Algunas de las decisiones que se han tomado recientemente han provocado una cada vez más inquietante relajación de la población ante la pandemia. El semáforo sigue siendo uno de los referentes, pero desde hace tiempo el vocero lo consideró en uno de sus desplantes como “intrascendente”.
De ser el instrumento que guiaba a los gobiernos y a los ciudadanos a entender cuál era el nivel de gravedad en que se encontraban las cosas, da la impresión de que se ha convertido en un referente menor en medio de una alerta mayor en la que de nuevo hemos entrado.
Al mismo tiempo las conferencias de prensa vespertinas fueron suspendidas. Era evidente que algo se tenía que hacer con ellas, pero el hecho de suspenderlas creó un estado de ánimo, porque en muchos casos se interpretó como parte de un proceso en el cual se estaba superando la crisis, lo cual es evidente que se está muy lejos de que así sea.
Si bien se fueron presentando evidencias de que no se podían mantener las conferencias de prensa porque se fueron desgastando y perdiendo vigencia, eran como fuere un espacio para conocer el estado de las cosas. El problema estaba en otra ventanilla porque las fueron convirtiendo en reductos para la ideologización y politización pasando a segundo plano la información y detalles de la pandemia.
Mucho tuvo que ver en esto el vocero, quien pasó de ser un científico a un funcionario que se dedicó a entrar en los terrenos de peleador callejero. Muy probablemente este proceso tenga que ver con lo que escucha o interpreta del Presidente. Hemos insistido en que tarde que temprano llegará el momento en que el subsecretario de Salud sea llamado a cuentas, las cuales hoy le son adversas.
No están lejos los días en que aseguró en que 60 mil personas fallecidas sería una “catástrofe”, hoy según especialistas de México y el mundo se habla de cerca de medio millón de personas de las cuales el 25% es personal de salud.
Un elemento más se nos ha aparecido estos días, la llamada tercera ola. El doctor Andreu Comas de la UASLP nos dijo que “muy probablemente lleva entre nosotros cerca de cinco semanas”. La OPS le ha pedido al gobierno “reforzar al máximo” las medidas sanitarias, a lo que se suma la alerta de diferentes especialistas en el país ante signos claros de contagios masivos.
Si bien por fortuna y por la eficacia de las vacunas hay menos fallecimientos, el incremento significativo de contagios y, por ende de hospitalizaciones, nos está metiendo en escenarios similares en esta materia a los que vivíamos hace un año. El problema se veía venir y de nuevo se dejó llegar, las consecuencias ya están entre nosotros.
Existe una parte en que el Gobierno tiene definitivas responsabilidades y debió acelerar al máximo las medidas sanitarias, también es cierto que buena parte de la agudización de los problemas pasa por nosotros, los ciudadanos.
Lo sucedido en Cancún hace pocos días está en estos terrenos. Un buen número de estudiantes preparatorianos de Puebla se fueron a celebrar el fin de cursos a un lugar en donde se han incrementado los contagios que manera incontrolable, estamos en un caso de responsabilidades compartidas.
Q. Roo es de los estados en donde ha entrado de manera severa la tercera ola, a pesar de esto nadie lo tomó en consideración, los jóvenes se fueron a la fiesta y por las noches se la pasaron en lugares cerrados. Las consecuencias llegaron, se reporta que hay al menos 19 contagiados algunos de ellos están en estado delicado.
De nuevo estamos en problemas delicados de los cuales no hemos salido y de los cuales tardaremos en salir.
RESQUICIOS
Hace bien Ricardo Monreal en manifestar su interés en ser candidato a la Presidencia. Lo que se ve difícil es que pueda alcanzar su objetivo porque con eso de que no está en la lista de ysq, con todo lo que esto puede significar, su panorama se ve definitivamente peliagudo.
Este artículo fue publicado en La Razón el 08 de julio de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.