La futura política exterior de Javier Milei

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Ríos de tinta corren en todas las redacciones tras la victoria, en el balotaje del 19 de noviembre, del ultraderechista Javier Milei, quien el 10 de diciembre próximo será investido como presidente de Argentina. Se anticipan cambios profundos en la política interna y exterior del país, dependiendo ello de la manera en que Milei negocie y con quiénes. No es ningún secreto que el apoyo del macrismo fue crucial para su victoria y que se esperan recompensas a Macri y los suyos. Sin embargo, Milei no podrá dejar de mirar al peronismo, a los radicales y a los gobernadores provinciales puesto que los márgenes de maniobra que tiene no son, después de todo, tan amplios.

En lo económico se anticipan privatizaciones, reducción de ministerios y también de programas sociales que seguramente conllevarán protestas que podrían tornarse violentas. El controvertido tema de la dolarización, tan mencionado en su campaña, hoy es motivo de mesura, si bien en su equipo figuran artífices e ideólogos de la misma y que han autorado el libro “Dolarización: una solución para la Argentina.” Dado que el líder del partido libertario señala que no habrá lugar a la gradualidad, pareciera como si se avecinara una terapia de shock que, se espera, no termine por aniquilar al paciente.

Mientras eso sucede, la política exterior del nuevo gobierno se perfila compleja. Con la designación de Diana Mondino al frente de la cancillería, se producirán fuertes fricciones con países latinoamericanos y también de otras regiones. Ella procede del mundo de los negocios y del sector privado y no es diplomática de carrera. Mondino ha tenido en meses precedentes comentarios que critican a Gabriel Boric de Chile, a Lula Da Silva de Brasil, a Gustavo Petro de Colombia y, en general, a todos los gobiernos de izquierda en América Latina. En un tuit en 20222, cuando Petro ganó las elecciones presidenciales en Colombia, Mondino aseveró “Pobres nosotros los latinoamericanos. En Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Perú, México, Nicaragua, Honduras, Venezuela y ahora Colombia no logramos entender que el socialismo no es la solución, sino el problema.” Mondino también ha señalado que las Malvinas deberían tener un régimen compartido entre Argentina y el Reino Unido. Al respecto, la cancillería británica al felicitar a Milei por su triunfo también dijo que el tema Malvinas, al menos para Londres, ya era un asunto finiquitado. Mondina se ha caracterizado también por considerar a la comunidad LGTBIQ+ como piojos. “Si vos preferís no bañarte y estar lleno de piojos y es tu elección, listo, después no te quejes si hay alguien que no le gusta que tengas piojos” expresó en un programa de televisión.

Volviendo a Milei, cuando Boric se alzó con la victoria en las elecciones presidenciales de Chile, ni tardo ni perezoso afirmó que los chilenos tomaron una decisión espantosa y destinó varios tuits para denostar al nuevo residente de la Casa de la Moneda. 

Pero eso no es todo. De entrada, Milei apunta a una estrecha relación con Estados Unidos e Israel y a trasladar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, como hiciera Donald Trump durante su presidencia. Por lo mismo, ha criticado duramente la ruptura de relaciones diplomáticas entre Bolivia e Israel en el marco del conflicto entre éste y Hamas en la Franja de Gaza. 

Además de anticipar que retiraría a Argentina del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y del Grupo BRICS al que fue admitido en la reciente cumbre celebrada en Johannesburgo -y que se haría efectiva en enero del próximo año-, Milei se refirió en campaña al presidente de Brasil, Lula Da Silva como “corrupto” y “comunista” negando cualquier posibilidad de diálogo con él -lo que explica por qué el mandatario brasileño despachó asesores para apoyar la campaña de Sergio Massa en pleno proceso electoral en Argentina. También Lula dijo que no asistirá a la asunción de Milei el 10 de diciembre próximo, por haberlo insultado. 

Con una beligerancia similar Milei aseguró que rompería con la RP China y Rusia, toda vez que sus aliados serían, además de Washington y Tel Aviv, el mundo libre. Ni siquiera el Papa Francisco ha escapado a los insultos de Milei quien lo calificó como “el representante del mal en la Tierra” si bien reculó y ofreció que, si viajara a Argentina, lo recibiría como jefe de Estado. En referencia a la RP China, ha calificado a ese país de “asesino.”

En Rusia, las autoridades saludaron el resultado de los comicios en Argentina, si bien el gobierno de Vladímir Putin señaló que estará atento a las acciones que emprenda Milei en sus relaciones con Moscú. En el caso de Beijing, la cancillería felicitó a Milei por su victoria y se dijo lista para trabajar con su gobierno. El presidente Volodymir Zelensky de Ucrania se mostró entusiasmado con la victoria de Milei, quien ha ventilado su apoyo a Kiev y su condena a Rusia.

Otras felicitaciones llegaron de parte de la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva quien no dejó pasar la oportunidad para recordar al presidente electo que será necesario trabajar a favor de la estabilidad macroeconómica en el país sudamericano. 

Como era de esperar, Donald Trump y Jair Bolsonaro se mostraron satisfechos con la victoria de Milei, en tanto el magnate Elon Musk, también manifestó sus parabienes al presidente electo. De hecho, Bolsonaro asustirá a la asunción de Milei el próximo 10 de diciembre. En América Latina, las reacciones han sido menos jubilosas, especialmente por el anti-izquierdismo de Milei. Así, el presidente de Chile felicitó a los argentinos por la jornada electoral y expresó que su gobierno trabajará con Argentina, en un tono diplomático muy correcto, pero frío. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue menos cordial y afirmó “La extrema derecha ganó en Argentina. Es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina, pero veremos”, lo que llevó a que su homólogo en El Salvador, Nayib Bukele, en un tuit comentara a Petro “Ahora dilo sin llorar.” Más crítico fue el presidente venezolano Nicolás Maduro quien tajante aseveró que “hubo elecciones presidenciales y, como ya se preveía por las encuestas, ganó la extrema derecha neonazi en Argentina. Es una extrema derecha que viene con un proyecto colonial para la Argentina, pero que pretende liderar un proyecto colonial para toda América Latina y el Caribe” y comparó a Milei con dictadores como Pinochet y Videla. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador calificó a Milei de “facho” o fascista, si bien la cancillería mexicana felicitó al argentino por su victoria. 

Con esta polarización que Milei ha propiciado, vale la pena reflexionar sobre las consecuencias que tendrá su victoria en la política latinoamericana y sobre las razones de que su narrativa y posturas económicas, políticas y en materia social lo hayan encumbrado en Argentina. En entornos de creciente polarización, lo logrado por Milei fortalece a las derechas y ultraderechas. Porque así como ha dividido a los latinoamericanos entre quienes lo felicitan y los que lo repudian, así también ha sembrado la semilla que podría germinar en políticos conservadores de ultra derecha, mesiánicos, capaces de prometer soluciones mágicas a problemas complejos, agravando la desigual distribución de la riqueza, la sustentabilidad ambiental y la protección de los sectores más desfavorecidos.

Si bien Milei tiene empatía con el neoliberalismo de su benefactor Macri, hay una diferencia fundamental entre ambos. Para el neoliberalismo, el Estado debe reducirse, más no desaparecer. Para Milei y su planteamiento libertario, el Estado debería dejar de ser un actor prominente en la economía la que, a su vez, tendría que sufrir una transformación radical, dejando al sector privado y a los individuos la iniciativa y el control. Se trata de una suerte de anarcocapitalismo. Es una expresión más de la crisis de la democracia liberal y de las instituciones, por más que Milei se haya valido de ellas para llegar al poder. Y es una alerta respecto a lo que se puede venir en los siguientes meses y años en América Latina y Estados Unidos -y también en otras regiones. 

Entre las propuestas más anticipadas por Milei, como la desaparición de ministerios y de los programas sociales, se anticipa que beneficiarán a algunos y seguramente perjudicarán a quienes hoy se encuentran marginados. Macri es partidario de la gradualidad pero Milei no, y el problema es qué tan rápido podrá adaptarse la sociedad argentina a los radicales cambios que anticipa el hoy presidente electo. No se descarta que pudieran producirse diferencias entre Macri y Milei, quien, carente de experiencia política, requiere de aquel y de quienes tienen en su hoja de vida la gestión de políticas públicas y económicas y que formarán parte de su gabinete. La experiencia señala que es relativamente sencillo ser candidato y cuestionarlo todo, y que otra cosa es ser gobernante y tener que trabajar con lo que hay. Ya se verá si Milei suaviza su histrionismo, su trato déspota y su narrativa incendiaria y se preocupa más por construir que por destruir. ¿Cambiará Milei a Argentina o Argentina cambiará a Milei? Y ¿a qué costo? Al tiempo. 

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