Lo que debe seguir es legalizar la cannabis

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En medio de las reyertas diarias entre políticos (que ya parecen novelas por entregas) ayer se registró una noticia de impacto positivo para los ciudadanos: será penada con nueve años de cárcel la fabricación, venta, comercialización y distribución de cigarros pirata.


Estudios llevados al Senado por la Comisión Nacional contra las Adicciones demostraron que el 17 por ciento de los cigarros que se fuman en México son hechizos y fabricados con basura y heces, en lugar de picadura de tabaco. Así que, con pruebas en la mano, los senadores avalaron la sanción.


Según la evidencia científica, esos cigarrillos contienen, además, restos de alfombra, residuos de tejido humano, madera, paja y heces humanas y de perros, todo lo cual va directo a la sangre, después de que es inhalado el humo.


Es decir, quienes compran cigarros básicamente afuera de estaciones del Metro, en comercios informales, en universidades, fuman… basura; sin contar que quienes los adquieren en comercios formales también fuman… basura, con altísimas probabilidades de enfermar de cáncer.


La decisión de ayer del Senado es, sin género de dudas, un gran primer paso en la lucha contra el hábito de fumar. Así que el siguiente debería ser aprobar el uso de cannabis, que es una planta con propiedades industriales y medicinales.


Porque, hay que insistir, cannabis no es sinónimo de mariguana: cannabis es la planta, el arbusto; y mariguana es el preparado que se elabora a partir de flores, hojas y tallos pequeños de esa planta, que son casi siempre cigarros y son drogas dañinas.


Pero en la Cámara de Diputados se encuentran estancadas siete iniciativas para legislar el uso de cannabis y de mariguana, entre las cuales la más interesante es la del Jefe de Gobierno, Miguel Mancera, y del exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, presentada a través de la bancada del PRD.


Mancera y De la Fuente plantean el uso medicinal en el entendido de que hay que separar la cannabis medicinal de la mariguana con fines lúdicos o recreativos, pues esta última es una droga y potencialmente tiene efectos muy adversos.


Es decir, no se puede soslayar que la mariguana es perjudicial para la salud y que su legalización debe contemplar mecanismos estrictos de vigilancia para que los medicamentos con cannabis sean accesibles al público sólo si un médico los receta.


Sin embargo, su daño en la salud es potencialmente menor que los cigarros manufacturados con restos de alfombras, pellejos y heces de perros y humanos, ya que pueden provocar diferentes tipos de cánceres, esclerosis múltiple, convulsiones…


Por lo pronto, ya se movió el Senado. Falta la Cámara de Diputados. Puede empezar por destrabar las siete iniciativas sobre cannabis y mariguana.



Este artículo fue publicado en La Razón el 26 de abril de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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