Apenas habían transcurrido unas horas de que la consulta ciudadana finalizó, el domingo 1 de agosto, y el presidente de la República ya estaba anunciando que para marzo del 2022 nuevamente se consultará a la ciudadanía, esta vez usando otro mecanismo de participación popular, la revocación de mandato, lo cual funcionará como el pretexto perfecto para que el jefe del ejecutivo recorra el país a lo largo y ancho, en lo que sabe hacer mejor: estar en campaña.
De esta manera, el presidente y su partido seguirán vendiendo el discurso de que son demócratas y escuchan a la gente, aunque paralelamente hagan oídos sordos a demandas urgentes, como la compra de medicamentos para menores con cáncer, la atención a mujeres con la misma enfermedad, posponer el regreso a clases, y modificar la política de atención al Covid-19.
Si de verdad este gobierno y su partido quisieran usar las figuras de la democracia participativa, los temas a consultar deberían atender al interés real del ciudadano de a pie, y no al capricho de quien gobierna y es seguido incondicionalmente por un partido político. Nadie se opone a utilizar esos instrumentos, —de los que el PRD ha sido promotor desde hace décadas—, pero sin trampas, porque nadie nos ha consultado, por ejemplo, si queremos malgastar el presupuesto público en posponer obras millonarias, o si respaldamos proyectos que solo dañan el medio ambiente.
En Inglaterra y Chile se ha consultado a la gente, y gracias a ello los ingleses salieron de la Comunidad Europea y los chilenos tendrán una nueva constitución. En ninguno de estos casos los temas eran un señuelo de quienes se encuentran en el ejecutivo, sino cuestiones que en realidad interesaban a la población en general.

Hoy nos insisten en que el año próximo se consultará al pueblo respecto a si desea que el primer mandatario siga en el poder, olvidando que la ley es muy clara en cuanto el período para el que es electo un presidente. La 4T ha encontrado la manera de utilizar las figuras de la participación ciudadana como un excelente distractor, y por eso no las dejará de utilizar.
Ahora que vemos al presidente adelantando la sucesión presidencial, el pésimo manejo que ha hecho de la pandemia, los severos problemas económicos, la inseguridad que no logra contener, el desempleo, la falta de medicamentos y las ineficiencias de su gobierno, pareciera que convocar a la revocación de mandato es una estrategia para seguir haciendo politiquería y no centrarse en lo más importante, que es resolver los problemas de este país, tan lastimado por las decisiones tomadas en los últimos tres años.
Lo que sigue ahora es justificar el despilfarro que dicho ejercicio traerá. El INE ya anunció que al menos se requerirían mil millones de pesos, dinero que, hoy, México no tiene para desviarlo en caprichos, hacerlo, en las actuales circunstancias sería incurrir en prácticas criminales.
Hace unos días, el presidente del INE, Lorenzo Córdoba, explicó en una entrevista que por ahora no hay condiciones para simplemente pensar en que ese ejercicio se realizara. No existe un reglamento que lo sustente —aunque ahora lo quieren sacar fast track—; no hay una petición formal de nadie, y difícilmente se tendrá el presupuesto necesario.
Así las cosas, los diputados de la alianza Va por México cumplirán una función fundamental para cuidar que el presupuesto 2022 se use en lo que en verdad se requiere, y no en los caprichos de quien gobierna. Estamos seguros de que las y los próximos legisladores no permitirán que se siga jugando con la salud y los temas que realmente son de interés de los ciudadanos y ciudadanas.