Cada quien le da la lectura que le conviene a la encuesta del INE. En función de todo lo que se ha dicho queda claro que unos tratan de justificarla y para otros es la confirmación del apoyo ciudadano a la propuesta sin preguntarse por los pormenores de la misma.
En Morena poco falta para que digan algo así como “gracias por favores recibidos”, ayer se pidió que renuncie el director de Comunicación Social del INE.
Como era de esperarse la encuesta le ha servido al Presidente para arremeter de nuevo contra el Instituto. Calificó a Lorenzo Córdova como alguien que da “pena ajena”, al tiempo que se fue también contra los “oligarcas” del instituto y quienes lo defienden.
La encuesta es ya un instrumento para arremeter contra el INE. Estos días ha quedado claro que más que hablar de las bondades que pudiera tener la propuesta presidencial, el objetivo es colocarlo en el centro para desacreditarlo, como se ha venido haciendo desde hace tiempo.
Para el Presidente el instituto es prescindible. Nunca ha quedado en claro qué hay detrás de sus críticas al INE. No se sabe si lo encuentra como un instrumento inútil para los procesos electorales, lo cual choca con la realidad, o que no olvida el 2006, lo cual no ofrece elementos tajantes para la crítica, porque por la forma en que se dieron las elecciones los problemas reales que definieron el proceso no pasaron por el INE.
El camino de los críticos del INE se pudo haber allanado con la desafortunada encuesta y con las interpretaciones sobre ella. No sólo se trata de la visión del Presidente, muchos de sus furibundos seguidores han seguido la línea del tabasqueño y se han dedicado a despotricar contra el árbitro electoral.
El INE se ha quedado a la mitad, porque por más que ha tratado de explicar el proceso que siguió con la encuesta tiene algunos huecos; porque con voluntad se escucharían sus razones; porque ha servido para fortalecer lo que quiere hacer el Presidente de la mano de sus seguidores; y también porque los resultados de la encuesta, como decíamos ayer, le viene como “anillo al dedo”.
El INE se quedó bajo un escenario complicado que quizás bajo otras condiciones de país las cosas podrían ser vistas con ánimos e interpretaciones distintas.
Estamos en medio de una gran disputa en la que cualquier error, por pequeño que sea, entra en los terrenos de la sobredimensión.
La encuesta del INE es parque puro para el Presidente y sus seguidores, les sirve para la crítica por más que haya explicaciones. No se quiere escuchar, porque al hacerlo, surgen razones que podrían chocar con las propuestas que está haciendo el Presidente.
Son de nuevo los términos de todo o nada. Es imaginar que no hay justos medios y que pasará por alto que muchas cosas tienen diversas maneras de verse y que no por ello se convierten en confrontaciones con el Presidente.
Pensar distinto es construir democracia y pluralidad. Si seguimos bajo la premisa de que todo es culpa del pasado se omite la autocrítica y de alguna manera se evita la evaluación de estos cuatro años que ya son parte de nuestra historia y de la responsabilidad del Presidente y su proyecto.
Si al final se quiere usar a la encuesta como una prueba de la necesidad de cambiar al INE, cualquier problema que surja o vaya a surgir en el instituto, por pequeño que sea, será suficiente para desacreditarlo y aventarle la maquinaria.
La Reforma Electoral debiera ser parte de un debate de alta política, de una genuina convicción de entendimientos en la búsqueda de mejores condiciones democráticas para el país, el problema es que estamos trabados.
RESQUICIOS.
Desde hace mucho tiempo es un sin sentido el embargo de EU a Cuba. La nueva petición de México de que termine debiera ser asumida por la ONU. Lo importante sería también, que en el marco de la diplomacia y respeto a la Isla, se pusieran en la mesa una serie de temas que agobian a Cuba en materia de derechos humanos; es un gran momento para ello.
Este artículo fue publicado en La Razón el 04 de noviembre de 2022. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.