domingo 07 julio 2024

La hora negra

por Tere Vale

A veces, la vida parece una gran sucesión de decepciones. Creemos en algo o en alguien, apoyamos una causa o una propuesta e inesperadamente se produce en nosotros una emoción triste y dolorosa cuando no se cumplen nuestras expectativas. Estamos esperando algo, hemos depositado en ello todas nuestras ilusiones y, por una cosa o por otra, esto no sucede o pasa de tal forma que nos sentimos defraudados. Generalmente la decepción conlleva sentirnos engañados, frustrados y hasta enojados por no ver cumplidos nuestros anhelos.

Creo que en México muchos nos sentimos exactamente así.

Por una parte, están los arrepentidos de haber votado por López Obrador, quienes de buena fe o con un exceso de ingenuidad confiaron en una persona que presumía iba a cambiar muchos de los errores que habían cometido PRI y PAN en el poder. Este señor decía que iba a acabar con la corrupción y la inseguridad, regresaría a los militares a los cuarteles, fortalecería el respeto a las libertades y a los derechos humanos. Es más, se jactaba de que habría un respeto absoluto a la ley, se acabaría al fin con la impunidad y se respetaría más que nunca la división de poderes. Bueno… yo nunca le creí, pero muchos lo hicieron y ahora sufren por ello y todos padecemos.

Los otros decepcionados son los que pensaron que en la Alianza y con tres partidos de oposición unidos, más una buena cantidad de agrupaciones ciudadanas sumadas a este esfuerzo, se lograría una candidatura presidencial fuerte, capaz de hacer frente a la embestida arbitraria y tramposa de MORENA. 

Me parece que estamos lejos de ello. En este caso, no por falta de talento en la mayoría de los aspirantes. Personas como Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Santiago Creel, José Angel Gurría y muchos más, políticos inteligentes y experimentados que están dispuestos a participar con lo mejor de ellos mismos; ahí hay mucha experiencia, pero desafortunadamente con los dirigentes que cuentan PRI, PAN y PRD las cosas se ven muy alejadas de lo que necesitamos para salir adelante. En el PRI, nos topamos con un personaje oscuro y ambicioso que está poniendo por encima de lo que necesita el país su supervivencia política. 

Muchos dicen que la cola que ostenta es muy larga y por las cosas que ha hecho (sus abracitos cariñosos con Adán Augusto) se puede suponer que tiene mucho miedo de que se la pisen y mejor se porta obediente y bien. En esas está lo que queda del otrora partido hegemónico. En el caso de Marko Cortés, está (como todos, eso sí) aferradísimo al puesto e incluso sus compañeros de partido lo ven sin la capacidad, experiencia y liderazgo para poder salir delante de este enorme reto. Pero ahí sigue y seguirá mientras sus militantes se hagan de la vista gorda y lo toleren.

En cuanto al eterno Jesús Zambrano, otro agarrado con uñas y dientes a su cargo, su partido en peligro de extinción nos habla de una probada falta de imaginación, frescura e ideas audaces (o fuera de la caja como se dice ahora) que hace que se vea improbable resucitar a un PRD al que casi le están dando los santos óleos. 

¿150 mil firmas solicitadas a cada uno de los aspirantes para poder competir? ¿Tres encuestas? ¿De qué se trata? ¿De hacer un proceso farragoso y lleno de obstáculos que dependa especialmente de la cantidad de recursos que cada aspirante pueda meter para lograr entrar en la contienda interna? ¿Esa es la transparente elección ciudadana que todos esperábamos? Desde luego para mi no. Comprendo a Germán Martinez y a Sergio Aguayo por no aceptar participar en este proceso.

Lo que si les puedo asegurar es que esta hora negra pasará, nada afortunadamente es para siempre. Contra las mentiras, la ineptitud generalizada y las ambiciones desbordadas, si los ciudadanos no nos damos por vencidos y seguimos luchando, se abrirá paso la democracia. Aguantemos.

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