El tema del Proyecto BOA debe llamar más a la reflexión y a la unión de los demócratas mexicanos, que a la risa: es la perversidad rudísima de un gobierno enfrascado en cortar los últimos flecos que le restan para completar la hegemonía de un solo hombre.
Porque fue el propio gobierno quien difundió una noticia falsa de manera deliberada, para hacer saber que tiene en la mira de su poder preponderante a las últimas instituciones, agrupaciones, funcionarios y ciudadanos que no le hacen genuflexión.
Es mensaje es de terror y no de jolgorio: al gobierno le preocupa que todavía existan, especialmente, una autoridad administrativa electoral independiente, como el INE; y una autoridad electoral judicial, como el Tribunal Electoral, ahí incluidos.
Se sabe, por el conteo del doctor Luis Estrada, que el jefe del Ejecutivo hace 71.6 “afirmaciones no verdaderas” en cada mañanera, pero, con esto del BOA, el gobierno admitió que difundió un documento cuya autenticidad desconoce.
Es el culmen de un vandalismo en la comunicación oficial que ya dejó de respetar cualquier límite, como demuestra el tuit de la vocería del gobierno:
El pdte. difundió un documento llegado a Palacio (cuyo origen y autenticidad desconocemos) que propone la conformación de un bloque opositor para arrebatar la presidencia en el 2021, en el que participan partidos, empresarios, medios, intelectuales, periodistas.
Aunque, instalado en el cómodo asidero de controlar un canal de comunicación sólo de ida, sin aceptar la vuelta, el presidente cometió ayer un desliz que le va a restar mucho crédito a la palabra, sumar burlas sin contención… y volverse en su contra.
Porque, en una administración reacia al talento (y todo que pueda ser bien ejecutado), a la hechura del BOA se le ven tanto las costuras del gobierno, que pareciera que a sus creadores los persigue la inteligencia… pero ellos son más rápidos.
Por lo pronto, esta inadvertencia del gobierno unió ayer, por primera vez, en su contra a un frente amplio integrado por la Iniciativa Privada, los gobernadores del PAN y uno del PRD, al PRI nacional y a un sector numeroso de la opinión pública.
Pero no deja de ser lamentable que la campaña electoral del partido gobernante, para el proceso de 2021 , sea llevada desde Palacio Nacional con tácticas de callejón que demeritan la investidura, que tanto asegura el presidente que cuida con celo.
Es un aviso a la oposición para que enfrente esas tácticas con campañas informadas que revelen el estado en que se encuentra México a menos de dos años de “cuarta transformación”, con más de mil personas que entran por hora a situación de pobreza.
Eso es México hoy: un país cada día más deteriorado.
Atrapado entre la tragedia y el sainete.