lunes 01 julio 2024

El tren de la muerte y otras tragedias

por Karen Quiroga Anguiano

Las crisis que enfrenta un gobierno, por un fenómeno natural, un accidente, una obra mal supervisada o realizada, son momento propicio para saber el tamaño de quienes están al frente de la Ciudad o el país. Es en esos momentos que vemos su capacidad de reacción en lo técnico, en lo político, pero sobre todo en lo humano.

También en esos momentos queda muy claro cuando un gobierno carece de protocolos para atender crisis. Eso es evidente porque lo que sustituye a la estrategia es la improvisación, el caos, la falta de información y la ausencia de apoyo a las víctimas.

Eso es justo lo que vimos el lunes por la noche, cuando nos enteramos que una trabe de la Línea 12 del Metro se derrumbó y con ello decenas de personas resultaron lesionadas y muertas. La jefa de Gobierno y las autoridades de Protección Civil y Seguridad tardaron una hora en llegar a la zona de la tragedia. En ese lapso lo que hubo fue silencio y caos, haciendo más grande la angustia de muchas personas.

Reuters

Los medios comenzaron a reportar el terrible accidente menos de cinco minutos después de ocurrido, pero por parte de la autoridad nadie salió a decir nada hasta 60 minutos después y en los primeros reportes negaron la existencia de personas sin vida. Decenas de familias llegaron a la zona en busca de sus familiares y nadie les supo decir nada sobre ellos.

Poco a poco fue fluyendo la información, pero entonces algunas personas reportaban que sus familiares no aparecían. De nueva cuenta, nadie los atendió, orientó y menos dio contención. Eso, para un gobierno que se dice humanista y preocupado por la gente es un terrible error.

El caso de Giovani, el pequeño de 12 años que no aparecía y del que nos enteramos por redes sociales y medios de comunicación, fue el mejor reflejo del caos que enfrentaron los familiares de quienes estaban esa noche en el tren de la muerte de la llamada línea dorada.

Lo que vimos el lunes no sólo fue la ausencia de un protocolo, sino la completa falta de empatía y sensibilidad hacia las víctimas, actitud que se refrendó al día siguiente, cuando Claudia Sheinbaum anuncio que se hará una investigación a fondo pero también mantuvo en su cargo a la directora del Metro, Florencia Serranía, demostrando que la vida de los capitalinos no es importante para su gobierno.

El discurso que se dio a los usuarios del Metro y a la ciudadanía fue más político que técnico y humano: se hizo pensando en las encuestas y las preferencias electorales, en el futuro político y no en la tragedia que de golpe llegó al hogar de 25 familias.

Por todo eso esperamos una investigación donde se involucre a especialistas y vecinos, para evitar suspicacias, pero sobre todo confiamos en que se haga una reparación íntegra de daños a los afectados.

Después de todo, el accidente fue responsabilidad del gobierno y no debe quedar sólo en el pago de un seguro que de nada servirá a las familias de quienes ese día realizaron su último viaje.

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