Esta semana va a ser quizá la más difícil desde que la caravana migrante salió desde diferentes países centroamericanos. No pareciera que vayan a tener grandes problemas en su estancia en la CDMX. Más bien todo apunta a que en la capital va a ser donde puedan encontrar momentos de paz y ánimo en su largo viaje.
El tema está en la política. Las elecciones de mañana en EUA tienen a los migrantes como uno de sus grandes focos. De esto se ha encargado Donald Trump. No han sido solamente sus intimidatorios y groseros tuits, a esto se suman las acciones que ha tomado para enfrentar “la amenaza migratoria”.
El despliegue militar de 5 mil 200 soldados a la frontera sur estadounidense no sólo es un acto agresivo y racista contra los migrantes, también lo es para nuestro propio país.
Para Trump todos los migrantes son iguales, tratándose del sur de su país. Lo que está haciendo es un acto inamistoso que más vale que los gobiernos saliente y entrante sepan leer y entender.
López Obrador ha enviado dos mensajes importantes. Por un lado, ofreció empleos a los migrantes en nuestro país, no dijo cómo lo va hacer, pero lo ofreció. El hecho pudo haber alentado a algunos migrantes a intentar quedarse en el país; esto sólo se podrá saber al paso de los meses.
Lo cierto es que fue un mensaje solidario que tiene mucho que ver con la importancia que le está concediendo el Presidente electo a las adversidades que se viven en el sur del país. La idea, suponemos, sería la creación de empresas en la zona, a lo que se debe sumar el controvertido tema del Tren Maya, el cual no está del todo definido.
El otro mensaje es la designación de Tonatiuh Guillén como el próximo director del Instituto Nacional de Migración (INM), es un especialista conocedor, destacado y sensible.
Sin embargo, López Obrador no ha dicho más sobre el tema. Por su parte, el gobierno de Peña Nieto ha tratado de enderezar sus primeras acciones, las cuales fueron confusas y amenazantes.
La situación está empezando a rebasar a gobiernos y migrantes. Éstos han dejado de ver la importancia que tiene el estar unidos. La unidad fue lo que los hizo visibles y fuertes; pareciera que la
desesperación los está llevando a pretender resolver sus problemas de manera aislada. La llegada desde el sábado de muchos de ellos a la CDMX manifiesta divisiones para lo que les viene y van a debitarlos seriamente.
El lío es de todos. No se ve que los migrantes vayan a cambiar de planes, quieren llegar a EUA y van a hacer todo lo que esté a su alcance para lograrlo. Hay que ir considerando lo que pueda pasar en los próximos días en la frontera norte del país.
Las amenazas de Trump se pueden cumplir. Por más que el presidente diga que lo malentendieron, claramente estableció que si los migrantes lanzan piedras los soldados lanzarán balas. El estadounidense sabe que se juega mucho en las elecciones de mañana, y con tal de ganar va a tratar de exacerbar los ánimos al máximo con el tema migratorio y las caravanas.
Es el momento para redefinir la política migratoria. Si bien no es esta la primera gran caravana que cruza nuestro país, si está claro que, por la forma en que se está dando y lo que ha provocado, obliga a replantearse muchas de las políticas y estrategias en materia migratoria.
Las caravanas son un asunto de largo plazo, no se ve cómo pueda resolverse en lo inmediato. El problema va ser uno de los que va a tener en la mesa López Obrador en cuanto tome posesión.
Lo que no debemos de dejar de hacer estos días es ayudar y ser solidarios. Lo que puede pasar en la frontera norte es de alto riego, más bien altísimo.
RESQUICIOS.
El muy comentado artículo de portada de Proceso debe ser visto como parte del análisis periodístico de una revista que hace periodismo sin concesiones, guste o no. No puede ser ejemplo de periodismo sólo cuando nos simpatiza. El artículo más bien parece ser un llamado de atención.
Este artículo fue publicado en La Razón el 5 de noviembre de 2018, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.