresismo. Dicha la verdad, no ha destacado en nada, salvo en torpeza e incompetencia. Votar para que Rivera gane la reelección no tiene justificación, ni de izquierda ni (pro)democrática.

6) Luis Miguel Barbosa, gobernador morenista del estado de Puebla, no ha hecho nada desde la izquierda. O nada que sea importante o trascendental. Se ha limitado a administrar su poder y a buscar aumentar su poder –el de él, nada más.

Esta elección no es de izquierda contra derecha. Creerlo es dejarse llevar por inercias o comprar retóricas. La elección, en México y en Puebla, es a favor de la democracia o el autoritarismo. No es que la coalición “Va por México” esté llena de demócratas, es que la coalición obradorista significa un proyecto autoritario declarado con eufemismos: para ellos se trata de dar más poder a un presidente que no quiere controles democráticos, que quiere concentrar más poder, que desea ser como los presidentes de la época del PRI hegemónico, mientras habla y habla y habla de ya sabes qué…

Votar contra Morena en Puebla no es votar contra la izquierda. Es contribuir a que los partidos se anulen entre sí contra el presidencialismo excesivo y abusivo; es castigar a los hipócritas e incompetentes de hoy. Votar por Morena es votar por otros conservadores, pero farsantes y malos gobernantes. Votar por Morena es votar contra la supervivencia de la democracia. Si se es demócrata se entiende que el presidente debe tener menos poder del que pretende. Quien es de izquierda y democrático puede votar tranquilamente contra Morena.

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